El diablo todavía parecía muy infeliz.
Ning Xi endureció su determinación y se inclinó sobre él para besarle otra vez en los labios. —Querido, sólo estamos saliendo, pero parece que estamos siendo infieles. ¿No crees que es muy emocionante?
La mirada de Lu Tingxiao se oscureció aún más al bajar la cabeza para besarla con fuerza.
¡Esa bestia! ¿No estaba ella demasiado segura de su autocontrol?
Ning Xi se asustó por el incesante timbre de la puerta mientras le daba vueltas al pelo para consolarlo pacientemente. —Mmm... Está bien, está bien... Si continuamos, estaré expuesto. No, no, no. ¡Aquí no! ¡No muerdas!
Lu Tingxiao jadeaba ligeramente mientras se contenía del impulso de dejarle marcas.
—¡Ya voy, ya voy! —Ning Xi gritó mientras susurraba al oído de Lu Tingxiao—: Sé bueno, volveré a ayudarte más tarde...
Lu Tingxiao se puso rígido inmediatamente.
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