Los Autarcas

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Cuando Ji Ning olió el vino, no pudo evitar servirse una taza para probarlo. Luego asintió y dijo alegremente:

—Qué buen vino. Mi alma misma se eleva por este brebaje, puedo sentir incluso que la desintegración de mi almarreal se ralentizó por un momento.

—Por desgracia eso es irreversible —dijo Autarca Ramaldelcielo y se sirvió lentamente una taza—. De lo contrario, nuestra civilización habría dado a luz a una figura realmente increíble. A decir verdad, tu ascenso es mucho más importante para nuestra civilización que el surgimiento de un nuevo Autarca. Después de todo, eres el primero que logró dominar un Dao Omega Eterno.

—Solo puedo culparme a mí mismo por no haber entrenado lo suficiente —dijo Ning con una sonrisa—. Quizás si hubiera sido solo un poco mejor, habría tenido éxito en la Fusión Dao.