Nos pusieron esposas y una capucha que nublaron por un momento nuestros sentidos.
Nos llevaron hacia un lugar que olía mal: roña, suciedad y muy posiblemente los olores de los excrementos de los animales que vivían ahí.
Luego nos encierran, y nos habían sacado las esposas antes de patearnos las espaldas para entrar a lo que era.
Me saque la capucha y cuando mis ojos se acostumbraron a la penumbra, solté un suspiro. Era una celda, con enormes barrotes de hierro. Y para colmo me habían separado de Hércules.
Me senté y apoyé la espalda contra la pared de la celda.
-- Estás bien, Becca?-- me pregunta él a través de los huecos que la propia pared tenía.
-- Creo que he estado mejor-- repuse algo irónica--. Y tú?
-- Es la primera vez que estoy metido en una celda y no es muy agradable-- contesta y supe que él trataba de hacerme sentir mejor.
-- Por lo menos aún no han comenzado con las torturas-- y traté que mi memoria no fuera por esos lares--. Creo que podrían ser secuaces de Ivanhoe.
-- En eso se equivoca, señorita-- responde una voz masculina.
-- En serio?-- pregunté arqueando las cejas--. Debo creer eso? Debo creer que no van a torturarnos como lo hizo él?--- traté de localizar esa nueva presencia.
No volvió a pronunciar palabra alguna, pero sentía su presencia. Eso era de una actitud de un cobarde.
Mire la pared que dejaba entre ver los barrotes, y casi pegue un grito al ver que se trataba de un muro y en él, estaban colgados de las personas más buscadas por aquellas personas. Entre tantos retratos, estaba la de mi padre, la de mi tío Jekill y del hombre que mate cuando estaba con Leo.
Hércules presintió que algo estaba molestándome.
-- Qué sucede?-- pregunta y automáticamente se pone algo nervioso.
-- El hombre que está en el medio-- y lo señalé con el dedo.
-- Qué pasa con él?-- descubriendo de que se trataba de nada menos que Víctor Frankestein.
-- Lo maté hace un par de meses atrás-- respondí y mi memoria fragmentada me golpeó con fuerza--. También participó en la tortura que me hizo Ivanhoe.