A pesar de que el panorama ante él era bastante dañino para los ojos, Lin Fan se avergonzó de admitir que, de alguna forma, estaba cada vez más emocionado a cada momento mientras seguía mirando.
—¡Lin Fan! ¿Cómo te atreves a humillarme así? ¡Te juro que te mataré definitivamente en esta vida!
—¡Mátame si tienes agallas! ¡Aunque me convirtiera en un fantasma, nunca te dejaría ir! ¡Ahhh! ¡AHHHHHHHHHHHHHHH!
La sensación sensiblera que Luo Yi estaba sintiendo causó que todo su espíritu se disolviera. A pesar de que un ser Imperecedero no era el ser más poderoso entre los Celestiales Divinos, seguía siendo una existencia que no debía subestimarse en el Mundo Santo Ancestral.
No obstante, ¡pensar que sería humillado como una bestia en ese momento por aquel humano! ¿Cómo podría Luo Yi tolerar algo así?
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