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Capítulo 36: El postre favorito de Lu Xiulan

Editor: Nyoi-Bo Studio

—Xinyi, tienes suerte —dijo Lu Xiulan con una sonrisa amarga.

Lu Xinyi giró la cabeza hacia su prima y notó la expresión triste en su rostro ¿Tenía algún problema?

Como había dicho antes Shen Yi, manejó y la llevó de vuelta a la casa con Lu Xiulan. Uno de los empleados de él iba a recuperar el auto de ella, el cual había quedado olvidado en el estacionamiento. Tan pronto él las dejó en la casa, Shen Yi volvió a trabajar.

—¿Por qué? —preguntó Lu Xinyi. Estaba sentada en el piso y jugaba con los perros, mientras que Lu Xiulan estaba sentada en el sillón tomando té. Acababan de terminar de ver una película de terror.

—A Shen Yi parece que le importas. Me gustaría que alguien se preocupara por mí también —Lu Xiulan suspiró y se pasó los dedos por el pelo—¿Cuantos sapos debo besar antes de conocer a mi príncipe encantador?

—¿Creí que estabas viendo a alguien el país D? —Lu Xinyi le dio una palmadita en la cabeza de Mallow, antes de darle un premio.

—No, no estábamos juntos —dijo Lu Xiulan riendo y puso la taza en la mesa ratona.

—Pero creí que estaban bien. —Lu Xinyi recordó que Lu Xiulan había conocido a alguien en el trabajo y había empezado a salir con él.

—Xinyi, no saliste con nadie aparte de Gong Yijun, ¿no? Las mujeres pueden fingir orgasmos, pero los hombres pueden fingir una relación completa. —Lu Xiulan se sentó en el piso con su prima y jugó con Milktea, que estaba peleando con Mallow para tener la atención de Lu Xinyi.

—¿Qué pasó? ¿Te engañó?

—No ¿Cómo pudo engañarme cuando ni siquiera estábamos juntos? —Xiulan le pasó la botella de agua a Lu Xinyi. Esta abrió la tapa y vertió el contenido en el tazón vacío de los perros.

—¿No está listo para comprometerse contigo?

Lu Xiulan se encogió de hombros antes de recostarse contra el sillón detrás de ella. Los ojos miraron el gran y alto techo de la casa de Shen Yi.

—Es doloroso esperar u olvidar a alguien, pero creo que es más dolorosa cuando no sabes si esperar u olvidar.

Lu Xinyi se acostó en el piso con la cabeza en el regazo de Lu Xiulan. No había visto a su prima por meses y esa era la primera vez que la veía así de triste.

—El amor apesta —concluyó Lu Xinyi.

—Definitivamente. El amor apesta —coincidió Lu Xiulan—. Oye, ¿crees que Gong Yijun nunca te devuelva el libro de recetas del tío que te saco?

Lu Xinyi hizo una mueca. No esperaba que se los devolviera. Cuando el negocio de la madre de Gong Yijun empezó a perder clientes, este se desesperó por ayudar a la madre a salvar el negocio familiar.

Una vez, él descubrió el libro de recetas de Lu Xinyi en su cuarto cuando visitó su departamento y se lo llevó sin su permiso. Obviamente, ella descubrió lo que había hecho y le pidió que se lo regresara. Gong Yijun se rehusó, pero le ofreció trabajo en la confitería a cambio.

Al pensar en eso, Lu Xinyi se dio cuenta de por quéél le había ofrecido quedarse en su departamento, cuando a ella la echaron de su anterior casa ¡El bastardo estaba ojeando los otros libros!

—No, no lo creo. Se lo llevó hace tres años y no lo he vuelto a ver desde entonces —dijo Lu Xinyi.

—¿Qué? Eso es decepcionante. Esperaba poder comer alguno de los postres del tío de nuevo. Ha pasado mucho tiempo desde que comí uno—. Lu Xiulan hizo una mueca, mientras que pasaba una mano por la suave piel de Milktea.

—¿No nos enseñó cómo hacer tu favorito: Banana caliente en leche de coco? —preguntó Lu Xinyi.

—¡Pero eso es básico, Xinyi! Lo que no entiendo es por qué no puedo hacerlo delicioso como tú y el tío ¡Ya sé! ¡Hazme uno ahora!

Lu Xiulan sacudió los hombros de su prima para que se levantara y le preparara el postre que tanto deseaba.

—¿Qué? ¿Ahora mismo? Pero si acabamos de comernos una pizza entera.

Lu Xiulan insistió y arrastró a Lu Xinyi a la cocina. Se lavaron las manos antes de preparar los ingredientes.

—Tienes suerte de que Madam Jin hizo las compras más temprano. Tenemos un poco de leche de coco en la heladera —Lu Xinyi miró a su prima asaltar la heladera. Ya estaba masticando una banana cuando le dio a Lu Xinyi los ingredientes que necesitaba.

—Te voy a ayudar. Cortare las bananas, mientras que tú hierves la leche de coco. Déjame ver cuando azúcar le pones, ¿de acuerdo? —le pidió Lu Xiulan.

—Solo necesito dos bananas, Xiulan y, por favor, no te comas el resto de ellas.

En una olla mediana, Lu Xinyi hirvió una taza de leche de coco, mientras que Xiulan cortaba las bananas. Una vez que empezó a hervir, llamó a su prima para que viera cuanta azúcar y canela molida agregaba. Añadió ambas cosas y, luego, las revolvió en la mezcla para que se disolvieran.

—No sé cómo lo haces, Xiulan, pero papa dijo que tenemos que agregar dos cucharadas de azúcar y un cuarto de cucharadita de canela molida por cada taza de leche de almendras ¿Cuánto agregas tú?

Lu Xiulan se rascó la cabeza y se rió de forma extraña. Realmente, no media los ingredientes cuando cocinaba—. No lo sé—confesó.

—¿No lo sabes?

—No, pero, por lo general, pongo más azúcar que canela. Sabes que no me gusta el sabor de la canela —negó Lu Xiulan con la cabeza.

Lu Xinyi agregó las bananas y volvió a hervir. Luego, bajo el fuego y dejó que hiervan a fuego lento, hasta que las bananas se pusieran blandas. Lu Xiulan preparó unos tazones pequeños y se los pasó a Lu Xinyi. Ya se le caía la baba con solo el olor.

—Oye, me estaba preguntando ¿Alguna vez conociste a tu prometido? —le preguntó Lu Xiulan.

Xinyi la miró antes de apagar el fuego y servirle un poco del postre a su prima. Lu Xiulan empezó a comer felizmente su postre favorito de la infancia. Ese era uno de esos platos que siempre le pedía a su tío que le haga, cuando todavía vivía.

—¿El prometido de quién? —La voz de Shen Yi hizo eco por toda la cocina, mientras que entraba y se quitaba la irritable corbata del cuello. El olor suave a canela y leche de coco lo atrajo a la cocina. Estaba seguro de que su esposa estaba cocinando algo delicioso de nuevo.

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