Ni Hércules ni yo habíamos esperado que esas personas nos hayan seguido desde New York hasta Baltimore.
Ofelia y Hamlet no demostraban que estaban molestos por la invasión de esa gente, cuando examine sus rostros.
Suspiré y me fui a un rincón alejado de ellos y de sus miradas. Hércules me siguió y él se apoyó contra la pared y luego me agarró para que me apoyará en su cuerpo. Lo hice y él luego me rodea con sus brazos alrededor de mi cintura.
Apoyé mis manos en las suyas y nos quedamos así por un buen rato.
-- Tenemos que admitir que nuestra manera de proseguir con ustedes no fue exactamente lo que esperábamos-- dice el hombre y hace una mueca.
-- Menudas excusas-- repuso Hércules--. Gracias a eso, mi Becca recupero un recuerdo traumático.
-- Lo lamentamos, no fue nuestra intención-- anuncia la mujer y ella se giró para vernos--. Nuestro trabajo consta de exterminar seres sobrenaturales.
-- Por qué?-- fue la única pregunta que hice.
Se quedaron callados y no supieron que responder ante mi duda.
Los miré con desprecio, no eran de mi más absoluto fervor, pero esperaba que pudieran diferenciar. Claro que era mucho pedir eso a un grupo de personas que se dedicaban a matar. En eso se diferenciaban con la familia Stoker.
El olor nauseabundo se hizo presente y no me provocaba el hambre voraz que casi siempre entraba un aroma característico por mis fosas nasales. Este olor me produjo asco y supe enseguida que algo malo iba a pasar.
Estos tipos habían traído los problemas consigo y nos tendieron a todos una trampa.
-- Nos engañan-- musite y ellos abrieron los ojos como platos y se quedaron momentáneamente paralizados--. Nos trajeron problemas.
Dicho esto, unas sombras negras se encargaron de cerrar todo, hasta las ventanas para evitar pudiéramos escapar de esta.
Luego prendieron fuego y el lugar se llenó de humo.
Con los puños empecé a golpear el piso y a romperlo cada vez que chocaban mis manos contra el cerámico.
Hércules y Sherlock empezaron a hacer lo mismo que yo. Hasta que el agujero se hizo cada vez más hondo y profundo para que todos pudiéramos escapar. Miré a esa pareja a los ojos.
-- Ustedes pueden escapar por sus propios medios, después de todo esto fue provocado por la trampa que nos pusieron-- y salté al agujero reuniéndome con los demás.
Seguimos los túneles y al llegar a lo que parecía ser la salida, salimos.
Agarré la mano de Hércules y la entrelace con la mía.
-- Está vez, debemos ir a ver al viejo-- anuncia deprisa Sherlock.
-- Eso parece-- y supe que no quería ir a ver a ese viejo.