De la nada, ambos bandos notaron que una hermosa niña estaba de pie entre ellos. Su silueta apareció lentamente en la costa del pequeño río, con la espalda hacia los Guardianes del Sueño y una calmada expresión en el rostro. Marvin sintió que conocía a esta niña, pero no sabía de dónde.
—Esos ojos rojos…—pensó Marvin notando algo.
Pero ella preguntó de nuevo: —¿Son tus enemigos?
—Oye —dijo Swift con impaciencia—. Mortal, si no quieres morir, será mejor que no te metas en nuestros asuntos. Aunque no me gusta asesinar mujeres, si piensas interferir con nuestras órdenes, pfff.
Una intención asesina brilló en los ojos de la niña al hablar: —Entiendo. Son tus enemigos.
Marvin preguntó con curiosidad: —¿Quién eres?
La niña inclinó la cabeza y preguntó: —¿Acaso importa?
Marvin se paralizó. La niña que apareció de pronto parecía muy extraña. Se rió un poco antes de aclarar: —¿Cómo podría no importar? Después de todo, no creo que te conozca.
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