Al abrirse la puerta del palacio dorado se reveló un espacio negro azabache, como un silencioso agujero negro. Súbitamente llegó un viento asqueroso, y una silueta gigantesca salió a toda velocidad con el viento.
Con las fauces abiertas de par en par, sus colmillos se dirigían hacia Xiao Ya, cuya linda cabeza estaba inclinada hacia arriba.
Chu Changsheng y Bu Fang lo vieron, pero no pudieron reaccionar a tiempo.
Chu Changsheng abrió los ojos de par en par, cómo si sus párpados estuvieran por desgarrarse. Rugió y su aura se disparó.
Bu Fang arqueó las cejas, y su cara cambió ligeramente.
¡Bum!
No pudieron hacer nada. En solo un segundo la gigantesca bestia envolvió a Xiao Ya, retorciéndose. Sus escamas doradas brillaron, reflejando un brillo que era extrañamente deslumbrante.
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