En el mugriento y gélido viento, una forma humana se perfiló enseguida. Tenía exactamente el mismo aspecto que Benedicto III y vestía una túnica similar, excepto que el color de su ropa era negro puro, y la corona sobre su cabeza no portaba carácter sagrado alguno, sino que parecía más la corrupción y el dolor extremo.
Sostenía un báculo negro en sus manos que estaba combinado con el aura del Dios de la Verdad, y la proyección inversa de la Montaña Paraíso de siete plantas flotaba a sus espaldas. Parecía una pirámide cuya punta señalaba hacia abajo.
En la extraña proyección de Montaña Paraíso, las criaturas y los ángeles no estaban tocando música, alabando a dios o compartiendo alegría. En su lugar, cada planta exhibía una panorámica diferente.
Apoie seus autores e tradutores favoritos em webnovel.com