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12

Saqué su mano de mi boca para poder hablar.

—¿Qué vienes hacer aquí?— traté de hablar lo más bajito que pude.

—Pasar la noche con mi esposa, ¿Hay algún problema con eso?

—Parece que las cosas no te quedaron claras, Akira.

—Es a ti que no te quedaron claras. Ya habíamos hablando de esto, lisa. ¿Crees que vas a salirte con la tuya, niña insolente?

—Estoy cansada. Ya no quiero seguir así.

—Tu no decides las cosas. Ya te advertí lo que pasaría si tratabas de dejarme. No creas que te dejaré hacer lo que te da la gana.

—Claro, pero ¿tú sí puedes? ¿Dónde mierda está el amor que prometiste, pendejo? Quieres que me quede contigo cuando lo único que haces es echarme a un lado. Te vas a revolcar con la primera puta que encuentras. ¿Con cuántas más te has acostado, Akira? ¿Así de mucho te importo?

—No sabes nada, tonta. No me acosté con ella y no he estado con más ninguna.

—Si no hubiera llegado en ese preciso momento, lo hubieras hecho. ¿Qué mierda pasa contigo? ¿Tú puedes hacer ese tipo de cosas y yo tengo prohibido molestarme? Estoy cansada de que cada vez que tenemos un maldito problema, tu forma de arreglarlos sea corriendo a los brazos de otra. ¿Te gustaría que lo hiciera yo?

—No digas tonterías. Jamás permitiría eso, primero te corto el cuello antes de que lo hagas.

—¿Tú sí puedes? No quiero seguir así, Akira. Todo a cambiado entre nosotros, ya no eres ese hombre que eras. El cariño, la atención, el amor, el sexo, todo ha cambiado. ¿No te has dado cuenta? Si ya no me amas dímelo de una puta vez, pero no me obligues a vivir de esta forma contigo, porque me duele.

—Eres muy estúpida. ¿Crees que estarías respirando si no sintiera algo por ti?

—Vaya forma de demostrarlo— dije, y se acomodó entre mis piernas.

—Es tu maldita culpa. Me rechazas cada vez que se te da la maldita gana, no me prestas atención como antes, me desprecias, me haces molestar, te has vuelto más necia, más estúpida, crees saberlo todo y para completar, me das la espalda dejándome, ¿Qué mierda te crees para dejarme así como así? Tal parece que fueras tú la que no me ama.

—Estoy frustrada, Akira. Desde que se te metió en la maldita cabeza tener un hijo todo se ha ido a la mierda. Tener un hijo se convirtió en tu maldito objetivo. Nuestra relación estaba bien, pero siempre que salíamos de las malditas citas, tu forma de ser cambiaba. Puedo entender que deseas tener más hijos, pero si no hemos podido es porque quizás no es el momento. Las malditas reglas, tu terquedad, tu egoísmo, la maldita monotonía acabó con todo. Antes éramos una pareja casi normal, éramos felices, pero desde que se te metió esa idea a la cabeza, no pensabas en nada más que en eso. Antes disfrutamos los dos del sexo, desde que empezamos los tratamientos, hasta el sexo se fue a la mierda. Antes éramos muy activos, no necesitábamos de tratamiento para nada, todo era espontáneo. ¿No te has dado cuenta que nuestra relación se ha ido destruyendo poco a poco? Te amo, pero no puedo estar tranquila con alguien que al tener un problema se aleja y me deja sola. ¿Crees que no duele que cada vez tengamos una discusión, te vayas a otra parte, no regreses a la casa, no me llamas y tampoco me respondas si lo hago, para completar buscas a otra mujer? ¿Crees que no me duele? Tus actitudes y tu forma de "arreglar las situaciones de pareja" son de lo peor. No voy a ser una maldita cornuda cada vez que se te dé la gana. Si ya no me amas y quieres estar con otras mujeres, lárgate con ellas a la mierda, pero no me obligues a quedarme a tu lado, porque no puedo.

—¿Esa es tu estúpida conclusión? Te dije que no vas a liberarte de mi fácilmente, lisa. Eres mi mujer y quieras o no vas a quedarte conmigo, si quieres un tiempo te lo puedo dar, pero voy a venir a reclamar lo que es mío. Me vas a cumplir como esposa y serás mía quieras o no. No sabes lo que me molesta que te niegues hacer el amor conmigo y mas me molesta que por tonterías como esa, quieras dejar todo hasta aquí. Tú no decides eso, corderito. Si quieres molestarte y odiarme mejor, pero no dejaré que te salgas con la tuya, niña necia. Te casaste conmigo dos veces, aún sabiendo como soy y si me conoces muy bien como dices, sabes que no dejaré las cosas así— subió su mano por mis piernas, hasta llegar a mi ropa interior. Ya era costumbre dormir con la pijama de una pieza, aún sin él dormir conmigo siempre me las pongo —. Tú me perteneces, todo de ti es únicamente mío y puedes llamarme egoísta, pero no me importa — quitó mi ropa interior  y la tiró a un lado para bajar el cierre de su pantalón —. Voy a callar esa estúpida boquita que ha dicho tanta estupidez hoy.

—Espera, Akira. ¿Está siempre es tu única forma de arreglar las cosas? Los niños están ahí al lado.

—Procura no gritar alto o despertarás a los niños, corderito— una sonrisa maliciosa se reflejó en su rostro—. Es muy tarde para darte cuenta, princesa. Este es tu castigo por provocarme. Quería llevarte a otro lugar, pero tú me trajiste aquí, es tarde para arrepentirte ahora— me penetró tan fuerte, que casi dejo escapar un gemido, tapé mi boca para no hacerlo, pero Akira las quitó.

—No quieras hacer trampa, preciosa— hace tiempo no lo hacía así, lo menos que pensé era que sería capaz de esto, aún estando en malos términos. Sus movimientos eran muy violentos  y muestra lo que está disfrutando al entrar en mi de esa forma, sabiendo que no puedo gritar. Era vergonzoso, pero a la ves me gusta poder ver su rostro más sereno. No se veía molesto como en la tarde. Me besó como hace días no lo hacía, sabe lo mucho que amo besarlo. Sus labios tan suaves y sentir su lengua en mi boca era tan excitante. Aún con el pasar de los años no puedo dejar de sentir esto por él —. Creo que he sido muy bueno contigo, princesa— me ayudó a levantarme para ponerme de espaldas a él. Creí que sería como antes, pero no—Pon tus manos en la pared—me ordenó.

—No, los niños están en ese cuarto del lado.

—Pon las manos en la pared, es una orden.

—Nos van a escuchar, Akira— agarró mis manos y las sujetó contra la pared.

—Sería tu culpa si no controlas tu voz— me penetró de vuelta con más fuerza que antes. Tener que controlar mi voz era cada vez más difícil.

—Eres un maldito, Akira— dije entre suaves jadeos. Cerré mis ojos intentando pensar en otra cosa, pero era imposible. Cada centímetro que entraba en mi interior provocaba una corriente, que hacía que mi cuerpo se estremeciera y sentir sus manos sujetando las mías con tanta fuerza, era demasiado.

—Estás sensible y eso me hace querer molestarte más— acercó sus labios a mi hombro y besó cada parte de él, subiendo a mi cuello. Conoce cada punto que hace que mi cuerpo se sienta bien. Sus movimientos eran muy intensos cada segundo que pasaba, su respiración estaba agitada, ya sabía que estaba a su límite. Deseaba todo de él, luego de tanto tiempo sin haber sentido esto. Sentí su calor dentro de mi y Akira se detuvo,  sacando su miembro de mi. Percibí todo lo que salió y estaba avergonzada.

—¿Cómo dejaste que saliera? Es una falta de respeto luego de todo el trabajo que pasé.

—Era imposible que no pasara.

—Que descuidada, querida — pasó su dedo por mi entrepierna.

—¡Akira!— sentí un escalofrío por todo mi cuerpo.

—Abre tu boca— giró mi cuerpo hacia él y mostró sus dedos llenos de su semen. No quise poner resistencia, de igual forma me gusta todo de él. Abrí mi boca y metió sus dedos—. Buena chica. Que sea la última vez que desperdicies una gota, corderito— su sonrisa maliciosa me erizó la piel. Jugaba con sus dedos dentro de mi boca y al ver su cara de satisfacción me hacía sentir satisfecha—. Te has vuelto una pervertida, lisa. Tu expresión muestra que te gusta. ¿Quieres más?— sacó sus dedos de mi boca esperando a que respondiera.

—Tu me vuelves así, Akira— Akira sonrió y me besó. Creí que no lo haría luego de lo que hizo, pero parece que no le importa.

—No he terminado contigo, corderito— me empujó al otro lado de la cama y se quitó la ropa. Sabía que no iba a terminar así de fácil, eso me hizo feliz. Se acostó en la cama y me subí sobre él. Ya no me importaba la vergüenza, no me importaba nada. Ese maldito hombre, cruel, desgraciado es mi esposo. Lo amo como a nadie y aunque me frustra su forma de ser en ocasiones, sé que no podría dejar de sentir esto que siento. Esas ganas de que cada parte de él sea mía, solo quiero que tenga ojos para mí. Sí, soy igual o peor de egoísta que él. ¿A quién engaño? Me subí encima de él y puse su miembro dentro de mi para comenzar a moverme a mi antojo. Quería ver sus expresiones, quería comprobar si aún puedo causar en él, lo mismo que él causa en mi.

—Quiero que seas solo mío, Akira. No quiero que mires a nadie más que no sea yo. ¿Es mucho pedirte?— se veía muy excitado, sus jadeos comprobaban que aún siente placer estando conmigo. Quería que me mostrara más. Quería todo de él, quería que solamente yo pueda provocar ese placer y ver esas expresiones que tanto me provocan.

—Siempre he sido tuyo, tonta— no lucía molesto al decir esas palabras. Sujetó mis manos para jalarme hacia él—. ¿Tan difícil se te hace entenderlo? — puso sus manos en mis caderas, ejerciendo presión para seguir penetrándome —. Eres demasiado tonta si crees que podría sentir esto por alguien más que no seas tú. A ti es la única que quiero destruir, a la única que quiero conocer por dentro y por fuera, ¿No te queda claro?—  me hacía falta escucharlo de él.

—Quería escucharlo de ti— se detuvo y me tiró al lado de la cama, para subirse encima de mí.

—Eres tan necia, si me dijeras esas cosas te lo repetiría una y otra vez, hasta hacértelo entender, pero prefieres quedarte callada que decírmelo. ¿Cómo puedes dudar de lo que digo?  — me penetró de vuelta y ahora si se veía de nuevo molesto. Esta vez es mi culpa, me he callado porque no quiero ser una molestia o obligarlo a decir algo que no le sale decir— Eres demasiado estúpida, ¿No he sido suficientemente claro todos estos años? Parece que no es suficiente— estaba más agresivo, sus manos sujetaron mis manos fuertemente, mientras continuaba entrando profundamente en mí.

—Lo siento, Akira—no sabía que más decir. Sentía ganas de gemir fuerte, ya que estaba haciéndolo muy fuerte, pero no podía.

—¿No es suficiente?— se acercó a mi cuello y lo mordió. Eso provocó un ligero escalofrío, junto a un hormigueo dentro de mi—. Te voy a mostrar de quién eres, así tenga que hacerlo cada maldito instante, vas a entender de una maldita vez que lo que siento por ti, no podría sentirlo por otra puta— aceleró más sus movimientos, creí que me destruiría con tanta brusquedad. Sentía su miembro ocupando cada espacio y llegando hasta lo más profundo de mi interior. Era demasiado para mi, mi cuerpo estaba ardiendo, no podía pensar en nada más que el hormigueo que estaba sintiendo. Me miró fijamente con una ultima sonrisa maliciosa, que fulminó mi auto control. Sentí cuando mi vientre se contrajo y al mismo tiempo su semen dentro de mi. Mordí mis labios para controlar mis gemidos, pero creo que de nada valió.

—¿Ahora me crees o tengo que volverlo hacer?

—Me quedó más que claro— mis piernas estaban temblando. Buscaba la forma de respirar normal porque hasta el aire me faltaba.

—Te amo, y no dudes de lo que siento por ti porque me molesta.

—No lo haré más —dije entre fatiga, y me besó robando cualquier pensamiento que pudiera tener. Solo necesitaba esto. Quería escuchar esa palabra que hace tiempo no escuchaba. Es increíble cómo puede borrar cualquier preocupación o duda tan fácilmente.

Capítulo dedicado a: Edith_Ramos ❤️

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