Una multitud de personas rodeaba el astillero temporal sobre el río Aguasrojas.
Todos sabían que en el cobertizo de madera se estaban construyendo algunos barcos extraños con corazas que se asemejaban a una enorme bañera. Los botes estaban hechos de cemento gris, un material que no era diferente de la roca después de su fraguado. Si se pusieran en el agua, no habría rastro de eso, excepto un chapoteo.
Los artesanos que trabajaron aquí le dieron un nombre propio: Barco bañera.
Hoy sería cuando los dos primeros botes entraran en el agua.
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