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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 427

Tsubaki subió las escaleras del salón y fue al segundo piso. Al llegar arriba encontró al garzón que revisaba la reservaciones. El muchacho asintió con una bonita sonrisa. Tsubaki le devolvió el gesto y continúo avanzando sin darse cuenta de que el muchacho la quedaba mirando.

Ella se dirigió a la cocina en donde recibían la comida del primer piso mediante elevador. Como ella había restringido su uso solo para la comida, tenía que utilizar las escaleras para dar el ejemplo. Ella entro a la cocina y vio a diez garzones y diez ayudantes de cocina trabajando para preparar los platos. Muchos se distrajeron mirándola, pero siguieron con lo que estaban haciendo.

Tsubaki se acercó a Nico, una de sus dos ayudantes. Era un mujer morena de cabello café oscuro, delgada y vestida con un delantal blanco sobre el kimono. Ella estaba dirigiendo a los ayudantes de cocina para que prepararan los pedidos y se preocupaba que todo estuviera en su lugar.

—Nico— dijo Tsubaki, Nico la miró y Tsubaki se detuvo a un metro de ella —¿Lo mío estará listo?—

—Lo tengo listo, jefa— respondió Nico —lo puse en un horno para que no se enfriara y el resto lo tengo en un carrito metálico. Deme un minuto y la ayudo—

—Santo cielo, me atrase tanto preparando las cosas con Ito. Estoy vuelta loca, Kain y Mugen deben haberse dormido—

Nico iba a decir algo, pero no añadió nada. Solo miró a su jefa, la mujer pelirroja de bonitos ojos verdes que fascinaba a todos los hombres que llegaban a este salón de té. Lamentablemente, para todos, su jefa solo tenía ojos para su marido o al menos, nunca había puesto cuidado en alguien más.

—Deme un momento— dijo Nico, se dirigió a un ayudante de cocina femenino y le tendió su libro de registros. Le dijo lo que tenía que hacer y la dejo a cargo por un rato. Nico se fue al horno donde había dejado la comida preparada para la cena familiar de su jefa. Dos menús normales y una papilla para el bebé. Nico lo ordeno todo en un carrito metálico junto a las otras cosas y lo llevo.

—Nico, yo lo puedo llevar— dijo Tsubaki

—Nada de eso, jefa— dijo Nico, sonrió y continuo —yo lo llevo, no se preocupe—

Tsubaki ladeo su rostro y sonrió con simpatía. Nico quedó mirando a Tsubaki, bastante bonita y amable. Sin embargo, también se dio cuenta que los ayudantes de cocina y garzones la quedaban mirando, sobre todo al trasero. Nico les dio una mirada significativa y todos miraron hacia otro lado como haciéndose los desentendidos. Ella empujo el carrito y junto a Tsubaki salieron de la cocina. Atravesaron el segundo piso hacia las puertas de madera barnizada y se detuvieron a un metro. Nico no las podía abrir, bueno, en realidad, nadie excepto alguien de la familia de Tsubaki las podía abrir. Los muchachos de la cocina hacían sus apuestas esperando algún día descubrir que era lo que mantenía las puertas cerradas. Lo más misteriosos es nunca vieron a alguien echarle llave.

Tsubaki abrió la puerta y dijo —adelante—

Nico empujo el carrito, los clientes en sus mesas se inclinaron para mirar lo que había dentro, pero Tsubaki cerró la puerta.

Nico avanzó con el carrito metálico por el pasillo a la derecha de los sillones. Entonces ella vio al muchacho alto y de cabello blanco durmiendo en un sillón. Era enorme, llevaba puesto el haori blanco con los símbolos de Uchihas y Senju, pero el bebé no se veía por ningún lado.

Tsubaki soltó un suspiro, sonrió y camino hasta el sillón. Kain estaba acostado en el borde del sillón mientras que Mugen estaba a su lado, durmiendo y chupándose el dedo pulgar. Tsubaki sonrió, le pareció la imagen más bonita que había visto en mucho tiempo.

—Kain-sama— susurro Tsubaki —Kain-sama— pero Kain no despertaba, así que ella apoyo su mano en la mano de Kain y lo movió con cuidado —Kain-sama— repitió. Esta vez, Kain se relamió los labios y tomo una profunda respiración.

—Sí— dijo Kain, pestaño un par de veces y al ver a su hijo durmiendo delante de él, lo abrazo con su mano izquierda y sonrió. Después soltó un bostezo, giro su rostro hacia la izquierda y miró hacia arriba. Vio a Tsubaki, hermosa, pelirroja, con sus bonitos ojos verdes. Llevaba puesto un kimono esmeralda con un obi rojo. Sus senos destacaban enormes por el proceso de lactancia. Kain sonrió y le dijo —hola, yo…me quede dormido—

—Sí, lo siento, Kain-sama— Tsubaki con una mirada apologética —se me hizo un poco tarde arreglando las cosas con Ito—

Kain se movió con cuidado, se apartó de Mugen sin despertarlo y se sentó en el borde del sillón. Después se levantó y quedó mirando a Tsubaki. Él era una cabeza más alto que ella —no hay problema— dijo —comamos—

Tsubaki lo miraba hacia arriba, pero sus ojos se fueron al pecho de Kain. Por lo usual, él ocupaba un kimono verde pasto, pero hoy llevaba puesto una especie de polera con un enorme cuello en V que dejaba el pecho expuesto. La piel se veía tersa, los músculos tonificados y la clavícula expuesta.

Tsubaki abrió la boca y tartamudeo —Kain-sama ¿Qué es eso?— sus ojos brillaban, verlo desnudo siempre era agradable, pero ver este tipo de arreglo se sentía más erótico de lo normal. Tsubaki se arregló el cabello de forma inconsciente mientras sonreía.

—Oooh ¿Esto?— preguntó Kain con una pequeña sonrisa —le estuve pidiendo ayuda a Akane, pero a cambio ella me pidió que llevara la ropa que ella confecciona. Dijo que sería un bastardo bastante llamativo, la mejor publicidad—

—Bueno, es bastante, llamativo— dijo Tsubaki, ella se mordió el labio inferior.

Kain soltó una risita traviesa, se acercó, le tomo las manos y acercó su rostro. Ellos se olvidaron por completo de Nico, quien los miraba desde la mesa y se había quedado congelada al verlos abrazarse. Las manos de Kain fueron a las caderas de Tsubaki y después a las nalgas. Al mismo tiempo, Tsubaki llevó las manos por debajo de la polera, le acaricio el abdomen y le beso el pectoral.

Nico tosió fuerte y ellos se detuvieron.

Kain miró a la izquierda y vio a la muchacha morena que ayudaba a Tsubaki. Nico era bastante simpática, pero no tan risueña como Ito. Sin embargo, lo importante es que Nico había sido de ayuda a Tsubaki y se podía considerar de confianza.

—Hola, Nico— dijo Kain con una sonrisa en los labios

Al mismo tiempo, Tsubaki sacó las manos de debajo de la polera y se ruborizo al ser vista por su ayudante.

—Buenas noches, Kain-sama— dijo Nico —deme un momento, tendré todo listo en un par de minutos—

—Sí, muchas gracias— dijo Kain

Al mismo tiempo, como Tsubaki se había apartado, Nico pudo ver lo que había tentado a Tsubaki. Kain llevaba una polera con una gran cuello en V que dejaba ver sus pectorales y clavícula. Era bastante descarado, pero Kain era guapo y alto, lo que lo volvía un delito. Nico se mordió el labio inferior, pero escucho a alguien toser y miró a su jefa que le daba una mirada significativa.

Nico se largó a reír, pero no se disculpó y siguió colocando la mesa para que su jefa y su familia tuvieran una cena familiar.

Una vez que Nico se fue, Kain tomo a Mugen en brazos y lo comenzó a llamar —Mugen, muchacho, vamos, mamá preparo lo que más te gusta—

—Sí, Mugen, mami hizo rica comida. Vamos, bebé, despierta— añadió Tsubaki mientras miraba a Kain sostener al bebé en sus brazos.

El pequeño pelirrojo abrió los ojos con dificultad y soltó un bostezo.

Tsubaki se largó a reír y le dijo —en eso te pareces mucho a tu padre—

—Mmm ¿Por qué?—

—Kain-sama bostezo igual cuando se despertó—

—Oooh, bien, vamos a la mesa— dijo Kain

—Sí— dijo Tsubaki

Kain acomodo a Mugen en una sillita alta entre él y Tsubaki. Ellos ni siquiera tocaron la comida y solo se dedicaron a alimentar a Mugen. Por supuesto, Mugen era un bebé bastante grande para su corta edad, así que un solo plato de comida no sería suficiente. Así que después de la comida, Tsubaki se desabrocho el obi, sacó su seno y lo alimento. El pequeño lactaba con los ojos cerrados sin dar a entender si estaba dormido o despierto.

Tsubaki miraba a su hijo, hermoso, pelirrojo, gordito y saludable. Ella miró a Kain y le preguntó —entonces ¿Fue Akane?—

—Sí, la verdad es que le había pedido ayuda con algo y ella me pidió a cambio que utilizara esta ropa— dijo, hizo hacia atrás la silla y le mostro el resto de la ropa.

Tsubaki se dio cuenta que hoy Kain solo llevaba su haori habitual, pero el resto de la ropa era totalmente diferente. Una polera manga larga de color verde pasto, una correa de cuero, jeans y unas zapatillas shinobi oscuras.

—Debe haber sido algo bastante grande como para que Kain-sama cediera tanto— dijo Tsubaki

—¿Tan mal se ve?— preguntó Kain, mirando su ropa y entrecerrando sus ojos como si la estuviera evaluando.

—No, para nada, es que, siempre viste de la misma forma—

—Aaaah ¿Eso?— dijo Kain entendiendo el punto de Tsubaki, la miró a los ojos, sonrió y continuo —sí, la verdad es que siempre me he vestido así, pero esta ropa no me incomoda—

Tsubaki lo quedó mirando, recordó al muchacho que conoció hace unos años y pensó en como pasa el tiempo.

Por otro lado, Kain se acercó a Tsubaki, tomo un plato de sushi, unos palillos y le acercó un bocado. Tsubaki miró a Kain, se ruborizo, pero abrió la boca y recibió la comida. Al mismo tiempo, Mugen seguía lactando en un estado medio dormido.

A Tsubaki le quedó un granito de arroz en el labio, ella trato de limpiarse con la lengua, pero el granito de arroz fue esquivo. Kain acercó su mano, le tomo el mentón a Tsubaki y le limpio el granito de arroz con un beso. Sin embargo, el beso llevo a otro y cuando se dieron cuenta, escucharon un gruñido.

Kain y Tsubaki se apartaron, miraron hacia abajo y el gran Mugen los miraba con el seno de Tsubaki en la boca. Tenía una mirada molesta.

Tsubaki se largó a reír y le dijo —lo siento por interrumpir su comida, señor. Adelante, siga en lo suyo—

Mugen siguió comiendo, pero los quedó mirando con desconfianza y ellos rieron de su actitud mandona. Solo una vez que Mugen se durmió profundamente, pudieron comer como lo habían planificado.

Tsubaki llevo un bocado de arroz y carne fría a la boca, lo comió y preguntó —¿Y en qué le pidió ayuda a Akane-san?—

—Nada importante, una vez que tengamos tiempo verás a lo que me refiero— dijo Kain tomando una copa de vino y dándole un sorbo. Él apartó la boca, sonrió de forma sugerente y continuo —es una sorpresa—

Tsubaki apretó los labios conteniendo una sonrisa que al final afloro y le preguntó —¿Qué tipo de sorpresa?—

—Bueno, una que podríamos disfrutar los dos—

—¿Solo los dos?—

—Claro, solo los dos—

Tsubaki se mordió el labio inferior, vio a Kain sentado en la silla, la espalda recta y la polera con cuello V abierta. Su piel se veía bonita y estética, tersa. Al mismo tiempo, acercó su mano por debajo de la mesa y le acaricio la rodilla. Tsubaki acercó su rostro, Kain el suyo y sus labios coincidieron.

Kain apartó un poco sus labios, pero todavía tocaba la punta de la nariz y le preguntó —¿Tienes hambre?—

Tsubaki se mordió el labio inferior y asintió.

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