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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 464

—No— dijo Kain al ver a Guardián como una entidad luminosa en el pasillo, afuera de su habitación —no hagas nada, yo lo resolveré mañana—

No es como si Guardian, la poderosa inteligencia hecha por Kain no hubiera sido testigo del asesinato o no hubiera percibido la existencia de la princesa. Sin embargo, como era un caso aislado, sin chakra y con una forma extraña de ocupar la energía del alma, lo consulto con Kain. Esta situación estaba fuera de sus protocolos y Guardian no sabía cómo resolverlo.

Kain miró hacia un lado, soltó un suspiro y murmuro —pensé que atesorarían a los pocos Uzumaki que existen en el continente, pero parece que todos piensan de la misma forma— Él negó con la cabeza y dijo —por ahora rescata el cuerpo de la víctima y deja un sustituto en su lugar. Después toma los datos de la víctima y prepara el protocolo "Resurrección del mundo impuro". Una vez que todo este hecho, yo iré y completaremos el procedimiento. Por último, cuida de la víctima y dile que me reuniré con ella. Necesitamos saber todo lo que ella sepa—

—Entendido, Kain-sama, procesando solicitud— dijo Guardian con su figura similar a la de un espíritu de luz femenino. Ella desapareció y llevó a cabo la solicitud de Kain.

Kain volvió a su dormitorio y encontró a Kokoro dormida bajo las sábanas, pero de forma inconsciente, estirando su mano para tantear y sentir donde estaba Kain. Este último sonrió, camino desnudo a la cama y se recostó. Kokoro sintió a Kain, su calor y se acurruco contra su pecho. Era un poco complicado considerando lo grande que era ella.

Kokoro soltó un risita al sentir el calor de Kain, le dio un beso en el cuello y se volvió a dormir.

Kain cerró sus ojos y sonrió. Poco a poco Kokoro se fue dando la vuelta, alejándose, pero tirando su trasero hacia él como una forma de confirmar que él estaba ahí. Kain se volteó y miró al techo. Llevó sus manos detrás de su nuca mientras sentía el trasero de Kokoro en sus costillas. A los pocos minutos se durmió.

Los primeros rayos del sol entraron por los ventanales e iluminaron ciudad Tengu. Kain abrió los ojos con dificultad, todavía sintiendo algo de sueño. Llevó su mano izquierda hacia un lado, acaricio el trasero Kokoro, bastante grande y firme.

—Kokoro— dijo Kain con voz suave mientras pasaba su mano por la nalga —Kokoro, es hora de que te levantes—

—Kain, no seas malo— susurro Kokoro

Kain se volteó y se acercó por detrás a Kokoro, hicieron cucharita y le beso el hombro —es hora de que te levantes ¿No tenías deberes que atender?—

—¿La hora?— susurro Kokoro

—Las seis de la mañana—

Kokoro sonrió y le dijo —entonces todavía nos queda tiempo. Si llego un poquito tarde, nadie se quejará—

—Mmm ¿Qué se te ocurre?—

—Tú lo sabes, no me vas a hacer pedirlo—

—¿En serio no quieres pedirlo?—

Kokoro se dio la vuelta, miró a Kain de frente, el cabello blanco un poco desordenado, los ojos azules y los labios gruesos. Ella se mordió el labio inferior mientras sonreía y acercó su boca.

De esa manera, el día de Kokoro y Kain comenzó.

Una hora más tarde, Kokoro estaba tomando su desayuno en la cocina.

Kain entró a la cocina mientras llevaba puesto un traje gris con una camisa blanca y una corbata azul que hacía juego con sus ojos. El largo cabello blanco peinado hacia atrás. La ropa de corte elegante y a la medida.

—Mmm, no está mal— dijo Kokoro mientras se comía un trozo de pastel de chocolate junto a una taza de café.

—Gracias, pero por otro lado ¿No estás muy buena para lo dulce últimamente?— preguntó Kain

—Estoy embarazada, idiota, tengo hambre—

—Aaaaah— dijo Kain algo asombrado, pero manteniendo la calma. Él miró a Kokoro y continuo —gracias por avisar—

—De qué te sorprendes idiota, es lo que buscábamos ¿o no?—

Kain sonrió y negó con la cabeza. Camino hacia Kokoro y apoyo los codos sobre la mesa. Él la miró. Kokoro lo miró como si estuviera preocupada, pero se relajó al ver que él sonreía. Kain quedó mirando a Kokoro, su largo cabello rubio y voluminoso, la piel morena, el rostro con forma de corazón. Los bonitos ojos con el iris pardo —esposa, tienes que contarle a tu esposo esas cosas, es importante— dijo

—Bueno— dijo Kokoro —te hubieras dado cuenta—

—Sí, pero me gustaría que me contaras esas cosas—

—Bueno, lo recordare para la próxima—

—¿Para la próxima?— preguntó Kain con una amplia sonrisa —¿Pensé que estábamos enfocados en tener un hijo?—

—Bueno— dijo Kokoro con timidez —¿Eso quiere decir que no va a volver a pasar en el futuro?—

—Nadie dijo eso— respondió Kain, acercó su rostro, Kokoro lo vio venir y acercó el suyo. Ellos se besaron, apartaron y quedaron mirando a los ojos —solo avísame para la próxima ¿Está bien?—

—Sí, querido— respondió Kokoro con una pequeña sonrisa

Kain acercó su rostro y la beso durante un par de minutos. Después se alejó y fue a prepararse un café.

—Kain ¿Cómo lo hacemos con la solicitud de apoyo del daimio y Kumogakure?— preguntó Kokoro

—¿Por qué preguntas?— preguntó Kain mientras se servía café en una pequeña taza blanca

—Bueno, todos dan el mismo argumento. Ya que la policía de ciudad Tengu tiene el mejor sistema administrativo, quieren solicitar nuestro apoyo para proteger la frontera en el norte, pero es más como si se quisieran desligar del problema—

—¿Qué te gustaría hacer?— preguntó Kain con tranquilidad, se apoyó en mueble mientras sostenía la taza con la mano derecha.

—No quiero hacerme cargo de eso. Quiero dedicarme a ciudad Tengu y a mi hijo. Así que no tengo ganas—

—Entonces diles que preparar a los policías de ciudad Tengu no es fácil. Si ellos quieren nuestro apoyo o como tú dices, desligarse del problema, tienen que pagarnos como si estuviéramos haciendo una misión de rango S. Además, considera la cantidad de policías y un cobro adicional por tu asesoría. Créeme, eso los echara hacia atrás y no te volverán a molestar en un par de años—

—¿Funcionara?—

—Tranquila, funcionara— respondió Kain con una sonrisa confiada —todos los daimios y kages han visto ciudad Tengu y son conscientes de la infraestructura y administración—

—Bien, haré eso— dijo Kokoro y continúo comiendo su pastel de chocolate

—Oye, okaa-sama, debes comer algo nutritivo o le hará mal al bebé— dijo Kain —contrata una sirvienta para que te prepare los alimentos—

—¡Eeeeh!— protesto Kokoro —no quiero, me gusta el pastel de chocolate—

—Sí, eso es maravilloso y nadie te dijo que lo dejaras. Solo te digo que comas algo nutritivo como pollo o pescado, ensalada y esas cosas. El dulce y el chocolate te hacen feliz, pero no alimentaran a tu hijo ¿Quieres que sea un debilucho?—

—Por supuesto que no, tarado— respondió Kokoro de malhumor. En su familia era importante la fuerza física y de solo imaginar a su hijo siendo un enclenque, le dieron ganas de darle un par de azotes —pobre de él que no entrene como corresponde—

—Tranquila, cariño, él todavía no nace, no lo puedes regañar—

Kokoro miró a Kain, frunció la nariz y negó con la cara en un gesto infantil. Ella miró su plato con un poco de torta de chocolate, lo que le quedaba. Ella se relamió los labios, era tan delicioso, pero cerró los ojos y soltó un suspiro —lo entiendo—

—Eso es genial, todo es por tu hijo. Recuérdalo, si lo amas, comerás nutritivo, ya sabes, amor, nutrición, amor, nutrición—

Kokoro asintió, pero no entendió que, al aceptar esa afirmación, quedó condicionada en su mente. Cada vez que pensara en su hijo limitaría la comida chatarra y comería más nutritivo. Por ahora que no se notaba, seguiría comiendo como siempre, pero a medida que se notara su embarazo, sería un recordatorio de su hijo, lo amaría y eso la llevaría a pensar en la nutrición. Todo como una cadena de recordatorios subconscientes. Por supuesto, no es como si ella fuera a dejar de comer pastel de chocolate, pero sería consciente y lo reduciría poco a poco.

Kokoro termino su desayuno, le dio un beso a Kain y se retiró. Kain se quedó en la cocina, termino su café y reviso su agenda para hoy.

Después salió de la cocina, camino hacia la sala de estar y por último se dirigió a la salida. Él camino hasta la puerta, pero cuando iba a tomar la manilla, escucho un par de golpecitos por fuera.

—¿Sí?— preguntó Kain y sus ojos se movieron a un lado al ver la ventanilla emergente en su interfaz visual. Le mostraba el exterior.

—Somos nosotras, Kain-sama— dijeron Elizabeth y Abigail

Kain abrió la puerta y vio a las dos mujeres maduras en su treintena. Ellas sonreían de forma coqueta y feliz. Elizabeth de cabello rubio y Abigail de cabello oscuro. Ambas llevaban un traje, pero con algunos detalles como la chaqueta ajustada y entallado en la cintura para que se viera más femenino. En la parte inferior llevaban una falda ajustada para que la curvatura se viera más pronunciada y las caderas más anchas. Por último, llevaban medias de color natural y zapatos con tacón de aguja.

Kain se enfocó en Elizabeth, ella llevaba un traje de color azul marino que hacía resaltar su cabello rubio. Se veía distinguida y elegante. Por otro lado, Abigail llevaba un traje negro y un par de botones abiertos mostrando un pequeño escote.

—Sencillamente adorable— dijo Kain y se acercó a ellas con naturalidad. Primero a Elizabeth y le dio un beso en la mejilla, pero Elizabeth movió un poco su boca y termino siendo un beso en la comisura de la boca. Ellos apartaron sus rostros un poco. Elizabeth quedó mirando a Kain, había emoción y excitación en su mirada. Kain la quedó mirando. Ella llevaba el cabello rubio ordenado en un moño con algunos mechones ondulados a los lados. Sombra en los ojos y unos bonitos labios gruesos pintados de rosa pastel. Kain le acaricio la mejilla con suavidad, Elizabeth se acercó a Kain y lo miró a los ojos y a la boca hasta que lo beso profundamente. Después se alejó, ella exhalo como si tuviera calor y sonrió de forma coqueta.

Kain se alejó, miró a Abigail quien lo miraba a los ojos con cierto resentimiento. Kain se acercó a Abigail por el lado y le beso la mejilla. Ella lo miraba a los ojos. Kain fue haciendo su camino a la boca y ella lo acepto. Abigail apoyo su mano en la chaqueta, le gustaba la sensación suave y esponjosa.

Kain apartó sus labios y le preguntó —¿Todo listo?—

—Sí, todo listo. Los daimios y kages llegaran en una hora— respondió Abigail mientras lo miraba a la cara. Ella acercó sus labios y lo continúo besando. Le mordió el labio inferior hasta que Kain se enfocó en ella. Abigail sonrió, aparto su rostro y levantó su mano derecha. Ella le hizo el gesto con el dedo índice para que él se agachara. Kain así lo hizo y Abigail le susurro al oído —¿Cómo te comportaste ayer?—

Kain la quedó mirando, acercó sus labios a la mejilla, le dio un suave beso y le susurro —muy mal, después te cuento—

Abigail quedó mirando a Kain fijamente mientras ponía una sonrisa lasciva y se mordía el labio inferior.

Elizabeth llevó su mano a la boca y tosió —pensé que él era para las dos— dijo

Abigail miró a su querida amiga y amante. Sonrió, se acercó a ella y la beso. Elizabeth fue reciproca e introdujo su lengua en la boca de Abigail. Esta última apartó su boca y la quedó mirando a los ojos. Después acercó su boca al oído de Elizabeth y le susurro algo. Sin embargo, Elizabeth y Abigail eran totalmente opuestos en muchos aspectos. Así que esta última no se tomó a bien las palabras de Abigail. Elizabeth le dio a Kain una mirada acusatoria, como si él la hubiera traicionado. Ella se apartó de Abigail y la miró enojada. Abigail mostro una sonrisa, pero Elizabeth se alejó de ella y camino a los ascensores.

Al mismo tiempo, los policías a los lados del ascensor miraban a Elizabeth con incredulidad. Ellos estaban ruborizados y con una postura incomodo, como si la escena de Abigail y Elizabeth besándose fuera demasiado estimulante para ellos.

Kain miró a Abigail y le dio una fuerte nalgada. Ella soltó un gritito y se cubrió el trasero. Abigail miró a Kain, pero al verlo tan serio, entendió que él no estaba jugando.

—No debiste haberlo dicho de esa manera— dijo Kain

—Vamos, nosotros tres— dijo Abigail con tranquilidad

—Ella quería que nos quedáramos juntos anoche— dijo Kain

Abigail se quedó se calló por un momento y después respondió —oye, espera un momento. Ella es mi amante ¿Por qué a ti te dice esas cosas?—

—Bueno, son cosas que pasan. Además— dijo Kain, se acercó a Abigail y le susurro al oído —¿Acaso nosotros dos no tenemos nuestro propio secreto?—

Abigail sintió un escalofrío por todo su cuerpo al escuchar ese susurro, miró hacia el ascensor y vio a Elizabeth mirando la puerta con una expresión de enojo. Ella miró a Kain, sobre todo esos ojos azules tan intensos. Esa sonrisa descarada. Ella tomo una profunda respiración y sonrió.

—Sí, puede ser— dijo Abigail

—Así es— susurro Kain, el dio un tierno beso en los labios y se apartó —ahora vamos, tenemos que hacer que a Elizabeth se le pase el enojo—

Kain cerró la puerta de su habitación y camino por delante mientras Abigail lo seguía.

—Tengo un par de ideas— dijo Abigail

—Es de día, así que déjamelo a mí. No es por nada, pero soy más sutil e ingenioso que tú—

—Bueno, tú te lo pierdes— respondió Abigail con una sonrisa amplia

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