Ji Ning se paró en la superficie del agua y miró a su alrededor. Todo estaba en silencio. El único sonido que llegaba a él era el del viento soplando sobre el lago y creando pequeñas olas.
—Ala de Serpiente es mucho más cuidadosa de lo que habría imaginado. No solo se queda en las profundidades, sino que ni siquiera cuando yo, su gran enemigo jurado aparece, se atreve a atacar.
¡Sería sumamente complicado sacarlo de su escondite! Las Cinco Prefecturas del clan Ji no habían podido hacer nada al respecto. Era todavía un secreto que Ji Ning ya había alcanzado el nivel Xiantian, por supuesto que Ala de Serpiente no lo sabía. Para el monstruo, Ning era quizás un chico de once años con muy buenas técnicas. No era una amenaza, pero, a pesar de eso, había resistido el impulso de atacarlo. De pronto, algo llamó su atención.
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