—Mmm, casi me olvidó. La señora su acaba de llamar y dijo que el señor Su y el abuelo Su extrañan mucho a Pudin y a Frijolito, y ya que mañana es sábado nos invitaron a cenar.
—Claro, les compré obsequios y se los iba a enviar.
—¿Obsequios? ¿Qué les compraste? Al abuelo Su no le interesan ese tipo de cosas, no les des nada muy caro —dijo Huo Mian, algo preocupada.
—No te preocupes, sé que son ricos, son solo gestos de gratitud. Confía en mí, ¿de acuerdo?
Huo Mian asintió.
—Una vez que las cosas aquí se calmen, ¿podemos ir a los Estados Unidos? Mis padres realmente quieren ver a las gemelas.
—Deberíamos haber ido hace mucho tiempo... Sé que no es un buen momento para que vengan a China ya que Huo Siqian tal vez intente herirlos, por lo que la mejor opción es que vayamos nosotros.
—Ajá —Qin Chu acarició con dulzura el largo cabello de Huo Mian, aliviado por el hecho de que entendiera todo lo que él pensaba.
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