—¿Q-qué está pasando? ¿Es este otro ataque sorpresa?
Davi quería pensar que estaba bromeando, pero conociendo a este hombre, nunca diría algo que no fuera en serio. Sabía que él no soportaba las bromas, ¡por lo que era imposible que esta fuera una!
Entonces ¿qué está intentando que haga? ¿De verdad pensó que lo iba a golpear? ¿En serio?
Pensando en ello, Davi se quedó sin palabras y mientras intentaba pensar con normalidad, el hombre sentado a su lado estaba quieto, como un niño pequeño a la espera de su castigo.
Su apariencia quieta y fría como una piedra junto con su físico casi irreal, lo hacía parecer una perfecta estatuilla de tamaño real.
¿Quién en el mundo querría golpear a un hombre como ese?
Al verlo en ese momento, Davi casi no pudo contener sus ganas de abrazarlo con ternura. No sabía por qué, pero cada vez que el actuaba de esa forma, ante sus ojos parecía transformarse de una fría piedra sin vida a una suave y adorable bestia.
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