—¿Usted también lo ve? —susurró Cati.
—Por supuesto. No soy ciego. Parece una plaga que te persigue —dijo el Señor Valeriano mirando fijamente al hombre junto a Cati—. ¿Quién eres?
—Disculpe mis modales, Señor —respondió Malfo inclinando la cabeza—. Soy Malfo Crook. Soy de una pequeña villa que solía ubicarse cerca de los Imperios del Oeste y el Sur.
—¿Solía? —preguntó Alejandro.
—Sí. Desafortunadamente, no logro encontrarla. Parece desierta, sin más que árboles pasto. O quizá olvidé la dirección —explicó el hombre con expresión preocupada.
Si Alejandro no se equivocaba, el hombre pertenecía a la villa donde Cati vivía con sus padres antes de la masacre. Tras ese incidente, Alejandro ordenó enterrarlos a todos en un lugar.
—¿Esa es la villa que…—comenzó Cati, pero fue incapaz de completar la pregunta.
—¿Qué? —preguntó Malfo.
—¿Sabes cómo moriste? —insistió Alejandro.
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