Estaba en un sueño profundo cuando el telefono chilló. Saqué un brazo por un lado, deslicé mi mano por la mesita de noche, y localicé mi teléfono.
–¿Hola?– dije limpiando un poco de saliva del borde de mi boca.
–¿Ya has visto el canal del clima?– preguntó Vee.
–¿Qué?– murmuré. Traté de pestañear para abrir mis ojos, pero todavía se cerraban, yendo de vuelta hacia el sueño –. ¿Qué hora es?
–Cielos azules, altas temperaturas, sin viento. Obviamente iremos a la playa Old Orchard después de clases. Estoy empacando las tablas de body en el Neon justo ahora–. Estaba cantando en voz alta la primera estrofa de "Summer Nights" de Grease.
Me encogí y puse el teléfono lejos de mis oídos.Tallé mis ojos para quitarme el sueño y vi columpiarse los números en el reloj al enfocarlos.
Eso en el frente no podía ser un seis... ¿O si podía?
–¿Debería usar una banda rosa sexy o un bikini dorado metálico? El problema con el bikini es que antes de usarlo necesito un bronceado. El dorado hará lucir mi piel aun mas deslavada. Tal vez use rosa esta vez, conseguir un bronceado base y...–
–¿Por qué mi reloj dice seis veinticinco?–demandé, tratando de salir con dificultad de la neblina de sueño lo suficiente como para añadirle un poco de volumen a mi voz.
–¿Es esta un pregunta engañosa?
–¡Vee!
–Cielos, ¿Un poco enojada?
Cerré con fuerza el teléfono y me hundí bajo las colchas. El teléfono de la casa empezó a sonar escaleras abajo, en la cocina. Doblé la almohada sobre mi cara. Cogió la maquina contestadora, pero no es tan fácil deshacerse de Vee.
Usó rediscado. Una y otra y otra vez.
Tecleé el marcado rápido a su celular.
–¿Qué?–
–¿Rosa o dorado? No preguntaría si no fuera importante. Es solo que… Rixon estará ahí y es la primera vez que el me verá en traje de baño.
–Vuelve atrás. ¿El plan es ir los tres juntos? ¡Yo no iré a la playa Old Ochard con ustedes como la tercera en discordia!
–¡Y yo no voy a dejar que te quedes en tu casa con tu cara amargada puesta!
–Yo no tengo cara amargada.
–Si, si la tienes. Y la estás usando justo ahora.
–Esta es mi cara de irritación. ¡Me despertaste a las seis de la mañana!
El cielo estaba azul de un horizonte a otro. Las ventanas del Neon estaban abajo, un viento caliente revolvía el cabello de Vee y el mío, y el pesado olor del agua salada llenaba el aire, Vee salió de la autopista y manejó hacia la calle Old Orchard, estando alerta para estacionar. Las dos líneas a los lados de la calle estaba llenas de autos moviéndose tan lento, que rodaban bien bajo el límite de velocidad, esperando porque se desocupara un espacio en la calle antes de que lo pasaran y perdieran su oportunidad.
–Este lugar esta lleno –se quejó Vee –, ¿Dónde se supone que voy a estacionar? Se dirigió hacia un callejón y bajó la velocidad hasta parar atrás de una librería –Esto luce bien. Muchos aparcan aquí atrás –añadió.
–El letrero dice estacionamiento solo para empleados.
–¿Como se supone que ellos van a saber que no somos empleados? El Neon se mezcla perfectamente. Todos estos autos gritan clase baja.
–El letrero dice los infractores serán remolcados.
–De todos modos ellos solo dicen eso para asustar a la gente como tú y yo. Es una amenaza vacía. Nada de que preocuparse.
Ella metió el Neon en un espacio y puso el freno en el estacionamiento. Agarramos una sombrilla y una bolsa llena con agua embotellada, snacks y una toalla fuera del maletero, luego caminamos hacia la calle Old Orchard hasta que terminó justo en la playa. La arena estaba llena de coloridas sombrillas, las espumosas olas rodando bajo las delgaditas piernas del muelle. Reconocí un grupo de chicos de la escuela prontos a estar en ultimo año, jugando Ultimate Frisbee justo adelante.
–Normalmente diría que fuéramos a ver a esos chicos –dijo Vee –, pero Rixon es tan sexy, que ni siquiera me tientan. –
–Como sea, ¿Supuestamente cuando llegará Rixon aquí?
–¡Ey! Eso no sonó muy animado. De hecho, sonó un poco cínico.
Escudando mis ojos, los entrecerré hacia la costa, buscando el lugar ideal para clavar la sombrilla.
–Ya te lo había dicho: Odio ser la tercera en discordia.
La última cosa que quería o necesitaba era sentarme bajo el sol caliente toda la tarde, viendo a Vee y a Rixon besarse.
–Para tu información, Rixon tenía varios encargos que hacer, pero prometió estar aquí a las tres.
–¿Qué clase de encargos?
–¿Quién sabe? Probablemente Patch lo ató para hacerle un favor. Patch siempre tiene algo que necesita que Rixon haga o se encargue. Pensarías que Patch lo podría hacer el mismo. O al menos pagarle a Rixon, para no aprovecharse de el. ¿Crees que debería de usar bloqueador solar? Realmente me voy a enojar si paso por todos estos problemas y no consigo un buen bronceado.
–Rixon no parece el tipo de persona que deja que la gente se aproveche de él.
–¿Gente? No. ¿Patch? Si. Es como si Rixon lo adorara. Es tan patético. Patch no es el tipo de chico al que quiero que mi novio aspire a ser.
–Ellos tienen una larga historia juntos.
–Eso he oído. Bla, bla, bla. Probablemente Patch sea un narcotraficante. No. Probablemente sea un traficante de armas y tiene a Rixon jugando a ser la mula de sacrificio, moviendo las armas gratis y arriesgando su cuello.
Detrás mis asombrosos Ray-Ban's. Rodé mis ojos. –¿Rixon tiene un problema con su relación?
–No – dijo ella, toda enfadada.
–Entonces déjalo así.
Pero Vee no quería ni iba a dejarlo así.
–Si Patch no esta traficando armas, ¿Cómo es que obtiene todo ese efectivo?
–Sabes donde consigue su dinero.
–Dime. – dijo ella, doblando sus brazos testarudamente bajo su pecho. –
Dime en voz alta donde consigue su dinero.
–El mismo lugar donde Rixon consigue el suyo.
–Uh-huh. Justo como lo pensaba. Te avergüenza decirlo.
Le dí una mirada mordaz.
–Por favor esa es la cosa más tonta del mundo.
–¿Ah si? –Vee se encamino hacia una mujer no muy lejos que estaba construyendo un castillo de arena con dos niños pequeños.
–¿Disculpe, señora? Disculpe por interrumpir su tiempo de calidad en la playa con los pequeños, pero a mi amiga aquí le gustaría decirle que es lo que hace su ex para vivir.
Sujete mi mano alrededor de la mano de Vee y la arrastre lejos de ahí.
–¿Ves?– dijo Vee. –Te avergüenza. No puedes decirlo en voz alta y no sentir que tus entrañas empiezan a pudrirse.
–Póker. Billar. Ahí esta. Lo dije y no me consumí ni morí. ¿Satisfecha? No sé cual es el gran problema. Rixon se gana la vida de la misma manera.
Vee sacudió la cabeza.
–Estás tan a oscuras, chica. Tú no compras el tipo de ropa que Patch usa ganando apuestas en el Árcade de Bo.
–¿De qué estas hablando? Patch usa pantalones y camisetas.
Puso una mano en su cadera.
–¿Sabes cuánto cuesta uno de esos pantalones?
–No –dije, confundida.
–Solo digamos que no puedes comprar pantalones como esos en Coldwater. Probablemente los embarca desde Nueva York. Cuatro mil dólares el par.
–Mientes.
–Lo prometo de corazón, o que muera en el intento. La semana pasada estaba usando una playera de un concierto de los Rolling Stones con el autógrafo de Mick Jagger. Rixon dijo que era de las verdaderas. Patch no esta pagando su Máster Card con fichas de Póker. Justo antes de que Patch y tú fueran a Villa ruptura, ¿Alguna vez le preguntaste de donde es que realmente saca su dinero? ¿O cómo es que consiguió ese lindo y brillante Jeep?
–Patch ganó su Jeep en una partida de póker –argumenté–. Si se ganó un Jeep, estoy segura que puede ganar lo suficiente para comprar un par de pantalones de cuatro mil dólares. Tal vez el es realmente bueno en el póker.
–Patch te dijo que se ganó el Jeep. Rixon tiene una historia diferente.
Moví mi cabello fuera de mi hombro, tratando de pretender que no me importaba en lo más mínimo la dirección a donde se dirigía nuestra conversación, por que no me la estaba tragando.
–¿Ah si? ¿Y cuál es esa?
–No lo sé. Rixon no lo dice. Todo lo que dijo fue, que a Patch le gustaba que tú pensaras que se había ganado el Jeep. Pero el se ensució las manos consiguiendo ese auto.
–Tal vez oíste mal.
–Si, tal vez. –repito Vee cínicamente–. O tal vez Patch es un maldito lunático haciendo negocios ilegales.
Le entregué un tubo de bloqueador solar, tal vez un poquito fuerte.
–Pon esto en mi espalda y que no te falte ninguna parte.
–Creo que voy directamente con el aceite –dijo Vee, aventando el bloqueador a través de mi espalda–. Un poco de ardor es mejor que pasar un día completo en la playa e irte igual de blanca que como llegaste –estiré mi cuello sobre mis hombros, pero no pude ver que tan minucioso era el trabajo de Vee–. Asegúrate de llegar bajo mis tirantes.
–¿Crees que me arresten si me quito mi top? Realmente odio las líneas de bronceado.
Extendí mi toalla bajo la sombrilla y me acurruqué bajo su sombra, volviendo a inspeccionar asegurándome de que mis pies no estaban colgando fuera en el sol. Vee sacudió su toalla a unos cuantos pies, llenando sus piernas con aceite para bebé. Al fondo de mi mente, conjuré imágenes del cáncer de piel que vi en la oficina del doctor.
–Hablando de Patch. –dijo Vee –. ¿Qué es lo último? ¿Todavía esta con Marcie?
–Lo ultimo que oí –dije rígidamente. Pensando que la única razón por la que me pregunté eso fue para provocarme mucho mas.
–Bueno, ya sabes mi opinión.
La sabía pero iba a oírla de nuevo, lo quisiera o no.
–Ellos dos se merecen el uno al otro. – dijo Vee, esparciendo Sun-In a través de su cabello llenando el aire de limón químico. –Por supuesto que pienso que no durará. Patch se aburrirá y seguirá adelante. Justo como lo hizo con...
–¿Podemos hablar de otra cosa aparte de Patch? –corté, frotando mis ojos cerrados y masajeando los músculos de atrás de mi cuello.
–¿Estás segura que no quieres hablar? Parece que tienes mucho en tu mente–solté un suspiro. De nada servía esconderlo. Desagradable o no, Vee era mi mejor amiga y se merecía la verdad, cuando pudiera dársela. –él me besó la otra noche. Después del Morral del Diablo.
–¿El qué?
Presioné los talones de mis manos en mis ojos. –En mi habitación. – No pensé que pudiera explicarle a Vee que el me besó dentro de mi sueño. El punto era, que lo había hecho. El lugar era irrelevante. Eso y ni siquiera quería pensar acerca de lo que había significado que ahora el parecía capaz de introducirse el mismo dentro de mis sueños.
–¿Lo dejaste entrar?
–No exactamente, pero de todos modos entró.
–Está bien –dijo Vee, luciendo como si estuviera luchando para poder lograr responder decentemente a mi idiotez–. Esto es lo que haremos. Vamos a hacer un juramento de sangre. No me des esa mirada, hablo en serio. Si juramos con sangre, tendrás que mantenerlo o algo realmente malo pasará... como ratas royendo tus pies mientras estás durmiendo. Y luego cuando te despiertes sólo habrá sangrientos muñones. ¿Tienes una navaja de bolsillo? Bueno, hallaremos una navaja de bolsillo, y luego ambas cortaremos nuestras palmas y las juntaremos. Tú juraras nunca volver a estar a solas con Patch de nuevo. De esa manera, si te llega la situación, tendrás algo en que apoyarte.
Me pregunté si debería decirle que estar a solas con Patch no era siempre mi decisión. Él se movía como el vapor. Si él quería tiempo a solas conmigo, iba a conseguirlo. Y aunque odiaba admitirlo, algunas veces no me importaba.
–Necesito algo un poco más efectivo que un juramento de sangre –dije.
–Nena, ten una pista. Esta es una cosa seria. Espero que seas una creyente, por que yo lo soy. Iré a cazar un cuchillo –dijo ella, empezando a levantarse.
La jale hacia abajo.
–Tengo el diario de Marcie.
–¿¡Qu.. qué!?– farfulló Vee.
–Lo tomé, pero no lo he leído.
–¿Por qué estoy oyendo esto hasta ahora? ¿Y qué te estaba tomando tanto tiempo para abrir este bebé? Olvida a Rixon, ¡manejemos ahora mismo a casa y leámoslo! Sabes que Marcie habla sobre Patch en él.
–Lo sé.
–¿Entonces por qué el retraso? ¿Estas asustada de lo que pueda revelarte? Por que podría leerlo primero, filtrar todas las cosas malas, y solo darte respuestas, directas.
–Si lo leo, tal vez nunca jamás le hable a Patch de nuevo.
–¡Eso es algo bueno!
Mire con los ojos entrecerrados a Vee.
–No sé, si es lo que quiero.
–¡Oh! nena. No te hagas esto a ti misma. Me esta matando. Lee el estúpido diario y permite un cierre. Hay otros chicos ahí afuera. Solo para que lo sepas.
Nunca habrá escasez de chicos.
–Lo sé –dije, pero se sintió como una mentira barata. Nunca había habido un chico antes de Patch. ¿Como podía decirme a mi misma que habría otro después? –No voy a leer el diario. Lo voy a regresar. Marcie y yo hemos tenido esta ridícula disputa por años, y ya se esta desgastando. Solo quiero seguir adelante.
La mandíbula de Vee cayó y farfulló un poco más.
–¿No puedes seguir adelante hasta después de haber leído el diario? ¿O al menos darme una pequeña ojeadita? Solo dame cinco minutos, es todo lo que pido.
–Estoy tomando el camino más correcto.
Vee soltó su propio suspiro.
–¿No vas a ceder, verdad?
–No.
Una sombra cayó sobre nuestras toallas.
–¿Les importa si me uno a ustedes adorables damas?
Miramos hacia arriba para hallar a Rixon parado sobre nosotras con un pantalón de baño y una camiseta, con una toalla echada sobre su hombro. El tenía una complexión desgarbada que parecía sorprendentemente fuerte y resistente, nariz de halcón y unas greñas como la tinta que caían a través de su frente. Un par de negras alas de ángel estaban tatuadas en la parte izquierda de su hombro, y combinada con la sombra de las cinco de la tarde, lucia como si estuviera empleado por la mafia. Encantador, juguetón y puesto para nada bueno.
–¡Llegaste! –dijo Vee, su sonrisa iluminando toda su cara.
Rixon colapso en la arena enfrente de nosotros, codos abajo, la mejilla apoyada en su puño.
–¿Qué me he perdido?
–Vee quiere que hagamos un juramento de sangre –dije.
Él torció una ceja.
–Suena serio.
–Ella cree que ayudará a mantener a Patch fuera de mi vida –Rixon inclinó su cabeza hacia atrás y rió–.Bueno suerte con eso.
–Oye, –dijo Vee–. Los juramentos de sangre son cosa seria.
Rixon colocó su cabeza íntimamente en su muslo y le sonrió afectivamente, y yo sentí mi pecho doler de envidia. Semanas atrás, Patch me había tocado de la misma manera. La ironía era, que semanas atrás, Vee probablemente había sentido lo mismo que yo sentía ahora, todas las veces que era forzada a salir con Patch y yo. Saber esto debió de haberme hecho tragarme mis celos, un poco más fácil, pero el dolor cortaba profundo. Respondiendo a Rixon, Vee se inclinó hacía adelante, poniendo un beso en su boca.
Aparté mis ojos, pero eso no pareció diluir la envidia que parecía colgar como una roca en mi garganta.
Rixon aclaró su voz.
–¿Por qué no voy a comprarnos unas Cocas? –preguntó, teniendo la sensibilidad de notar que él y Vee me ponían incomoda.
–Permíteme –dijo Vee, parándose y quitándose la arena de su trasero.
–Creo que Nora quiere hablar contigo, Rixon –Hizo signos de admiración con las manos acerca de la palabra "hablar"–. Me quedaría, pero no soy una gran fan del tema a discutir.
–Uh... –empecé incómodamente, no muy segura de lo que Vee estaba indicando, pero extremadamente consciente de que no iba a gustarme.
Rixon me sonrió expectantemente.
–Patch –dijo Vee, clarificando las cosas, solo para hacer parecer el aire diez veces mas pesado de lo que ya estaba. Con eso fuera del camino, se marchó.
Rixon talló su mandíbula.
–¿Quieres hablar acerca de Patch?
–No realmente. Pero ya conoces a Vee. Siempre ahí para hacer una situación incomoda diez veces peor. – murmuré bajo mi aliento.
Rixon se rió.
–Bueno que no soy fácilmente humillado.
–Desearía poder decir lo mismo justo ahora.
–¿Como están las cosas? –preguntó, tratando de romper el hielo.
–¿Con Patch, o en general?
–Ambas.
–Han estado mejor –notando que había una gran posibilidad de que Rixon pasara algo de lo que dijera a Patch, rápidamente añadí–. Estoy sobre una mejora notable. Pero ¿puedo hacerte una pregunta personal? Es acerca de Patch, pero si no te sientes cómodo respondiéndola, estoy seriamente de acuerdo con eso.
–Dispara.
–¿Todavía es el mi ángel guardián? Un tiempo atrás después de una pelea, le dije que no quería que lo fuera. Pero no estoy segura de donde estamos parados. ¿Ya no es mas mi ángel guardián simplemente por que dije que eso era lo que quería?
–Él todavía esta asignado a ti.
–¿Cómo es que ya no esta alrededor?
Los ojos de Rixon brillaban.
–Tú rompiste con él, ¿recuerdas? Es incómodo para él. La mayoría de los chicos no gustan de la idea de estar alrededor de su ex más tiempo del que deben estarlo. Eso, y yo se que él dijo que los arcángeles están respirando sobre su cuello. Él se está doblegando para mantener las cosas estrictamente profesionales.
–¿Así que él todavía esta protegiéndome?
–Seguro. Sólo que tras bambalinas.
–¿Quién estuvo a cargo de emparejarlo conmigo?
Rixon se encogía de hombros.
–Los arcángeles.
–¿Hay alguna manera de hacerles saber que quiero ser reasignada? No está funcionando muy bien. No desde la ruptura, de cualquier modo.
¿No está funcionando? Estaba destrozándome por dentro. Todo este toca y corre, verlo, pero no ser capaz de tenerlo, era devastador.
El pasó su pulgar por sus labios.
–Puedo decirte lo que sé, pero hay una gran posibilidad de que la información este fechada. Ha pasado un tiempo desde que estuve en la lupa. Irónicamente. ¿Estás lista para esto? Tienes que hacer un juramento de sangre.
–¿Es una broma?
–Cortas tu palma y sacudes unas cuantas gotas de sangre en el suelo de la tierra. No alfombra ni concreto, tierra. Luego haces el juramento, reconociendo al cielo que no tienes miedo de despojarte de tu propia sangre. De la tierra vienes y al polvo vas. >>Diciendo el juramento, cedes tu derecho a un ángel guardián y anuncias que aceptas tu destino sin la ayuda del cielo. Ten en mente, que no estoy abogándolo. Ellos te dan un guardián y por una buena razón. Alguien allá arriba cree que estas en peligro. Sigo a mis entrañas en esta, pero creo que es más que una paranoica corazonada.
No era exactamente una noticia de último momento, yo podía sentir algo oscuro presionando contra mi mundo, amenazando con eclipsarlo. Más notablemente, el fantasma detrás de la reaparición del espíritu de mi padre. Fui golpeada por un pensamiento.
–¿Qué tal si la persona que esta detrás de mí es también mi ángel guardián? –pregunté lentamente.
Rixon soltó una carcajada.
–¿Patch? –no sonaba como si siquiera fuera una posibilidad. No había ninguna sorpresa aquí. Rixon ha pasado por todo con Patch. Aun si Patch era culpable, Rixon se quedaba a su lado. Ciegamente leal sobre todas las cosas.
–¿Si él tratara de dañarme, alguien lo sabría? –pregunté–. ¿Los arcángeles?
¿Los ángeles de la Muerte? Dabria sabía cuando la gente estaba cerca de la muerte. ¿Podría algún otro ángel de la muerte detener a Patch antes de que sea muy tarde?
–Si estas dudando de Patch, tienes al chico equivocado –su tono se había enfriado–. Lo conozco mejor que tú. Se toma su trabajo de ángel guardián, seriamente.
Pero si Patch quería matarme, el había creado el homicidio perfecto ¿no es así? Él era mi ángel guardián. Él estaba a cargo de mantenerme a salvo. Nadie sospecharía de él...
Pero ya había tenido su oportunidad para matarme. Y no la había tomado.
El había sacrificado la única cosa que más quería en este mundo "un cuerpo humano" para salvar mi vida. Él no habría hecho eso si me quisiera muerta.
¿O si?
Sacudí mis sospechas. Rixon tenía razón. A este punto era ridículo sospechar de Patch.
–¿Es feliz con Marcie? –sujeté con fuerza mi boca para mantenerla cerrada.
No era mi intención haber hecho la pregunta en primer lugar. Se me había escapado en el momento. Un sonrojo se esparció por mis mejillas.
Rixon me miró, claramente pensando un poco su respuesta.
–Patch es lo más cercano que tengo a una familia, y amo al chico como a un hermano, pero él no es bueno para ti. Yo lo sé, él lo sabe, y muy en el fondo, creo que tú también lo sabes. Tal vez no quieras oír esto, pero él y Marcie son muy parecidos. Están cortados con la misma tela. Patch debería de permitirse tener un poco de diversión. Y él puede, Marcie no lo ama. Nada de lo que sienta por él va a alertar a los Arcángeles.
Nos sentamos en silencio, y yo luchaba por mantener mis emociones controladas. En otras palabras, yo había alertado a los arcángeles. Mis sentimientos por Patch fueron los que nos expusieron. No era nada que Patch hubiera dicho o hecho. Todo fui yo. De acuerdo con la explicación de Rixon, Patch nunca me había amado. Nunca fue recíproco. Y yo no quería aceptarlo.
Yo quería que a Patch le importara yo tanto como él me importaba a mí. No quería creer que había sido nada más que entretenimiento, una manera de pasar el rato.
Había una pregunta más que desesperadamente quería hacerle a Rixon. Si Patch y yo seguíamos en buenos términos, le hubiera preguntado a él, pero justo ahora eso era un punto discutible. Sin embargo Rixon era, igual de palabras como Patch. Él sabía cosas que otras personas no, particularmente cuando se trataba de ángeles caídos y Nephil, y lo que no sabía, podía averiguarlo. Justo ahora, mi única esperanza de hallar a Black Hand era a través de Rixon.
Humedecí mis labios y decidí hacer la pregunta de una vez por todas.
–¿Algunas vez has oído sobre Black Hand?–
Rixon se encogió de hombros. Me estudió en silencio un momento antes que su cara ardiera de sorpresa.
–¿Es una broma? No había oído ese nombre en un buen tiempo. Pensé que a Patch no le gustaba ser llamado así. ¿Entonces te contó sobre eso?
Una lento frió se apoderó de mi corazón. Estaba al borde de decirle a Rixon acerca del sobre con el anillo de acero y la nota clamando que Black Hand asesinó a mi padre, pero me hallé a mi misma avara por una nueva respuesta.
–¿Black Hand es el apodo de Patch?–
–No lo ha usado en años. No desde que empecé a llamarle Patch. Nunca le gustó Black Hand. –se rascó su cuello–. Eso era en aquellos días cuando teníamos trabajos de mercenarios para el rey de Francia. Dieciocho siglos de negras operaciones. Buen dinero.
Bien podrían haberme abofeteado en la cara. El momento completo se sentía desbalanceado, volteado hacia un lado. Las palabras de Rixon corrían sobre mí, borrosas, como si estuviera hablándome en otro idioma, y no podía seguirlo. Inmediatamente me asaltaron las dudas. No Patch. Él no había matado a mi padre. Cualquier otra persona, pero no él.
Lentamente las dudas empezaron a caer por la orilla del camino, reemplazada por otros pensamientos. Me hallé a mi misma escogiendo a través de los hechos, analizando la evidencia. La noche que le di a Patch mi anillo: el momento en el que dije que mi padre me lo había dado, el categóricamente insistió que no debía tomarlo. Y el mero nombre de Black Hand. Era muy oportuno, casi demasiado oportuno. Forzándome a aguantar un momento más, conteniendo mis emociones cuidadosamente en regla, selecciones mis siguientes palabras con cuidado.
–¿Sabes que es de lo que más me arrepiento? –dije en mi tono más casual que pude lograr–. Es la cosa más estúpida, y probablemente te rías.
Para hacer mí historia más convincente. Dí una risa trivial de un lugar tan dentro de mí que ni siquiera sabia que existía.
–Dejé mi sudadera favorita en su casa. Es de Oxford, mi escuela de ensueño –expliqué–. Mi papá la escogió para mi cuando fue a Inglaterra, así que significa bastante.
–¿Estuviste en la casa de Patch? –sonaba genuinamente sorprendido.
–Sólo una vez. Mi mamá estaba en casa, así que manejamos a su casa para ver una película. Dejé mi sudadera en el sofá.
Sabía que estaba caminando sobre una línea peligrosa, mientras más detalles revelaran de la casa de Patch, más riesgo corría que algo no cuadrara, y se volara mi coartada. Pero sobre esas mismas líneas, si era demasiado vaga, estaba asustada que eso alertara a Rixon de que le estaba mintiendo.
–Estoy impresionado. A él le gusta mantener su dirección fuera del radar.
¿Y por qué era eso? Me pregunté. ¿Qué estaba escondiendo? ¿Por qué era Rixon la única persona permitida en el santuario de Patch? ¿Qué podría él compartir con Rixon, pero no con nadie más? ¿Nunca me lo había permitido por que sabía que vería algo ahí que desenredaría la verdad, que él era el responsable del asesinato de mi papá?
–Conseguir de nuevo la sudadera significaría tanto para mí –dije.
De alguna manera me sentí removida, como si estuviera viéndome a mi misma conversar con Rixon a varios pies de distancia. Alguien más fuerte, más astuto y contenido estaba diciendo las palabras que rodaban de mi boca. Yo no era esa persona. Yo era la chica que se sentía desmoronarse en pedazos tan finos como la arena debajo de ella.
–Dirígete hacia allá a primera hora de la mañana. Patch se va temprano, pero si estas por ahí a las seis y media, lo alcanzarás.
–No quería tener que hacerlo cara-a-cara.
–¿Quieres que recoja la sudadera la próxima vez que vaya? Estoy seguro que andaré por ahí mañana en la noche. Este fin de semana como máximo.
–Me gustaría tenerla más temprano que tarde. Mi mamá me sigue preguntando por ella. Patch me dio una llave, y mientras él no haya cambiado la cerradura, todavía puedo entrar. El problema es, que estaba oscuro cuando manejamos hacia allá, y no recuerdo como llegar a su casa. No preste atención, por que no estaba planeando que tendría que manejar de nuevo hacia allá por mi sudadera, post- ruptura.
–Swathmore. Cerca del distrito industrial.
Mi cerebro anotó toda esta información.
Si su casa estaba cerca del distrito industrial, estaba apostando a que el vivía en uno de los edificios de apartamentos en el puente a la orilla de Old Town Coldwater. No había mucho de donde escoger, a menos que hubiese tomado residencia en algunas de las fábricas abandonadas o alguna choza para vagabundos cerca del río, lo que parecía dudoso.
Sonreí, esperando parecer relajada.
–Sabia que esta por algún lado del río. ¿Piso de arriba, verdad?– dije, dando manotazos en la oscuridad. Me parecía que a Patch no le gustaría oír a sus vecinos, pisando fuerte arriba de él.
–Si –dijo Rixon–. Número treinta y cuatro.
–¿Crees que Patch este esta noche en casa? No quiero toparme con él.
Especialmente si esta ahí con Marcie. Yo solo quiero conseguir mi sudadera y salir.
Rixon tosió dentro de su puño.
–Uh, no, estarás bien –. Rascó sus mejillas me lanzó una nerviosa, casi lastimosa, mirada–. De hecho Vee y yo nos vamos a reunir con Patch y Marcie para una película esta noche.
Sentí mi columna tensarse. El aire en mis pulmones parecía hacerse pedazos... y luego, justo cuando sentía que todo el semblante de mis cuidadosamente controladas emociones huía, estaba hablado claramente de nuevo. Tenia que.
–¿Lo sabe Vee?
–Todavía estoy tratando de decidir como decirle la noticia.
–¿Decir la noticia sobre qué?
Rixon y yo nos volteamos alrededor mientras Vee se dejaba caer con un cartón embalado con Cocas.
–Uh, una sorpresa –dijo Rixon–. Tengo algo planeado para esta noche.
Vee sonrió.
–¡Una pista, una pista! ¿Por favooooor?
Rixon y yo compartimos una rápida mirada, pero yo desvié la mirada. No quería tener nada que ver con eso. Además, ya me había apagado. Mis pensamientos estaban robóticamente cernidos a través de esta nueva información: Esta noche. Patch y Marcie. Una cita. El apartamento de Patch estará vacío.
Tenia que entrar.