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Historia Paralela La Caída Capítulo 80:  Y si ellos…

"Debemos volver", susurró una voz melancólica y triste a lo lejos mientras Aurora flotaba en el aire, observando el cráter vacío.

Un agujero de varios kilómetros en el que no había nadie ni nada. Todo había desaparecido y Aurora, con los ojos abiertos, no podía entender... No, no quería entender.

Su respiración era agitada y, a pesar de que la máscara que llevaba cubría su rostro, ella aún estaba en estado de shock.

Ni siquiera sabía cómo había llegado allí. Después de leer la noticia había un vacío mental que le impedía recordar el cómo había llegado y en este momento todavía continuaba ese vacío mental de manera extraña.

Se decía a sí misma que no era cierto, que todo era un sueño y que no podía ser posible, pero debajo de ella estaba la realidad.

El cráter de varios metros de profundidad y decenas de kilómetros de longitud era lo único que quedaba a la vista. Aquí es donde estaría la brillante ciudad de Jerusalén y donde estarían sus amigos, pero ya no había nada... Ya no quedaba nadie.

Aurora aterrizó y sus piernas temblaron al arrodillarse. Su cuerpo no podía reaccionar como quería y su mente aún se resistía a aceptarlo, pero la realidad era imposible de negar.

"Aurora...", resonó la voz de Alice en los oídos de Aurora, quien enterró sus manos temblorosas en el suelo.

Nadia, Selim y los demás ya no estaban... La terrible realidad la golpeó como un rayo, perforando su cuerpo y haciéndola temblar con una mezcla de emociones que no podía comprender.

"Tal vez todavía estén vivos... Tal vez lograron escapar o las autoridades los rescataron", dijo Aurora, tratando de encontrar un destello de esperanza en medio de la desesperación.

Quizás habían logrado salir a tiempo o tal vez las autoridades los habían rescatado... Aunque sabía que era poco probable, en este momento no podía perder toda esperanza.

"¡Debemos ir a buscarlos!" exclamó Aurora con determinación, levantándose del suelo y luchando por controlar sus lágrimas.

Aurora percibió la tristeza y preocupación en la expresión de su hermana, pero no se detuvo. La esperanza, por mínima que fuera, impulsó su mente inestable y la hizo levantarse y volar por el cielo, buscando desesperadamente a sus amigos en cada rincón de lo que antes fue la ciudad.

Exploró los alrededores de lo que antes era la ciudad, alejada del centro donde se encontraban las autoridades, y lo único que quedaba a la vista era el profundo y vacío cráter.

A medida que volaba, la realidad la golpeaba aún más, haciendo que su cuerpo temblara y la esperanza se desvaneciera.

Hasta que vio a lo lejos el primer grupo de casas que no habían sido afectadas, y voló en esa dirección, pensando en el fondo de su mente que tal vez estarían allí.

Era una esperanza estúpida y sin sentido, pero era lo único que la mantenía avanzando, y esa esperanza se desvaneció como una pequeña llama en la oscuridad.

"..."

Lo primero que percibió fue el olor a sangre, seguido de risas, y al acercarse pudo ver cómo salían de la casa tres hombres y dos mujeres. El olor a sangre provenía intensamente de ellos, mientras que las puertas abiertas revelaban los cadáveres de una familia.

¿Fue la risa? ¿El horror de lo que se enfrentaba? ¿O la repugnante mezcla de sangre? Cualquiera que fuera la causa, Aurora desenvainó su espada y descendió.

"¿Otra niña que ha venido a jugar?"

Ignoró la burla del primer hombre y luego vio cómo sus ojos se abrían de par en par y palidecía cuando ella reveló su aura de rango S y se abalanzó.

Su espada en mano cortó con la rapidez y precisión que caracterizaba su destreza, atravesando el hombro y adentrándose en la carne, dividiendo el cuerpo de forma limpia.

Aurora pudo sentir cómo su espada atravesaba la carne, ver la expresión del hombre, el miedo y el terror, y también sentir la sangre caliente en su rostro y olerla.

"¿Q...?"

Y ella se movió. Todo el esfuerzo de entrenamiento con su maestro fue revelado en un segundo cuando ella aceleró, apuñaló a una mujer y luego cortó la garganta de un tercero.

La mujer que quedaba y el hombre se alarmaron y fue la mujer quien levantó la mano creando una barrera celeste para evitar su espada.

"…"

Aurora percibió el miedo en los ojos de la mujer y del hombre, pero ella continúo esgrimiendo su espada hacia la barrera mientras una emoción lentamente surgía.

Ardiente y enloquecedora era una emoción que ella jamás había sentido y en vez de controlarse, ella la liberó y por primera vez su intención asesina surgió palideciendo a ese par de asesinos.

Ella los quería matar… No, el querer paso a algo más cuando su sed de sangre y su deseo de asesinarlos se manifestó y a diferencia de todos los cortes de antes que rebotaban en la barrera, su ultimo corte fue suficiente.

"Ughh…"

Su espada rodeada de un aura roja atravesó la barrera con facilidad y también el cráneo de la mujer, partiéndola de manera limpia y profundizando en la carne y los órganos.

La sangre salpicó su rostro y ojos y los olores nauseabundos los hicieron detenerse permitiendo que el hombre que se ocultaba detrás de la mujer huyera.

Ella quiso seguirlo, pero su cuerpo le falló y ella tropezó en el suelo.

La sangre en sus manos mezcla con la tierra y los olores junto a la realización de que ella acababa de asesinar la hicieron vomitar.

"Es mejor descansar…"

Cuando ella se levantó para seguir su trabajo Alice la detuvo titubeante. Su hermana revelaba una expresión de preocupación extrema, pero ella no sabía qué hacer ni decirle.

Los ojos negros de su hermana fueron contagiados por su sed de sangre y…

"Yo me encargare…" Dijo Alice en un tono plano y determinado.

La oscuridad en los ojos de Alice mostraba que ella se encargaría de eliminarlos y no había emoción ni peso en esa tarea. Aurora lo entendió. Comprendió que su hermana podría hacerlo sin dudar, ni lamentarse o sin sentir asco y por un momento ella quiso aceptarlo.

Quiso cerrar sus ojos y descansar… Ella quería cerrar sus ojos y volver a abrirlo descubriendo que todo era un sueño.

Sin embargo, los olores, la sangre en sus manos y en su espada mostraban que no era un sueño.

"Yo puedo protegerte..." La voz de Alice se volvió más profunda y oscura, pero su mirada más decidida.

La oscuridad intentó tragarla, buscando encerrarla, pero Aurora mantuvo la mirada en su hermana.

Si cerraba los ojos, al despertar todo seguiría igual. No había individuo capaz de protegerla ni de detener el calor abrasador de la ira que sentía en su pecho.

"No necesito que me protejas..." Murmuró Aurora, sin ocultar el miedo en su voz, y pidió: "Solo quédate a mi lado... y ayúdame."

En este momento, no podía permitirse perder a nadie más, pero tampoco se detendría... No cuando su pecho ardia de determinación.

Alice asintió y Aurora se volvió hacia la dirección del hombre, sabiendo que otro grupo podría estar cerca.

Volvió a volar, pero en todo el camino todo se volvió blanco, y cuando abrió los ojos de nuevo, vio una cueva oculta en la arena y desde su interior se escuchaban risas y celebraciones.

"¡Viva Malik!"

"¡El Emperador del Mundo!"

"¡La Calamidad en la Tierra!"

El hombre al que había estado siguiendo entraba en la cueva, y Aurora lo siguió. Al entrar, vio a un grupo de treinta hombres y mujeres bebiendo y festejando, como si lo que su líder hubiera hecho fuera un logro.

Aurora ignoró las miradas de sorpresa al verla y blandió su espada... una y otra vez, sin detenerse.

La sangre tiñó su visión de rojo y su instinto junto a su destreza le permitió defenderse de múltiples ataques y su aura roja que se había vuelto escarlata atravesaba. No hubo escudo, barrera o protección que pudiera detener su corte.

La oscuridad la protegió de cada ataque y al volver a parpadear, Aurora se encontraba en medio de una pila de cadáveres cortados y desmembrados.

La sangre estaba por todas partes de su cuerpo y de los alrededores y sus manos estaban pegajosas con la sangre de su espada todo mientras su cuerpo estaba agotado.

Los cortes habían partido los alrededores y los había atravesado dejando la cueva hecha un desastre.

"Tengan cuidado alguien…"

Aurora volvió a escuchar voces desde afuera y ella volvió a levantarse a pesar de que estaba exhausta y cuando estuvo por salir, la oscuridad la rodeó por completo y su hermana se reveló delante de ella.

Alice la miró y a pesar de que ella estaba ensangrentada, su hermana la abrazó cuidadosamente.

"Déjame que me encargue… Yo te ayudare." Susurró Alice en voz baja a su oído.

Aurora sintió como su cuerpo se debilitaba como si esas palabras hicieran que su cuerpo se rindiera y simplemente se dejó abrazar hasta que las lágrimas surgieron y la oscuridad la tragó.

******

Alice no fue afectada por la sangre ni por los cadáveres o los olores nauseabundos tan familiares y, aun así, en el fondo de su mente una extraña y olvidada idea quiso surgir.

La causa era su hermana. A pesar de que ella no fue afectada por lo que sucedió con la ciudad, si lo fue por su hermana.

Ver a su hermana en ese estado estaba provocando que una intensa y profunda sed de sangre surgiera de ella.

"Quien se atreve a…"

Diez individuos entraron a la cueva y antes de que terminaran sus palabras se quedaron en silencio al verla a ella en medio de los cadáveres de sus colegas.

Ellos sacaron las armas y mostraron deseo de eliminarla y…

"UGh…"

Una lanza desde la oscuridad de la esquina atravesó el cuello del líder y luego varias lanzas aparecieron atravesando a todos los miembros con rapidez y decisión.

"Ahh…"

Aquellos que no murieron en el primer ataque sufrieron el peor destino cuando su oscuridad guiada por la intención asesina empezó a devorar la carne.

Aquel que tenía una lanza atravesada en su pierna vio cómo su pierna era devorada por la oscuridad antes de ver como el resto de su cuerpo era devorado lenta y cruelmente.

Alice escuchó los gritos, los pedidos de clemencia y piedad, pero no hubo cambio de expresión en su rostro y la ira simplemente aumentó.

Un rencor hacia aquel que dejó a su hermana en este estado y aquellos que no pudieron proteger a su hermana y a lo que ella quería.

Cuando ella terminó de devorar al grupo los pasos vinieron desde afuera y Alice vio la figura de su madre entrando sin inmutarse por la sangre.

¿Cómo los localizó? Esa fue la duda de Alice y…

Su madre primero miró la pared en donde glifos estaban siendo dibujados por la oscuridad usando la sangre de los cadáveres como medio.

"Vamos a casa." Dijo su madre y dándole la mano, añadió. "Tu padre está preocupado por ti y Aurora."

Era inútil preguntar quién les dijo su ubicación cuando Aurora tenía ese supuesto 'sistema', pero Alice al escuchar la voz amable de su madre, no se movió.

"La protegeré, madre. Me encargare de cuidarla y protegerla… La cuidare, madre." Esas palabras salieron de su voz mientras la oscuridad temblaba en sus alrededores.

Alice cuidaría y protegería a su hermana y la mantendría apartada de todos hasta que ella terminara de devorar todos aquellos que le hicieron daño… No, no pararía en ese punto devoraría a todos los que se atrevieran a causar cualquier problema para su hermana.

No dejaría nada ni nadie y…

"Alice." La voz de su madre volvió a surgir y Alice abrió los ojos al darse cuenta de que su madre estaba al frente de ella apareciendo por sorpresa.

La mirada de su madre se fijó en ella como si pudiera leer cada uno de sus pensamientos y entendiera cada secreto. Sin importar si ella tratara de ocultar sus pensamientos, esa mujer… Su madre la leyó como un libro abierto.

"Hija. A veces no podemos proteger a nuestros seres queridos de lo que los rodea." Dijo Agatha y acariciando su cabeza dio una mirada difícil y compleja y murmuró. "No podemos protegerlos del dolor, del peligro, la pérdida o traición. Y al igual que los apoyamos en los momentos más felices debemos apoyarlos en los momentos más tristes."

Apoyar no era lo mismo que encargarse de todo… Alice vio el dolor en la mirada de su madre.

Ella que podría ayudarla a evitar cualquier mal no era capaz de hacerlo y por tal razón sentía dolor, pero la mirada de la mujer era seria. Que estuviera aquí no solamente era por Aurora, sino que por ella y Alice tembló.

"Y si ellos…" Y si ellos no pueden soportarlo.

¿No pueden soportar ese momento difícil? Alice no quiso decirlo, no quiso imaginar el escenario en donde su hermana no pudiera soportar el dolor que estaba sufriendo y por tal razón no pudo terminar la frase.

Su cuerpo tembloroso fue abrazado por su madre como si entendiera la impotencia que ella estaba sintiendo y a la vez comprendiera su temor de perder a su hermana.

"Por eso necesitar a su lado acompañarla y aconsejarla cuando sea necesario." Murmuró su madre a sus oídos.

Justo como su madre estaba aquí por ella.

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