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Mi nombre, mi maldición

La historia de Alexandra Snowy, la Señora del Imperio Red Moon, y su misteriosa muerte se extiende por un vasto territorio, los cuatro grandes imperios y los seis reinos dependientes, la curiosidad aqueja a todos quiénes escuchen la historia. En uno de los seis reinos dependientes, un reino de humanos, despierta gravemente herida una bebé de unas semanas de nacida, su cabello es blanco y sus cejas también pero sus ojos son tan negros como la noche, una vida que pende de un hilo para ella y una amable bruja que se apiada de su vida y empieza a cuidarla como si fuera su propia hija. Maureen Leclerk tenía una estrecha amistad con Alexandra Snowy y Charlotte Dimitry antes de accidentalmente usar un hechizo de reencarnación y acabar misteriosamente al otro lado del continente, sin memoria y convirtiéndose en una sombra de lo que una vez fue, su nombre es algo que no puede recordar y, por lo tanto, para ella es una maldición. Una bruja sin nombre es una existencia errante, Maureen nunca volvería a ser la misma y sus poderes serán incontrolables, será aislada del mundo creando a su alrededor un caparazón impenetrable, pero algún día tendrá que bajar su guardia contra el mundo para poder recuperar lo que alguna vez perdió. ¿Llegará a reencontrarse con sus viejas amigas?

alejandra_herrera · ファンタジー
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16 Chs

Capítulo 5: Niño Extraño (parte 2)

El patio trasero de la mansión Hauking en la ciudad era bastante grande y tenía un singular jardín colgante en hall de la puerta, además de ello también tenía un pequeño sembradío de árboles de cerezas y manzanos en un lado del patio, en el otro lado solo había una gran extensión de césped verde en donde crecían algunos arbustos de bayas silvestres, en realidad lo más llamativo y lujoso era el jardín colgante en el hall de la puerta pero el ambiente era de suma tranquilidad y en verdad no se sentía humilde en absoluto.

En el área del césped jugaban algunos niños, en realidad cinco. Un niño de unos diez años con facciones inmaduras y rostro inocente, con cabello color rubio rojizo y piel color melocotón, sus ojos en forma de almendra eran de un brillante color azul cielo; él era el hijo mayor de Cassiel Hauking, Juvenal Hauking. También estaba una niña de unos siete años de edad con facciones refinadas e inmaduras, su cabello era ondulado de color rubio platinado y su piel delicada de color melocotón, sus ojos grandes y expresivos poseían unos misteriosos iris color verde selva que parecían estar constantemente empañados de rocío; ella era la segunda hija de Cassiel Hauking, Araceli Hauking.

Aparte de los dos niños que actuaban de una manera naturalmente elegante, también estaban otros tres niños más. Un niño de unos siete años de edad con rostro redondeado y angelical, su cabello color rubio oscuro y su piel color crema, sus ojos contenían entremezclados rayos de astucia y destellos de inocencia que se transmitían a través de sus iris color castaña; este era el primer hijo de Cicely Hauking, Jay Hauking-Trent. A su lado estaba un niño de unos seis años con facciones tremendamente angelicales e inocentes, tenía el cabello color rubio rojizo y piel color crema, sus ojos solo expresaban inocencia y amabilidad a través de sus iris color negro; este era el segundo hijo de Cicely Hauking, Austin Hauking-Trent. La última niña se veía bastante parecida a Austin, con cabello rizado color rubio rojizo y piel color crema con facciones endemoniadamente tiernas e inocentes, sus ojos con iris color negro lanzaban leves rayos de inocencia pero a la vez destellos de valentía; ella era la hermana melliza de Austin, Elida Hauking-Trent. (Hauking- Trent: En las familias de brujas solía usarse el apellido de la madre en caso de que fuera una descendiente mujer como Cicely Hauking o Halana Hauking, justamente para preservar el linaje del clan; aunque en otras no se hacía)

Lukene caminó lentamente por el césped, su rostro redondeado y de facciones delicadas mostraba una cálida sonrisa.

- Prima Lukene - fue Juvenal el primero en darse cuenta de la presencia de la niña, se acercó con una sonrisa cálida.

- Hola Juvenal - Lukene le devolvió la sonrisa de manera instintiva.

- ¿Tía Halana te trajo? - Araceli corrió para tomar de la mano a Lukene y arrastrarla a un área en la que había una mesa con frutas que los niños comían con agrado.

- Si, mamá dijo que podía jugar un rato - Lukene tomó con confianza una manzana del plato y la mordió con un brillo de satisfacción en sus iris color negro.

- Lukene ¿trajiste algún amigo animal del bosque? - preguntó Austin con sincero interés en sus ojos.

- No, mamá no me deja sacar animales del bosque, dice que eso está mal - Lukene hizo un puchero mientras miraba hacia el suelo.

- Y tiene toda razón - quién se unió a la conversación era una mujer de unos cuarenta años con rostro perfectamente limpio de arrugas y piel delicada color crema, su cabello era rizado y de color rubio veneciano largo hasta su cintura, sus ojos inteligentes y profundos eran de color castaña, su figura delgada y agraciada era todo un espectáculo para los adultos - Las brujas que practicamos la magia verde necesitamos del bosque para poder usar nuestros dones.

- No entiendo. Pero obedeceré a Tía Cicely - Lukene parpadeó sus ojos en forma de almendra con confusión antes de sonreír tiernamente y correr a los brazos de la mujer.

- Crece un poco más y te lo explicaré - Cicely despeinó con cariños el suave cabello ondulado color blanco seda de la niña. Era cierto, la familia Hauking sabía que Lukene no llevaba la sangre de la familia en sus venas, pero aún así todos habían aceptado su presencia y se habían encariñado con ella hasta el punto de no importarles en lo más mínimo si era adoptada o no, esto era especialmente así para los ancianos Eloy y Coell que disfrutaban consintiendo a más no poder a la pequeña niña, incluso Ixia y Maciel la trataban como a un invaluable tesoro y estaban más que dispuestos a sobre protegerla, Cassiel y Cicely tampoco eran la excepción y la trataban con sincero cariño y amor. En cuanto a los primos de Lukene, a ellos no les importaba la presencia de Lukene, la trataban como a otra más de la familia y, al parecer, todos querían ser un buen ejemplo para ella ya que era la más pequeña de la familia.

- ¿De verdad me lo explicarás Tía Cicely? - Lukene espero con esperanza evidente en sus ojos a que su tía le respondiera.

- Por supuesto, querida... Ahora ve a jugar con ellos, diviértete - Cicely sonrió con una evidente ternura en sus pupilas.

Lukene asintió y regreso junto a sus primos, los seis jugaron durante algunas horas hasta el almuerzo, después del almuerzo en familia Halana se fue de la mansión junto a Lukene, la niña sintió que el humor de su madre era extraño por lo que se quedó callada, era una niña naturalmente inteligente y entendía cuando debía y no debía distraer a su madre.