Dependiendo de la situación, Tianxin se veía a sí misma incluso dándole algo de dinero a Xinghe.
El solo hecho de pensar que podía ver a Xinghe rogándole por su caridad hizo que se anime camino al hospital.
No les llevó mucho llegar al hospital. Usando sus conexiones, Mubai rápidamente supo en qué habitación se encontraba Chengwu.
Mientras se apresuraban a encontrarse con Xinghe, Chengwu estaba preparándose para entrar a cirugía.
Su cuerpo estaba rociado con desinfectante, y el olor permanecía en la habitación.
Xinghe estaba adversa al olor, así que se fue a sentar en el pasillo fuera de la habitación.
Ella cruzó sus manos, rezando por una operación exitosa.
El doctor les prometió un 80% de éxito, pero no pudo evitar preocuparse.
—Hermanita, ¿cómo lo estás llevando? —le preguntó Xia Zhi, siguiéndole.
Xinghe tomó una siesta que duró sólo unas horas; él temía que ella no tuviese suficiente descanso.
Xinghe sacudió su cabeza y dijo: —Estoy bien, ve a estar con tío.
—Está bien, papá se volvió a dormir.
Xia Zhi escuchó el sonido de pasos acercándose. Él volteó y vio al grupo de Mubai. Su expresión se tornó seria.
Xinghe siguió su mirada, y a primera vista, ¡vio a Xi Mubai!
Entonces, vio a Che Tianxin, quien lo seguía.
Xinghe sintió que su mente se había quedado en blanco por un momento.
Sin embargo, rápidamente, se recuperó. Ella mantuvo una impenetrable expresión en todo momento.
Mientras los dos observaban al grupo aproximándose de arriba a abajo, el grupo de Mubai hacía exactamente lo mismo.
Tianxin especialmente, tenía los ojos puestos en Xinghe; se rehusaba que cualquiera de sus movimientos, por más pequeños que fueran, se escapara de su vista.
Para su sorpresa y decepción, Xinghe estaba tan quieta como una estatua.
Ella los miraba como si fueran unos completos extraños.
Ya no había más evasión, odio hacia sí misma y vergüenza en su expresión que se reflejaba la última vez que se vieron.
No había preocupación en sus ojos, como si estuvieran mirando más allá de ellos porque no merecían ser notados por ella.
No sólo Tianxin sintió este cambio en su comportamiento, Mubai lo sintió también.
Él se detuvo delante de ella y le dijo con voz brusca: —Escuché que tu tío estaba enfermo.
Este era el primer encuentro oficial desde su divorcio hacía 3 años, descontando su pequeño episodio de la última vez, ya que eso podía considerarse un intercambio de palabras.
Xinghe no parecía que iba a responder. Los miró serenamente, totalmente a gusto con el mundo.
Chang An dio un paso adelante para explicar: —Señorita Xia, es un placer verla de nuevo. El CEO Xi escuchó por su vecino que el Señor Chengwu había recaído, así que estamos aquí para visitarlo.
Xia Zhi respondió con burla: —¿Desde cuándo nuestras familias se volvieron tan unidas? Mi hermana no tiene nada que ver con tu jefe y mucho menos el resto de la Familia Xia. Por lo tanto, Señor xi, por favor, devuélvase. Mi padre no acepta visitas de extraños.
La falta de respeto de Xia Zhi irritó a Tianxin. Como Mubai no parecía que iba decir nada, ella sintió que debía defenderlo.
Ella frunció el ceño mientras miraba a Xinghe.
—Xinghe, sin importar qué, aún eres la madre de Lin Lin, no podemos dejarte sin nada. Por el bien de Lin Lin, te estamos ayudando, porque tememos que necesitas nuestro dinero para las cuentas médicas de tu tío. Es por eso que Mubai y yo estamos aquí.