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Capítulo 40 – Debe haber alguien a quien temas

Editor: Nyoi-Bo Studio

Lo que Liu Anan había hecho no era muy grave, pero sí bastante serio. El vídeo que la gente había publicado en Internet se hizo viral enseguida. La única manera de solucionarlo era pedirle a Su Qianci, la víctima, que dijera algo. La Su Qianci que Tang Mengying conocía siempre estaba tratando de adularla, ya que era la amiga de la infancia de Li Sicheng. Sin embargo, tras tratar con ella el día anterior, Tang Mengying sentía que Su Qianci había cambiado un poco. Tang Mengying pensaba que Su Qianci no vendría a la cafetería.

En efecto, tras esperar veinte minutos en la cafetería, Tang Mengying aún no había visto a Su Qianci. Marcó de nuevo, pero nadie contestó el teléfono. Tang Mengying se enfureció, pero se contuvo y revisó sus contactos.

Si a mí no me temes, debe haber alguien a quien sí.

Su Qianci fue a casa de Li Sicheng, pidió al servicio que le preparara una habitación para ella y llevó todas sus cosas a la habitación de invitados, frente al dormitorio principal. Todo ello le llevó más de una hora. Su Qianci miró su teléfono y vio que había dos llamadas perdidas. Una era de la casa antigua de los Li. Devolvió la llamada y contestó la señora Li.

—Madre.

—He oído que vas a demandar a la prima de Tang Mengying.

Su Qianci estaba sorprendida.

—¿Cómo lo sabe?

—No lo hagas —dijo la señora Li con dureza—. Hemos tenido una amistad con la familia Tang desde hace muchos años y no voy a permitir que lo arruines. Para ahora mismo.

Reticente, Su Qianci tenía que obedecer lo que le dijera su suegra.

—Está bien.

Después de colgar, Su Qianci accedió a internet y observó que el "drama de Liu Anan" había bajado en el ránking de tendecias. Los vídeos virales y los comentarios habían sido borrados y continuaban disminuyendo. Había millones de influencers en internet.

Parece que Tang Mengying ya había movido una ficha. Primero se lo había dicho a la señora Li y luego había manejado la situación en internet. Usando ambos métodos, Tang trataba de mantener a Liu a salvo. Su Qianci no podía hacer que Liu Anan fuera a la cárcel por eso, por supuesto. Sin embargo, iba a cobrarse algunas deudas. Su Qianci hizo clic en la aplicación de chat en la que no había entrado hacía mucho tiempo, entró en un grupo de amigos de la secundaria y encontró rápido un nombre: Lu Yihan.

Su compañero de secundaria, un chico que trataba a sus ordenadores como si fueran novias. Desde que ella había sido acogida por la familia Su, no habían vuelto a contactarse. Su Qianci recordó que, en su antigua vida, Lu Yihan había alcanzado el éxito años después y se convirtió en el líder de la industria informática de Kingstown. Por otro lado, ella se había convertido en una esposa resentida y se había quedado atrás.

Si no recordaba mal, este momento había sido el más difícil de su carrera. Era su penúltimo año en la universidad. Mientras sus compañeros buscaban puestos de becarios, Lu Yihan ya había comenzado su propio negocio con un par de amigos. Era el momento en el que más necesitaban dinero. Y Su Qianci no tenía otra cosa más que dinero. Abrió un chat con él y escribió directamente: "Cien mil. Desentierra todos los secretos de alguien por mí".

Como alguien que ya casi se había casado con su ordenador, respondió de inmediato: "¿Tienes el dinero?".

Su Qianci escribió: "¿Tu número de cuenta?".

Lu Yihan envió una captura de pantalla con la información de su cuenta.

¿Qué harías si un amigo que no te ha llamado en mucho tiempo te ofreciera esa cantidad de repente?

Lu Yihan se subió las gafas sin montura que llevaba puestas, envió la información de su cuenta y fue a buscar un vaso de agua.

¡Tilín!

Al recibir un mensaje, Lu Yihan volvió a su ordenador y bebió su agua mientras desbloqueaba su teléfono. De repente, escupió toda el agua que tenía en la boca sobre la pantalla.

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