Su Qianci se levantó, ruborizada.
—Te acompañaré afuera.
—No hace falta, quédate dentro. Afuera hace frío y el bebé no debería sufrirlo —respondió Song Yifan, se despidió con la mano y salió con su maleta.
Cuando Song Yifan se fue, Li Sicheng no podía parar de tocarla. Ella le apartó la mano y le advirtió en voz baja:
—Aún estamos en la sala de estar.
—Entonces, vamos al dormitorio —propuso él, se levantó y se la subió al hombro.
Caminó hacia el dormitorio a pesar de sus quejas.
Sonrojada, ella lo golpeó en la espalda y le recordó:
—¡Mi barriga!
Él se detuvo y le echó una mirada sombría. Entró en el dormitorio, cerró la puerta y la dejó sobre la cama. La besó en las mejillas y apretó los dientes.
—No deberías haberte quedado embarazada tan pronto.
Ella se echó a reír y también lo besó en los labios.
—Ahora, tendremos que esperar unos meses.
—¡Dos meses!
—¡Nueve! El bebé tiene menos de un mes.
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