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Danger

Después de haber comprado lo que había encargado a Charlie, regresé hacia el agujero por donde había venido.

No volví a poner un pie en el Bronx.

Estaba harta de la rutina que estaba haciendo. Ir al súper, al gimnasio y ser personal trainer. No me pagaban mal, pero no me gustaba mucho que digamos tener que trabajar bajo las órdenes de alguien. Siempre había trabajado según mis reglas.

Pero no quería que me volvieran a atrapar, por lo que debería bancarme y sólo por está vez seguir lo que mi instinto me decía.

Lo que una debe hacer para mantenerse a salvo.

Ya me quedaban dos semanas más para salir de Shark town, para mí siempre Nueva York sería eso.

Estaba desesperada por romper la rutina, de salir y desaparecer. Pero está vez debía pensar más seriamente los próximos lugares a los cuales iba a dirigirme.

Para tener una mejor noción, recurrí en varias oportunidades a la biblioteca pública de la ciudad. Hojeaba las hojas de los libros de cartología para elegir mejor. Aunque hice trampa. Cerré los ojos y como una niña pequeña, lleve a cabo la decisión señalando el lugar elegido con el dedo.

Me asombré que mi suerte eligiera a San Francisco para que fuera mi nuevo lugar por otro mes.

Así que decidí que sería mejor, empezar los preparativos para que la huída fuera posible.

El aire olía a almendras rancias, un escalofrío recorrió mi columna vertebral llenándome de espantosos espamos.

Recorrí lentamente con la mirada, y mis ojos no percibían nada. La sensación de peligro no se iba.

Caminé despacio como si fuera una presa débil y no supiera defenderse.

Doble en una esquina y corrí hasta llegar a un callejón sin salida. Me escondí detrás de un tacho de basura y los pasos se acercaron hacia a mí.

Eran tres hombres, estaban usando trajes y estaba bastante segura que estaban armados. Charlie había abierto su bocota.

Esos hombres eran hombres de Cedric. Genial.

Con las cuerdas de nylon de mis botas, los estrangule. Ellos no pusieron residencia alguna, cosa que me asombró.

Una mano me tapa la boca y su aroma a peligroso llena mis fosas nasales:

-- Hola, preciosa-- dice Cedric antes de darme un golpe en la cabeza y perdí el conocimiento.

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