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Capítulo 4: Quemada

Editor: Nyoi-Bo Studio

Xi Xiaye asintió levemente mientras bajaba la mirada y tomaba otro sorbo de té. Pensó por un momento antes de decidir explicar con claridad:

—Cuando era más joven, mi madre limitó mi consumo de alimentos dulces, porque estaba preocupada por mis dientes. Cuando crecí, me acostumbré y mi gusto siempre siguió en esa dirección.

Mu Yuchen sonrió. Cuando estaba a punto de decir algo, el teléfono a su lado volvió a zumbar. Miró a Xi Xiaye como pidiendo disculpas, antes de cogerlo para responder a la llamada.

La llamada era de Wang Hui, quien le preguntaba si había llegado a tiempo para la cita. Cuando escuchó su tono ansioso, Mu Yuchen no pudo evitar fruncir el ceño. Escuchó a Wang Hui refunfuñar un rato antes de contestar, exhausta e indiferentemente:

—Ya la estoy conociendo. Hablaremos de nuevo cuando vuelva.

Colgó silenciosamente y luego miró a la persona que tenía enfrente. La observó con su taza de té en una mano, mientras sus ojos apáticos miraban el sombrío cielo fuera de la ventana. Los altavoces comenzaron a tocar algunas melodías familiares:

Quizás el amor nos ciega;

Es una pasión que hace que uno no se deje intimidar por los peligros...

¿A quién cautivó el amor?

¿Quién se rindió al amor, invadiendo una soledad asediada por el fuego?

Si el calor de un beso puede conquistar el resentimiento...

Un viento fresco sopló desde la ventana y el frío invadió abruptamente su momento de silencio. Xiaye no pudo evitar temblar ligeramente. Inconscientemente, juntó ambas manos, pero justo cuando las soltó, escuchó un fuerte estruendo. Un calor abrasador quemó la parte posterior de su mano. En ese instante, sintió que una mano grande le apartaba su muñeca.

—Con cuidado —dijo Mu Yuchen con un tono preocupado que revelaba sensibilidad.

En ese momento, Xiaye también recuperó su mirada. Entonces, se dio cuenta de que la palma de su mano estaba un poco quemada por el té derramado. Una oscuridad destelló en sus ojos quietos mientras se sentía avergonzada. Quería esconder sus manos, pero antes de que pudiera moverse, un pañuelo blanco impoluto fue extendido lentamente hacia ella.

Ella vaciló por un momento, luego, lo aceptó lentamente. Limpió ligeramente el té que manchó la parte posterior de su mano.

—Gracias.

Una vez más, le agradeció suavemente y una sonrisa de disculpa se extendió a través de su pequeño rostro.

—¿Se lastimó? —preguntó Mu Yuchen, frunciendo el ceño y mirando su mano ligeramente enrojecida.

Xiaye negó con la cabeza. La luz en sus ojos parecía ser bastante débil, pero sonrió y respondió con cierta dificultad:

—No hay de qué preocuparse. Solo regresaré y le podré hielo.

—¿Qué es tan interesante acerca del cielo para que la distrajera tanto?

Hubo un resplandor en los ojos de Mu Yuchen mientras miraba despreocupadamente por la ventana que Xiaye antes había mirado. Lo que percibió en su campo visual era el cielo turbio. Era infinitamente gris. La brisa fría que entraba por la ventana parecía traer algo de humedad, y se podía ver vagamente la llovizna que caía.

—En realidad, no me gusta ver este tipo de cielo. El goteo de la lluvia me hace sentir un poco incómoda.

Xiaye cubrió ligeramente su mano quemada y luego, siguiendo la mirada de él, suspiró suavemente:

—Pareciera que la primavera para la ciudad Z ha llegado especialmente temprano este año. Ni siquiera es el Festival de Primavera y el clima ya está así.

—Mmm... Antes, cuando pasé por la plaza, les oí decir que la primavera empieza en dos días más —respondió Mu Yuchen y luego, abruptamente, se volvió.

Estaba a punto de recoger su taza de té cuando vio que ella todavía estaba sosteniendo la palma de su mano. Repentinamente, cruzó su enorme mano y sacó la que ella estaba tratando de encubrir. Inmediatamente, vio la irritada piel roja de su mano.

Las cejas de Mu Yuchen se arrugaron aún más. Se mantuvo en silencio por un tiempo, luego, finalmente se levantó con suavidad y cogió el bolso que ella había dejado a un lado.

Xiaye se quedó atónita. Había una sospecha en sus ojos y estaba a punto de decir algo cuando lo escuchó decir en voz baja:

—Vamos a un hospital a echarle una mirada. De lo contrario, sería usted quien sufriría.

Entonces, sin esperar a que Xiaye estuviera de acuerdo, empezó a caminar.

Acababa de salir de la Taberna del Bosque de Arce de Bambú cuando su subordinado, Ah Mo, trajo su auto. Aunque no parecía un coche de lujo, era bastante similar al passat de ella, era un phaeton.

Era el tipo de coche que era lujoso en el interior, mientras que por fuera era de bajo perfil y reservado, al igual que su dueño, quien era reservado en una manera que lo hacía difícil de entender.

—¡Maestro! —dijo Ah Mo.

Detuvo rápidamente el coche y bajó de prisa para saludarlo respetuosamente.

Sin embargo, cuando vio a Xi Xiaye al lado de Mu Yuchen, sus ojos se iluminaron. No pudo evitar mostrar indicios de una sonrisa reprimida en su rostro. Permaneciendo en calma, cuidadosamente miró de reojo a su Maestro, pero se dio cuenta de que él todavía lucía apático y abatido, como de costumbre.

Señaló a Ah Mo:

—Este es Ah Mo.

Xi Xiaye asintió ligeramente.

—¡Hola, soy Xi Xiaye!

—¡Encantado de conocerla, señorita Xi!

Ah Mo sonrió en respuesta al abrir la puerta del coche.

Mu Yuchen señaló hacia el interior despreocupadamente, indicando a Xi Xiaye que entrara.

Xiaye recordó que su coche estaba aparcado en el estacionamiento, así que dijo suavemente:

—No hay necesidad de molestarse. Yo misma conduzco.

Mu Yuchen bajó los ojos y miró su mano, que ya estaba roja e hinchada. Eludió el auto y retumbó en voz baja:

—¿Segura que todavía puede conducir en este momento?

Xi Xiaye miró hacia su mano. El ardiente dolor la hizo fruncir el ceño involuntariamente. Cuando vio que Ah Mo ya había puesto sus cosas en el asiento trasero antes de subirse en el asiento del conductor, lo pensó por un instante antes de entrar en el auto.

Ah Mo arrancó el coche inmediatamente:

—Maestro, ¿dónde vamos?

—Hospital T— dijo Mu Yuchen claramente, antes de coger una revista del bolsillo lateral y empezar a hojearla.

Xi Xiaye tampoco dijo nada. Se encogió ligeramente en su asiento y, suavemente, puso la mano lesionada en su rodilla, mientras la sujetaba ligeramente con la otra mano. Entonces, inclinó su cabeza contra la ventana y miró hacia afuera.

Afuera había niebla y llovizna. En las calles mojadas, los peatones que corrían de un lado a otro sostenían sombrillas, mientras pasaban apurados por las aceras. El viento que entraba por la ventana del coche y se arremolinaba allí era un poco frío, sin embargo, había un calor simple que fluía en el auto, repeliendo la frialdad que venía desde detrás de ella.

—Ciudad Z ha cambiado mucho.

De repente, la voz baja del hombre entró en sus oídos. Xi Xiaye giró bruscamente la cabeza y se dio cuenta de que Mu Yuchen había levantado la vista de su revista y estaba mirando tranquilamente por la ventana del coche.

Xi Xiaye recordó repentinamente que había estado viviendo en el extranjero durante los últimos años, así que sonrió y dijo:

—Sí, especialmente estos últimos años, después de que el nuevo plan de cinco años fuera lanzado, este lugar se convirtió en la nueva área desarrollada. La gente de Ciudad Z estaba decidida a crear otra ciudad floreciente como la del norte.

Glory World Corporation tenía bastantes proyectos ahí también, y ella estaba a cargo de uno de los más grandes, así que Xiaye estaba bastante bien versada sobre la situación de ahí.

—Los he oído mencionarlo.

De repente, recuperó su mirada y la observó. La vio frunciendo el ceño ligeramente y miró hacia abajo; su atención cayó sobre sus manos. De hecho, vio que la palma de su mano se estaba inflamando aún más, así que frunció el ceño y le dijo a Ah Mo:

—Llega al hospital T en diez minutos.

Emitió la orden de forma urgente; Ah Mo asintió y luego aceleró.

Era el fin de semana. A pesar de la niebla y la llovizna, las calles no estaban tan congestionadas como en un típico día de trabajo, por lo que el auto pasó a toda velocidad por varias carreteras antes de llegar rápidamente al Hospital T.

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