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43-{Juicio}

El coche seguía volcado hacia abajo, por suerte Daphne está bien y con vida, pero la que más peligro corría era Juliette y de su cómplice nada se podía hacer, claro está que no tenía cinturón puesto, así que cuando el vehículo se volcó fue aplastado por este mismo al instante. La policía, la ambulancia y todo el equipo estaba preparado para hacer todo tipo de investigación.

La ruta estatal de Nueva York 440, estaba ocupada por varias furgonetas de ambulancia y de policías. Médicos forenses y quirúrgicos valoraron la situación. Al parecer Juli quedó bastante afectada por su cerebro que por cierto fue el más perjudicado, el resto de su anatomía aparentaba tener magulladas y algún que otro rasguño. Se la llevaron urgentemente de emergencias para averiguar a fondo la causa de su gran y complicada lesión cerebral.

Dafi seguía temblando de pavor y del estado de pánico en el que estaba, acompañada de la psicóloga que  se encontraba con ella por si acaso ya que la experiencia vivida podría dejarla con un traumatismo. Le ofreció todo tipo de cosas, de ayudas,pero la chiquilla no era capaz de hablar, solo miraba un punto fijo en el suelo incapaz de razonar con normalidad.

Es este miserable momento absolutamente todo es muy confuso e impactante para la joven que aún permanecía quieta como una escultura griega.

Bastante traumada, por supuesto que sí.

Cuando las cosas se tranquilizaron un poco, la familia recibía a Daphne afligidos y acongojados, Jason sobretodo que no podía ni con su alma de la angustia tan grande que tenía.

Transcurridos quince días Denisa recibió las noticias del estado de Juliette y no dudó ni un momento en ir a visitarla a cuidados intensivos. Su hija no se sentía nada estable por causa del accidente que la dejó con un terrible hematoma subdural, un traumatismo craneal grave.

Al arribar al hospital fue directo a la UCI para hablar con ella tranquilamente y hacerla entrar en razón por más difícil que fuera. Los dos guardias rodeaban el box y cuando vieron a la mujer la dejaron entrar. Juli la ignoró con la mirada, no quería saber nada de esa que supuestamente era su madre. Se quedaron calladas, un incómodo silencio se apoderó de las cuatro paredes que las envolvían.

— Entiendo tu enfado y todo el odio que me tienes pero vengo aquí buscando paz. — se atrevió a decir Denisa a sabiendas de que la chica la ignoraria.

— Ves al grano.— espetó — ,no tengo ganas de estar contigo — le dice con reprimenda. Le dolía mucho la cabeza y la verdad no estaba para mantener una conversación con alguien.

— He contratado un abogado por tu situación. Y te ayudará en el juicio.

— No lo necesito, lárgate.

Denisa suspiró y dispuesta habló claro para que ella entrara en razón de una maldita vez.

— Ya sé la razón por la que me dejaste en el orfanato. No estoy loca Denisa, no soy una enferma mental, aquí la única loca eres tú. — lo negó una y otra vez malhumorada.

— Eres una sociópata. Tienes un desorden de la personalidad antisocial. — declaró de nuevo acercándose a su hija con los ojos cristalinos por la tristeza.

— ¡Cállate! Tú eres la única demente.—opinó dolida—, hija de la gran puta, ojalá te mueras como Alexander, yo no puedo matarte pero si pudiera lo haría ahora mismo.

— En cinco días es el juicio, el abogado estará contigo. — trató de ignorarla. Luego se acercó lo suficiente para darle un pequeño beso en la frente de la enferma muchacha.

Juliette por primera vez sintió calidez y la mano de su madre recorrerla con anhelo. Quiso llorar pero no lo hizo, contuvo las secreciones para otro momento.

Denisa la agarró de la mano fuertemente, con algo de miedo porque sabía que su hija a pesar de todo era una asesina.

— Yo tengo toda la culpa de tus tristezas y de tus desgracias. Yo y tu padre seremos castigados por dios y sobretodo nosotros te hemos convertido en lo que eres. Perdóname, hija perdóname. — sollozó casi gritando lamentando todo, si pudiera retroceder el tiempo lo hubiera hecho pero era demasiado tarde. Juli percibió todo su arrepentimiento en la voz de su madre pero eso no la iba a cambiar de parecer.

— Denisa, ¿Quieres hacerme feliz? ¿Quieres que te perdone?

La mayor alzó la mirada hacia la joven con algo de esperanzas, tal vez podría cambiar de parecer.

— ¿Qué necesito hacer para que me perdones?

— Muérete.

La madre se alejó de nuevo esta vez aterrorizada porque Juliette tenía esa mirada oscura de nuevo, parecía que el diablo se apodera de ella en este momento, así que decidió separarse.

Se marchó del box llorando, no pensaba intercambiar más palabras con su hija. Imposible.

Ya era el día. Juliette confesó todo los crímenes cometidos delante del juez, consciente también de que su supuesta familia estaría allí para escucharla. Daphne había asistido porque a pesar de todo era una víctima más de su hermana, incluso Jason que estaba deprimido por los problemas. Pero al fin estaban allí, en el juicio con Juliette a punto de ser arrestada.

El abogado le entregó todos los informes médicos al juez para que valorará la situación de nuevo antes de pensar bien lo que le prepararía a la chica y tomar la decisión correcta.

— Juliette Niniadis Kakiouzis, no será encarcelada, será internada en el centro de salud de por vida. Sus crímenes han sido demasiados, pero su enfermedad mental y el traumatismo craneal impiden que ella esté tras las rejas. Estará bajo supervisión las veinticuatro horas del día en el centro.— especificó el enjuiciador antes de levantar la sesión.

No iba a ir a la cárcel pero al menos se iba a hacer justicia con la joven.

Los guardias levantaron a Juli del asiento, la chica estaba grave, tenía un lenguaje confuso y una gran dificultad de equilibrio, sobretodo un inmenso dolor de cabeza. Estaba drogada por causa de los anticonvulsivos y por más tratamientos.

La ayudaron a salir de la sala, mientras los llantos de Denisa cada vez eran más fuertes, se estaban llevando a su niña y eso le dejaría un gran cargo de conciencia por el resto de su vida.

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