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—Si, Sr. Akihiro. No sé si recuerde, pero ella trabajó con nosotros anteriormente y le preguntaba si quería volver.

—Bueno, si ella lo decide — Akira me miró fijamente. Algo me dice que si acepto se molestará, pero es un momento demasiado incomodo y más estando Amaya presenciando todo.

—No sé, primo, dime tú— respondí despreocupada.

—¿Primo? ¿El Sr. Akihiro es su primo?— preguntó Kazuo.

—Si, ¿hay algún problema con eso?— Akira miró fijamente a Kazuo. Si las miradas mataran, creo que Kazuo ya no estaría respirando.

—Lo siento, no sabía, Sr. Akihiro. De igual forma, espero consideres la posibilidad, Reiko. — me miró, y sonrió. Si sigue provocando a Akira se formará un problema serio aquí, aunque no puedo negar que se ve tan lindo cuando se pone celoso.  Reí internamente.

—Le dejaré saber mi respuesta. Aprecio mucho su propuesta.

—Seria un honor tenerla de vuelta—que no siga diciendo una palabra más, Akira no parece tener intenciones de disimular ni un poquito.

—Yo tengo que irme a la actividad, regresaré luego y le aviso— intenté cortar la conversación hasta ahí

—Gracias, Reiko. Sr. Akihiro, ¿Me permite invitar a bailar a su prima?— ¡¿Eh!? ¿Cómo se le ocurre preguntar algo como eso? Creo que hoy el Hotel termina en escombros, creo poder ver el fuego y los cuernos en la cabeza de Akira. Si permito que se quede aquí un segundo más, lo matará. Amaya lucía algo dudosa, debe estar sospechando que algo raro está sucediendo.

—No tienes que preguntarle a él, ya soy una mujer adulta— respondí, intentando ocultar los nervios. Esto lo más probable me costará otras nalgadas o quién sabe qué cosa, pero no puedo dejar que los planes se vengan abajo solo por sus celos—. Vamos— agarré del brazo a Kazuo y fuimos a la actividad.

Akira

—¿Por qué te ves molesto? ¿No crees que la sobreproteges mucho?— preguntó Amaya.

—Es mi familia, claro que tengo que protegerla. Vamos a la actividad— le agarré el brazo, y los seguimos.

Lisa

¿En qué momento las cosas terminaron así? Comencé a bailar con Kazuo, quería buscar la oportunidad de preguntarle el porqué hizo eso.

—¿Puedo hacerle una pregunta?

—Claro— respondió tranquilamente.

—¿Por qué me sacó a bailar? Soy muy mala para esto.

—Vi que todo el mundo estaba bailando y estabas sola. Sonará egoísta, pero llevó mucho tiempo sin bailar y quería hacerlo, pero no tenía con quién. Eres la única persona con quien tengo una buena comunicación, fuera del trabajo — ¿Qué dice? Si solo hablamos en dos o tres ocasiones, aunque puedo entender que se sienta solo, Akira le arrebató lo más que él amaba. Debe sentirse tan solo y devastado sin saber lo que ocurrió con su esposa. Me causó algo de lástima, no puedo negarlo.

—No te preocupes. No soy para nada buena, espero no te arrepientas— comencé a reír, a lo que él hizo lo mismo. Pude ver a lo lejos a Akira, visiblemente molesto. Creo que solo por esto, Kazuo no amanecerá respirando y yo mucho menos.

Akira

—¿Por qué no bailamos también? — preguntó Amaya.

—Con mucho gusto, Sra. Amaya.— respondí, fingiendo una sonrisa.

—No me has contado sobre ti. Me tomó por sorpresa que tuvieras una prima y que fueras tan unido a ella. Pensé que podría ser alguien especial.

—¡¿Eh!? ¿Estás celosa? No tienes que estarlo, ahora solo tengo ojos para ti.

—Me avergüenzas, no digas ese tipo de cosas, Sr. Akihiro.

—Te ves muy radiante esta noche — la encaré.

—Eres muy directo.

—Me gustas.

—¿Yo qué?— preguntó nerviosa.

—¿Ocurre algo?— pregunté.

—Nadie me había dicho eso tan directamente. Supongo que me dio algo de vergüenza. No esperaba que me lo dijeras así de la nada. Tú también me gustas, Akihiro.

Lisa

—¿Cómo estuve? — estaba cansada. No sabía que bailar así cansara tanto.

—No eres mala como dices, todo lo contrario, hacemos una buena pareja de baile—  sonreí nerviosa. Que Akira no escuche eso, por favor.

—No estuvo mal, me agradó mucho poder bailar contigo. Te lo agradezco.

—Espero se pueda repetir, Reiko.— sonreí incómoda.

—Si, algún día. Ya me tengo que ir. Pensaré en su propuesta y le traeré una respuesta.

—Gracias por el honor de permitirme bailar contigo y por considerar pensar en mi propuesta.

—De nada. Cuídate. No vemos en otro momento— me despedí para salir de ahí, no veía a Akira ni a la chica por ninguna parte. Caminé a la entrada para buscar un taxi. Será mejor irme para la casa, ya fue suficiente por hoy, ni si quiera pude despedirme.

—¿ A dónde crees que vas?— escuché la voz de Akira molesta a mi espalda.

—Para la casa— sonreí nerviosa, y quise intentar huir, pero me jaló por el brazo.

—Tu y yo tenemos un asunto que hablar, primita — Akira sonrió, pero no parecía para nada que lo haya hecho sinceramente. Esto es peor de que lo que pensé.

—¿Por qué no hablamos luego en la casa? Tienes que atender a tu conquista.

—Vamos a buscar a Kaori y nos vamos para la casa. No creas que te escaparás de tu castigo, primita— juro que pude ver sus colmillos de demonio. Esa sonrisa de que algo está tramando es aterradora.

—Lo que digas, tus deseos son órdenes.

—Y mas te vale que lo sean.

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