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—Ha pasado mucho tiempo, lisa—dijo Mr. Jefferson.

—¿Qué le pasa a mi madre? Mamá,¿estás bien?— se veía pálida, y tenía unas vendas alrededor de su brazo. No me dirigió palabra alguna. Supongo que aún está molesta.

—¿Dónde está Akira?

—Esta en su trabajo, Mr. Jefferson.

—Me he matado llamándolo, pero no responde. No quería venir sin avisar, pero no tuve opción.

—¿Qué fue lo que pasó?—Mr. Jefferson lucía agitado y desesperado. Nunca lo había visto así.

—Lisa, el padre de Akira dio con mi casa de seguridad. No entiendo cómo pudo pasar esto. Casi matan a tu madre. En este momento ya debe saber que ella es tu mamá. La vida de ella corre peligro, es por eso que la saqué de allá. No sabía a dónde más llevarla.

—¿Qué me estás diciendo? ¿Cómo pudo pasar algo así? ¿Ese maldito viejo no se cansa de amargarnos la vida? Dios, esto está muy mal. Si Akira se entera se va a poner como loco otra vez y con razón.

—No hubiera querido que supiera, pero no tengo más opción. No creo que ese viejo sepa dónde está Akira, es por eso que la traje a este lugar. Aquí estará segura y lejos de todo.

—¿Cómo pasaron las cosas?

—Estaba en un viaje de negocios, tu madre se quedó como de costumbre en mi casa de seguridad. Varios hombres armados trataron de entrar, pero mis hombres los detuvieron. Pudimos sacarle información a dos de ellos, y efectivamente fue ese maldito viejo. Si sabía de ese lugar significa que alguien debe estar dándole información, o es que ya sabe la identidad de tu madre; lo que significa que acaba de armar una guerra en contra de mi y de Akira. No sé cuáles sean sus planes, pero tengo que averiguarlo.

—¿Por qué otra vez tiene que pasar esto? ¿Cuándo será que se acabaran las malditas desgracias?

—Hasta que ese viejo no esté muerto no va a descansar hasta matar a Akira; aunque no estoy muy seguro si quiera matarlo.

—¿Por qué lo dice?

—Pude sacarle un poco de información a Kaiza antes de matarlo. Al parecer fue Kaiza quien se reveló en contra del padre de Akira. Ese cabrón no quería muerto a Akira todavía. Para algo parece que le sirve, y es por eso que está detrás de él. Quisiera saber para qué podría quererlo, todo esto es tan confuso.

—Tenemos que protegernos. Será mejor que se queden, estarán mejor en este lugar. No creo que Akira le este malo.

—Tan pronto consiga un lugar seguro nos iremos, lisa.

—No te preocupes por eso. Mi casa es su casa—mi madre no me ha querido ni mirar. Supongo que aún después de un año, aún me guarda rencor.

No entiendo porqué ese viejo quiso matar a mi madre. ¿Qué ganaría con eso? Gracias a Dios no sucedió nada grave. Entre más cerca esté mi madre y Mr. Jefferson, mejor.

—Gracias, lisa.

—Mr. Jefferson, será mejor que esperemos por Akira a que regrese del trabajo para que pueda hablar con él. No deberiamos molestarlo ahora, debe estar muy ocupado.

—Está bien, será lo mejor.

—Ven, mamá, te llevaré a uno de los cuartos—la ayudé a levantarse y caminé junto a ella a la habitación—Aquí estarás cómoda. No tienes que hablarme si no quieres.

—¿Te das cuenta, hija? Ese hombre solo trae perdición y desgracias.

—Mamá, no empieces. Akira cambió y ha estado fuera de los negocios turbios. Su padre es quien quiere hacerle daño, pero Akira no le ha hecho nada.

—Siempre buscas defenderlo. ¿Cuándo será que abrirás los ojos? Ese monstruo no te conviene. ¿Cuándo te maten será que entenderás que escogiste a la persona equivocada, lisa?

—Este tema no me agrada, mamá. Si aún no estás de acuerdo con mi relación con Akira lo respeto, pero lo siento, ese es el hombre que amo y al que escogí para mí vida. Estaré con él hasta que me maten o hasta que me muera, eso le juré cuando me casé con él, y lo voy a cumplir. No es algo en lo que debas interferir o cambiar, mamá. Espero te sientas cómoda en la casa, y no cabe decir que estaré vigilándote. Como trates de hacer algo en contra de mi familia, te olvidas de que tienes una hija— salí de la habitación. No podía contener mis lágrimas. No me gusta tratarla así, pero aún ella no entiende mi situación. Esto fue lo que escogí, si fue error o no, ya no es algo que pueda cambiar. Ya estoy profundamente enamorada de ese monstruo.

Fuí a la habitación de Kaori, aún estaba despierta.

—Hola, hermosa. ¿Cómo está la princesa de esta casa?—cada día está más grande y hermosa. Tiene una sonrisa tan dulce—. Mira esos dientitos, te comería toda—la abracé—. Te amo, pequeña. ¿Por qué no dormimos juntas?—la llevé a la cama conmigo y la recosté. La abracé fuertemente, mientras intentaba relajarme y descansar.

No sé cómo se va a plantear ahora la situación en la casa, pero tengo miedo de como Akira tome esta noticia. Siempre que estamos en buenos términos, algo malo sucede. ¿Por qué no podemos ser felices sin tener que preocuparnos por nada? Pensando en todo eso, quedé profundamente dormida

     Akira

—Mr. Jefferson, ¿Qué haces tú aquí?— pregunté al verlo.

—Tengo que hablar contigo, Akira.

—¿No era más fácil llamarme?

—Lo hice, pero no respondiste. Tenemos problemas.

—¿Ahora que pasó?

—Intentaron matar a la madre de lisa.

—¿Qué?

—Hombres enviados por tu padre entraron a la casa dispuestos a todo, casi la matan. Tuve que traerla para acá, no sabía a dónde más llevarla.

—¿Has perdido la cabeza, Mr. Jefferson? Sabes lo que acabas de hacer, maldito cabrón. ¿Cómo se te ocurre la brillante idea de saber qué te están siguiendo, y vienes directo a parar en la casa de mi familia, poniendo a mi hija y a mi esposa en riesgo? ¿Eres pendejo o es que te haces?

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