La suerte de Sebe

Los documentos oficiales fueron terminados en solo cinco minutos, para las personas que venían con un príncipe no había más preguntas que el nombre y la línea de sangre.

—Seguidme. Os llevaré a vuestra nueva casa.

Justo cuando Sebe estaba a punto de irse, dos hombres seguidos por cuatro mujeres aparecieron frente a ellos.

—Oh, estás aquí otra vez, Sebe. ¿Escogiste a otro ser humilde para que te sirviera? Una lagartija esta vez, no tienes gusto por los sirvientes. Espera, también hay una belleza con una línea de sangre de lobo y una niña que debe ser su hermana pequeña. Finalmente entendiste lo bueno que es ser de la familia real y comenzaste a formar tu propio harén, eh. Bien hecho, necesito reevaluarte.

Uno de los dos dijo que miraba con ojos pervertidos a Aiwai.

—Hermano, también hay un tipo pequeño con orejas de lobo, ¿por qué Sebe también lo eligió? ¿Tal vez tiene gustos raros?