—Pero si no voy, todos estaremos en peligro.
—…
Ella tenía razón; en el momento en que Lin Kang fuese elegido, ninguno de ellos escaparía ileso, incluida Xinghe.
—Aún así, no podemos dejarte ir —dijo el abuelo Xi negando su petición—. Aunque definitivamente puedes defenderte, el país no es tan liberal como para permitir que una mujer se entrometa en las elecciones, así es que, ¿qué puedes hacer aunque vayas?.
Xinghe asintió.
—Lo sé, pero tengo que intentarlo pase lo que pase. ¿Qué pasa si encuentro una oportunidad para contraatacar?
—Si eso fuese tan fácil, habríamos encontrado una oportunidad hace mucho tiempo.
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