Mientras Rhode bajaba las escaleras, vio a Sereck sentado en el pasillo. El hombre reveló una sonrisa y se levantó cuando vio a Rhode.
—No esperaba que me llamaran a esta hora...
—Lamento molestarlo, Sr. Sereck.
Rhode asintió y se disculpó con Sereck. Sus quejas no eran exageradas, ya que en el día había estado con el viejo Presidente, pero Rhode no mencionó nada acerca de una evaluación mercenaria.
Pero no pudo evitarlo porque Canario y Chicle Miniatura todavía no estaban registradas. Si querían convertirse en miembros de la hermandad, tenían que registrarse. De lo contrario, habría muchos problemas en el futuro.
Y, en cierto modo, esto también era bueno para Sereck.
—No tiene que disculparse conmigo, Sr. Rhode.
Sereck meneó la cabeza y le sonrió a Rhode.
Apoie seus autores e tradutores favoritos em webnovel.com