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—¿Por qué no disparas? ¿No es tanto el odio que me tiene? ¿No piensa que al aparecer en la vida de su hija, yo solo le he ocasionado desgracia y sufrimiento? ¿Dónde está la madre protectora de hace un momento?

—Akira, no compliques más las cosas— dijo Jefferson.

—La decisión está en sus manos, señora. ¿Qué espera?

—No puedo, yo no soy una asesina— respondió en llanto, soltando el arma.

—Se confabula con una asesino, violador y psicópata, lo que la convierte en cómplice, ¿No es lo mismo? Planeó matarme junto con esa persona, es peor o igual que haber matado a alguien.

—No, yo no hice eso— sus manos estaban temblando.

—Si lo hizo, ¿Y sabe cuál es el problema? que no tiene la decencia de aceptarlo. ¿Qué cree que pensará su hija al enterarse de esto?— bajó la cabeza—. Es una cobarde, señora. Quería defender a su hija y solo la hizo sufrir más. ¿Sabe lo que me molesta? Que no puedo matarla cómo quisiera en este momento. Yo no dudaría, cuando odio a alguien tengo la fuerza para hacerlo, pero usted no la tiene. Tuvo la oportunidad en sus manos de acabar con el mayor problema y desgracia de su hija y no lo hizo. ¿Se siente culpable?

—Él nunca me dijo nada. Quise creerle porque vi como ese hombre se preocupaba y velaba por ella. Nunca hubiera creído que alguien como él sería capaz de algo tan bajo. Si lo hubiera sabido jamás lo hubiera ayudado.

—¿Qué fue lo que le pidió Kaiza que hiciera?

—Solo me pidió que le diera toda su información y lugares que frecuentabas.

—¿Y jamás se te cruzó por esa cabecita, que alguien como él le valdría madres tu hija?

—No, ese chófer me dijo que era alguien confiable y se ofreció a ayudar a mi hija.

—Hay algo que no entiendo. ¿Cómo dieron con la casa de seguridad de Jefferson? Si dices que con quién hablaste fue con Kaiza, él está muerto ya. ¿A quién más le has pasado información?

—A nadie más, se lo juro. No sé cómo dieron con ese lugar, pero yo no tengo nada que ver. Luego del accidente yo no me he comunicado con ese señor.

—Entonces si no fuiste tú, ¿Quién pudo haberlo hecho?

—No entiendo, Akira. Los hombres confesaron y dijeron que los había mandado tu padre.

—Si confesaron muy rápido, significa que no son de mi padre. Alguien más los mandó, Jefferson. ¿Crees que mi padre va a mandar a cualquier hombre a matarme? Si envía a alguien, deben ser profesionales que sabe que no hablarán por más que los torturen. Mi padre no es pendejo y tú lo sabes. ¿Tienes algún otro enemigo, Jefferson?

—No que yo sepa.

—Esto cada vez está más confuso, hay que andar con cuidado.

—Trataré de investigar.

—Supongo que nadie sabe de esta ubicación, al menos es un alivio para mi familia.

—Déjame ver a mi hija, por favor— suplicó

—No, no es el momento. No quiero que sufra más. No sabe lo que me dolió haberla visto llorar hasta quedarse dormida y todo por su culpa. Entre más lejos la tenga por ahora, mejor.

—Por favor, yo solo quiero pedirle perdón.

—¿Y cree que con esa estúpida palabra va a cambiar algo? Yo no pude defenderla cuando todo eso pasó, si tan solo no hubiera estado herido, quizás nada de eso hubiera sucedido. Puso la vida de mi bebé y la de mi esposa en riesgo. No sabe lo que me dolió que no pude recordar ni siquiera el nombre de mi hija y de mi esposa,  que no tuve la oportunidad de verla nacer y de abrazarla. No me importa si me trataba de matar a mi, pero que te hayas metido con lo más sagrado que tengo, eso sí me molesta. Si usted supiera lo mucho que amo a su hija y a su nieta, entendería mi maldita rabia en este momento. La razón por la que lo hayas hecho no me importa, porque ya el daño está hecho, pero no me pida que la deje acercar a mi mujer, porque no puedo hacerlo. Si siente algo en ese corazón podrido que tiene, no se acerque por ahora. Estoy seguro que en el fondo de usted aún queda algo, y es por eso que le daré la oportunidad más adelante de acercarse a ella, mientras tanto será mejor que mantenga su distancia y respete su dolor. Espero medite bien las palabras que le dirá cuándo tenga la oportunidad. Piense en todo lo que hizo. No soy quién para juzgarla, pero le pido que analice lo que hizo mal y acéptelo, por más dura que sea la realidad; así podrá pedirle una disculpa sincera y luego que lisa decida si quiere aceptar su perdón—  salí de la habitación.

—Akira, espera— Jefferson me siguió.

—¿Qué pasa?

—¿La llevo a otro lugar?

—Si, para que lisa no sufra al verla.

—Te arriesgaste demasiado. ¿Cómo pudiste jugar con su mente de esa manera? Pudo haberte matado.

—No iba a hacerlo. Era la única manera que tenía de que ella viera y reconociera su error; aunque no creas, eso la ayudará mucho a pensar y a aclarar sus pensamientos. Espera y verás— caminé.

Llamada telefónica

—No iré al Hotel hoy Kazuo. Encárgate de lo que haga falta. Mañana me presento.

—Si, señor— colgué la llamada.

Entré a la habitación y me acosté al lado de lisa.

—Te ves tan inocente y tierna cuando duermes, princesa

—Akira.

—No sabía qué estabas despierta, sigue durmiendo.

—No te vayas— me agarró la manga de la camisa.

—No me iré, corderito. Sigue durmiendo— la besé en la frente y la abracé.

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