Reclamando lo que es Suyo

—Ah... Tú... —Emilia hizo un mohín—. ¡Sé gentil, me estás lastimando!

Como un niño que había hecho algo malo, Oliver Walker soltó en un revuelo. Sin embargo, ¡Emilia sonrió dulcemente!

Se miraron el uno al otro. Cuando estaba enamorada, no podía evitar ponerse de puntillas y dejar un beso en ese rostro decidido. Aunque solo fue un leve roce, ¡Oliver Walker sintió como si estuviera en un sueño!

Esto... Era el primer beso de su esposa —dijo él—. ¡Ella tomó la iniciativa de besarlo!

—¿Qué miras? ¿No puedo besar a mi esposo? —Para ocultar su timidez, Emilia dijo algo coqueto. Sin embargo, después de un momento, se dio cuenta de que no podía comportarse como una chica coqueta.

¡Su bonito rostro estaba enrojecido como si estuviera ebria! ¡Qué encantadora!

—¡Claro! ¡Eso es increíble! —Oliver Walker levantó sin decir palabra el delicado cuerpo de su esposa.