Los segundos, horas, días habían pasado muy rápido. Daphne tuvo que mentir de nuevo a sus padres para poder quedarse con Jason. Y costó mucho convencerlos. A decir verdad.
Eran al rededor de las nueve, Jason perseguía a Daphne por toda su casa jugando, como si fueran niños pequeños.
¿Donde está esa niña? Jason la buscó por todas partes de la casa y no la encontraba. Escuchó una aguda y pequeña risilla provenir de algunos de aquellos gigantescos cuartos. Se dirigió con cuidado a su habitación, pero esa niña no estaba ahí. La risilla volvía a estar presente. Cada vez más cerca. Daphne estaba ahí sin duda.
-sé que estás aquí - Jason daba vueltas por la habitación. Miró debajo de la cama y ahí estaba ella. Esbozó una sonrisa, esta chica de verdad era algo infantil.
Pero aún así, la adoraba
Daphne estaba roja de tanto reír, su cabello estaba muy informal, cosa que a Jason le encantaba.
Dios, esa chica es realmente hermosa
Su risa era tan aguda y tan bonita y ella no perdía la delicadeza cuando se reía. Jason rió junto a ella y la condujo hacia a él.
Adoraba hacer eso...
Las risas disminuyeron y los nervios se volvieron presentes. Otra vez estaban cerca. Lo suficiente para que sus narices chocaran. Jason cerró los ojos, disfrutando la cercanía y el aroma de esa dulce chica.
Un ruidoso sonido estaba sonando de nuevo, Daphne sacó el móvil y contestó a la llamada.
-¿a dónde estás? Son las nueve Daphne, agradece que tu padre no está - su madre hablaba preocupada.
-¿mamá puedo quedarme a dormir? - Daphne habló nerviosa.
-está bien...Pero mañana temprano debes de estar aquí - al final logró convencerla.
Daphne agradeció a su madre y colgó.
-¿a dormir? - Jason sonrió y abrazó a Daphne por detrás, acarició su larga cabellera y besó con lujuria su dulce cuello. El calor subía hacia las mejillas de la inexperta muchacha. Daphne cerro sus ojos y se removió al sentir un pequeño cosquilleo en su cuello, haciendo su piel erizarse.
Hoy era el día, definitivamente
Ya no podía esperar más, el muchacho se perdía en el hermoso cabello de Daphne mientras acariciaba lentamente sus hombros. Ese olor tan especial, tan único... Tan de ella.
Besaba cada delicada parte de esa zona, Daphne sentía sensaciones nuevas, cerraba los ojos mientras su pequeña y fina boca pedía a gritos ser besada.
-niña, como me gustas - le susurró en el oído. Daphne se dejaba llevar por las caricias.
Jason desabrochaba lentamente los botones, tan lenta pero apasionadamente a la vez, ella se estremeció, pues la sensación es nueva.
-no, aquí no - Jason se detuvo un momento e agarró a Daphne, ligera pero lentamente para llevarla a su cama. La colocó como si de una princesa tratara. Ambos sumergiéndose en besos, reprimiendo jadeos. Ese sabor a fresa seguía ahí, succionó el sabor de sus finos labios, perdiéndose en esa delicada boquita. Daphne acariciaba la cara de Jason, pérdida en sus caricias. Estaba nerviosa, no podía ocultarlo, esta noche sería la mejor de su vida. Se miraron a los ojos durante unos pocos segundos, para consiguiente seguir con lo que habían dejado pendiente.
Cada botón de su femenina camisa era desabrochado por las grandes manos de Jason. La vergüenza subía hacia sus mejillas, haciéndola ver más roja de lo normal. Se miraron de nuevo, pero esta vez con más confianza. Ella, no quería dejar todo el trabajo para Jason, así que se dedicó a subirle poco a poco la camiseta gris. Dejándolo expuesto, demostrando su tonificado abdomen. Sus manos temblaban, tenerlo tan cerca, la hacia poner cada vez más nerviosa.
La ropa estaba en el suelo, ambos estaban semi desnudos, besándose. Jason acariciaba cada parte sensible de aquella mujercita. Él disfrutaba viéndola retorcerse de placer y soltando suaves gemidos.
La lencería era de color tan suave, tonos color pastel, estilo vintage. El aroma de esa niña, olor a cereza, su piel tan pero tan suave. Es demasiado dulce. Ella muerta de vergüenza y él muerto de deseo y lujuria.
No se escuchaba nada más que gemidos, jadeos, besos... Por parte de ambos.
Se miraron de nuevo a los ojos, ambos perdidos y sumergidos en excitación. Ligeros roces y movimientos provocaban a ambos a recorrer un largo camino.
Jason observó a Daphne expuesta, desnuda ante él, con esa carita bonita de chica joven, sus mejillas exageradamente rojas. Finos y delgados mechones caían por su rostro, mientras que el resto del cabello estaba ondulado y ligeramente despeinado. No tenía un cuerpo de modelo, su pequeño cuerpo era perfecto para él.
Su cuerpo es de muñeca. Toda ella es muñeca.
-eres preciosa...
Siguieron prolongando besos mientras ambos se acariciaban.
¿Por qué tan delicada?
¿Por qué tan suave?
¿Por qué tan dulce?
Tenía miedo de hacerla daño, ella es como un diamante, teme a dejar caer ese diamante y dejarlo a pedazos.
Cada movimiento dolía, iba despacio, suave, tratándola con ternura. Lágrimas bailaban en sus rojizas mejillas y él las secaba con la yema de sus dedos.
Daphne apretaba con sus frágiles dedos la espalda de Jason. Gimiendo, cerca de su oído, provocando miles de sensaciones. Sus piernas, abrazaban a Jason, mientras él se dedicaba a besarla y a acariciarla, hacerla arder de pasión.
Sus cuerpos quemaban, Jason sentía temblar a Daphne. Disfrutaba como loco, gemía, acariciaba, besaba con delirio a esa hermosa joven.
Aceleraba el movimiento, al escucharla a ella gemir de placer y no de dolor. Sus cuerpos estaban pegados, sudaban, se hundían en besos formando guerra con sus lenguas. Miles de sensaciones venían. Esto era la gloria. Miles de sensaciones, de emociones de caricias hicieron llegar a estos a sus límites, haciéndolos acabar agotados y bañados en sudor. Jason retiró el preservativo.
Eran las diez y media de la noche, ninguno de los dos tenían sueño, Daphne observaba atenta a Jason. Acariciaba su nariz, sus labios, su barbilla. Cada parte de su varonil rostro.
¿Por qué era tan tierno, con ella?
¿Por qué tan hermoso?
Miles de preguntas, invadieron su mente haciéndola sonreír tontamente.
♥
El ambiente era silencioso, Daphne era besada por Jason. Jason recorría besos por sus hombros, ella disfrutaba cerrando los ojos y sonriendo. Las blancas sabanas cubrían muy poca parte de sus cuerpos. El ambiente era hermoso al lado de ella. Sus padres no estaban. Solamente algunas sirvientas en la cocina. Y ellos.
Después de más besos y caricias se abrazaron agotados. Daphne se sentía protegida y caliente en el pecho de su sexo opuesto.
-gracias - Jason rompió el silencio.
-¿por qué? -ella contestó. Él esbozó una sonrisa mientras acariciaba la suave espalda de Daphne.
- por hacerme escapar de la realidad, por dejarme sentir tu cálida piel y sumergirme en un dulce y profundo sueño. - él habló casi en un susurro.
-gracias por hacerme sentir protegida de una manera tan cariñosa - ella habló también , adormecida.
Había acariciado a Jason, sentido su hombría, estirar de su suave cabello, besarlo. Ya no podía pedir nada más.