Estoy muy cansada, apenas llegue me acosté y ni siquiera quiero cenar porque camine mucho hoy.
Me desperté muy temprano en la mañana y Regina les dijo a las chicas que debía ir a comprarle algo porque no me sentía bien.
Llegue al hospital y al entrar a la sala de terapia algo en mi quería quebrarse.
Camine hasta los sillones y me senté, mire hacia mi derecha y el sillón de Jin no estaba más.
Vino el enfermero y me inyectó.
-¿Quien te dijo?- pregunto el enfermero-.
-Su enfermero- dije-.
-No aprendió nada- dijo el agitando la cabeza-
-¿Cómo?- le pregunte yo-.
-Tu estas haciendo terapia y no puede recibir estrés- dijo el- No debían informarte-.
-Pero tarde o temprano me iba a enterar- dije y mire la tele-.
Debajo del televisor estaban las fotografías, siempre que alguien moría o era dado de alta colocaban una foto de la persona.
Allí estaba su fotografía. Lo mire y tenia ganas de llorar, no pude darle su regalo, se que en el entierro lo coloque allí. Se lo debía pero quería escuchar su voz diciéndome gracias o por lo menos que me dijera que no le había gustado.
-Es ley de la vida- dijo el enfermero-.
-Yo más que nadie soy consciente de ello- dije-
Pasaron las horas y estaba aburrida.
Una mujer trajo a su bebé a la terapia y me entretuve jugando con el, sonreí tanto como Jin.
Paso el tiempo y termine las inyecciones, lógicamente me quería ir del lugar.
Salí del hospital e intente que nadie me reconociera, y así fue. Al llegar afuera estaba apunto de tomar un taxi cuando sonó mi celular.
Ahora cada vez que suenas me da miedo, siento que algo malo va a pasar.
-¿Hola?-
-Hola, Caramelo-
-Kae, eres tú ¿Que sucede?-
-¿Sabias que eres la mejor amiga del mundo?- dijo el-.
-¿Que debo hacer?- pregunté sin dar mas vueltas-
-Necesito que repartas las invitaciones a mi cumpleaños-
-No tengo ningún problema- dije- ¿Cuantas son?- pregunte-.
-Noventa- dijo riendo nerviosamente-.
-Sólo invitaras a noventa, pensé que ibas a hacerlo más grande- dije yo-.
-Noventa repartirás tu, Kin Liu se ofreció a ayudarme por lo que le di doscientas diez -dijo pausadamente-.
-¡TRESCIENTAS PERSONAS!- exclame- Son muchas Kae-.
-Será en un salón grande... Por favor, ayudame- dijo el-.
-Ok- dije yo-.
Fui hasta su departamento y le dije a las chicas que ayudaría a Kae.
Al llegar, subí las escaleras y golpee las puerta, obviamente no me esperaba que el estuviera allí.
-Hola chicos- dije-.
-Hola- dijeron ellos-.
-Muchas gracias por ayudarme Camille- dijo Kae-
--¿A ti también te metio en esto?- dijo Kin-.
-Si-
-Bueno tienen varios días para repartilas pero por favor no tarden mucho- dijo el-.
Nos fuimos de allí y al bajar y salir del edificio Kin agarro mi hombro.
-¿Que te parece si repartimos las invitaciones juntos?- .
-Vamos a tardar más- dije yo-.
-Es una excusa para pasar tiempo y conocernos... ¿Que opinas?- pregunto el sonriendo-
-Ok- dije sin pensar mucho-.
Caminamos miles de kilómetros... Antes de llegar a la casa para tomar el auto de Kin varios amigos de Kae quedaban a la pasada por lo que aprovechamos y les dimos su invitación.
Llegamos después de dos horas de caminata a la casa y subimos a su auto.
Recorrimos todas la ciudad, no miento...
-¡Que cansados! - dije suspirando-.
-Si, además hace calor- dijo el-.
-Se acerca la primavera- dije-.
En un momento ningún dijo nada y admito que era incómodo. No sabia que charlar con el... ¿Que se suponía que debía decirle? No tenia ganas de hablar.
De repente el auto paro.
-¿Que sucede? ¿Llegamos?- pregunté-.
-Cierra los ojos y esperame aqui- dijo el-.
-Ok- dije y cerré los ojos. Ya me estoy acostumbrando a que me haga cerrar los ojos-
Sentí que bajo del automóvil, espere 10 minutos y sentí que entro. Escuche la puerta pero al mismo tiempo el movimiento de una bolsa, de repente sentí frío en mis piernas.
-Helado- dijo simplemente-.
Hace años que no tomaba helado... Siempre me pregunté si es, tomar helado o comer helado... Nunca se aclaró esa duda.
Lo bueno es que habia comprado tres sabores, chocolate, crema del cielo y almendras. No son mis favoritos pero me gustan.
Creo que después de tomar helado las cosas se relajaron más entre nosotros.
Seguimos repartiendo invitaciones.
Pudimos repartir ochenta...supongo que otro día seguiremos...
-Fue cansador- dijo antes de que nos despidieramos-.
-Si, pero lo importante es que pudimos repartir bastantes- dije-.
-Somos un buen equipo- dijo y extendió su puño-.
-Si- dije y choque mi puño con el suyo-.
Fui a casa y al entrar estaban las chicas cenando.
-¿Donde estuviste todo el día? - pregunto Linda-.
-¡Cierto!- dije y puse mi mano en mi cabeza- Me olvide de avisar al asistente-.
-¿Donde estuviste?- pregunto Luna-.
-Repartiendo tarjetas como les dije-
-¿Tantas tarjetas van a hacer?- pregunto Marcia mientras me sentaba en la mesa-.
-Nos faltan aún, solo repartimos ochenta- dije tomando agua-
-Wow- dijo Luna- ¿Cuantos van a ser en total?- pregunto ella-
-Trescientos, y a nosotros nos envió una invitación para todas. Cálculo que van a
ser mas de trescientas personas-.
-Ese hombre esta loco- dijo Linda -
-Y pensar que te gustaba apenas comenzamos- dijo Regina-.
-¿Que?- dijimos todas-.
-¿Ahora no te gusta mas?- preguntamos-.
-No- dijo sin mirarnos con la cara roja-
Ricardito no presto atención.
Ya estoy cansada, no doy más.
Me iré a dormir.