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Una bella historia con un final no tan feliz

--¿entonces te llamas Ull…? wow como el dios del combate cuerpo a cuerpo en la mitología nórdica… eso genial, jamás en mi vida había conocido a alguien con un nombre como ese, vaya que eres una persona interesante…—la hermosa chica de ojos oscuros como la noche, me regala una mirada llena de admiración a lo que solo asentí con cabeza, un poco cohibido y hasta un poco tímido, ya que no pude evitar que mis sentimientos se entrelazaran entre nerviosismo y cariño al escuchar sus palabras y ver su rostro tan iluminado con solo saber mi nombre, la verdad era que no sabía cómo había llegado a decirle mi nombre, pero luego de seis días de haber obtenido aquel tal increíble encuentro, no habíamos dejado de vernos, ya que desde ese entonces no dejaba de pensar en aquella singular chica que corría tras su bufanda roja de lana, además de que ella había venido todos los días a la misma hora a saludarme, algo que al segundo día fue molesto, pero debo decir que en estos momentos me ha agradado grandemente aquello, debido a que al fin tengo a alguien con quien hablar, que no sea mi tío y mis maestros

--si… ¿de dónde eres…? --esta sonríe y sus ojos se llenan de felicidad al hablar, al parecer le agrada su lugar de nacimiento, o tal vez es el hecho de que al fin no es ella la única que habla sin para, mientras que yo solo la observo charlar por horas sobre cuanto odia este lugar

--vengo de uno de los lugares más calorosos de estados unidos y no solo hablo de clima únicamente, también lo digo por la gente, nada comparado a este tétrico lugar, las personas son amables y llenas de amor hacia los demás, soy de california… donde la chicas somos calientes y nos gusta usar bikinis para enamorar, ya sabes como la canción… ¿no has escuchado la canción de Katty Perry?—la observo sin dar crédito a lo que acaba de decir, a lo que niego con la cabeza, mientras ella busca algo en su teléfono, lo cual me deja sorprendido, pues de un momento a otro empieza a los que parece ser una chica por los altavoces de su teléfono, mientras ella canta muy emocionada y parece mover sus cadera en aquella cantidad de ropa, que posee puesta en estos momentos—baila conmigo Ull… hay que movernos al ritmo de Katty Perry…--la observo sin dar crédito a sus palabras y acciones, pero esta guarda su teléfono en su chaqueta aun sonando la melodía y toma mis manos, mientras parece estar invitándome a bailar, algo que no tengo la menor idea de que hacer, a menos que fuese un vals, no podría acompañarla en aquella melodía que ella parece emocionarle, ya que si llego a ser sincero jamás en mi vida había escuchado o bailado algo como aquello

--no se bailar esa música…--esta se detiene y me observa un poco pensativa, pero de nuevo allí esta aquella bella sonrisa que solía dar todo el tiempo, junto con aquella mirada oscura tan iluminada que suele destacar ante toda aquella belleza que ella demuestra

--eso es lo mejor… no tiene que saber bailar solo déjate llevar… yo no sé bailar y puedes verme haciendo un gran intento, pésimo, pero sé que se ve cool en mi… no seas tan estirados, vamos a bailar…--la chica aún seguía moviéndose, e intente moverme un poco, pues no quería desilusionarla, ¿porque no deseaba que ella pensara que era aburrido y se fuera de mi lado? Aquella era la pregunta que solía hacerme todo el tiempo, pero la verdad era que amaba sus visitas, amaba que ella estuviera allí cada tarde luego de clases para hablar conmigo, mientras conocía cada vez la estupenda chica que era aquella brillante, pero despistada chica

En aquello se habían ido las semanas, en las que cada día estaba más enamorado de ella, lo admito dure varias semanas en las que no sabía entender de qué se trataba aquel sentimiento, pero lo descubrí un día, luego de leer una de las novelas más románticas y empalagosa de toda mi vida, en la que solo llegue a la conclusión que en definitiva estaba enamorado y lo peor de todo, era que me encantaba sentir aquel sentimiento, tan extraño pero maravilloso para mí, poco a poco me soltaba un poco más con ella, le empecé a contar un poco de mi familia, nada comprometedor como que éramos los líderes de la mafia, o que nuestra Familia a estado de generación en generación manejando el bajo mundo de uno de Los países más grandes del mundo, además de que todo lo hacíamos bajo una gran empresa de licores, en donde el vodka es uno de nuestros productos más famosos y con ello hacemos todo bajo la manga.

Pero debo aceptar que si le conté sobre el trato de mi padre hacia mí, del cariño que le poseía a mi tío y de la lamentable muerte de mi madre, en el que no le conté que se suicidó, solo le conté que había muerto, algo que ella se mostró realmente afectada, ya que sin aun poder terminar con mis palabras, Gabriela simplemente me abrazo y repetía una y otra vez que todo estaría bien y que estaba ahí para mí, además de decir que si a su madre le ocurría algo no sabría cómo actuar, ella también me contó sobre su hermano, sus padre y su lugar natal, películas y canciones, en lo que se encargaba de descargar desde películas y música, mientras traía consigo una manta térmica, con el único fin de tener un lugar caliente, donde reposar en la nieve frente al río mientras compartíamos juntos por horas y por alguna extraña razón, cada día me mostraba más ansioso por que llegara su visita, no había duda que me estaba enamorado sin ningún tipo de miedo de la bella chica de cabellos negros y nombre extraño para mí.

--Oh… quiero que observes esta escena a detalle, porque enserio amo esta escena… estoy completamente segura que la mejor escena del mundo…--no puedo evitar considerar como ella se encuentra fascinada, sin separar la vista de aquel hombre de cabello rubio que al parecer es un androide del futuro, que dispara hacia su enemigo, pero lo más cautivador a mi parecer es notar como ella repite la misma línea que el actor—hasta la vista Baby…--Gabriela levanta la mirada, y me observa con una sonrisa esperanzada, en la que yo me encuentre igual de ilusionado que ella con la actuación del hombre, pero lo cierto era que no veía aquella película que estaba tan interesada en mostrarme, ahora solo la observaba a ella y me mostraba fascinado no con la actuación de aquel rubio, lo hacía con la maravillosa chica que estaba frente a mí —sí… sé que es muy extenuante que digan los diálogos pero…

Antes de permitir que terminara, había tomado sus labios entre los míos y juro que esto era lo mejor que me había pasado en la vida, juro que no había algo más maravilloso que aquel beso, lo ame, lo ame de principio al fin y aunque no sabía lo que hacía, podía decir que en la manera tan poco experimentada que lo estamos haciendo, ya que ella tampoco tenía la menor idea de cómo hacerlo, podía sentir la necesidad de no querer sepárame de ella, quería fundirme en aquel beso, quería hacerlo siempre y a cada momento, pero entonces la falta de aire hizo de las suyas, a lo que Gabriela luego de unos segundos abrió sus ojos y me observo sin dar crédito a lo que había ocurrido, al parecer no creyó que yo el siempre callado chico, fuese quien se aventurara de aquella manera

Pero lo cierto era que estaba harto de imaginarme aquel beso, estaba harto de que ocurriese solo en mi cabeza, quería saber que era besar a la chica de la que estabas enamorado, quería saber si era tan maravilloso en increíble como llegaban a explicarlo en miles de libros de romance o drama, quería tener mi propia experiencia y mi propia perspectiva de que era besar a la chica de la se está enamorado, ahora puedo asegurar que nada de lo mencionado tiene similitud a lo que llegaron explicar o intentaron mostrar según sus palabras, pues lo cierto es que ninguna palabra o sentimiento se compara con lo que acabe de percibir al tener a aquella perfecta chica tan cerca de mi

--Vaya… si, que sabes callar a las personas… de eso no hay duda…--y entonces ocurrió, reí, di una gran carcajada como jamás lo imagine, tanto que creía que iba a llorar, solo ella sabía hacer que un momento como este en el que se supone que se enojaría por mi comportamiento fuera divertido, pero solo para ella podría parecer el momento adecuado para comentar algo cargado de gracia, Gabriela White era la chica más maravillosa que jamás llegue a creer que existiera

--Me gustas…--lo dije, al fin lo dije, algo que a la chica le causo un leve sonrojo, al notar que la observaba con la misma admiración que ella lo hacía, o creo que aún mas a lo que esta mordió su labio inferior, algo suele hacer cada que se encontraba un poco nerviosa, causándome más fascinación a cada gesto de esta

--Tú también me gustas…--puedo decir que allí estaba con un futuro en el que según yo cumpliría cada meta propuesta, pues ella era mi gran impulso, en el que tome de nuevo posesión de sus labios y esta vez, este beso era un poco más experimentado, más lleno de amor y de ahí cada beso dado era de igual forma, ya que no solo estaba aprendiendo algo nuevo de la vida, también aprendía sobre este nuevo sentimiento tan nuevo para mi

De allí paso a nuestra primera vez en lo que fue más divertido y doloso para los dos de lo que imagine, pues ella había llorado grandemente aquel día, y la verdad me sentí como un maldito por el solo hecho de hacer llorar a la mujer que me tenía locamente enamorado, pero no niego que la segunda vez fue mucho más divertida y las consecuentes cada vez más, ya que cuando estaba al lado de mi bella Gabriela era un hombre imparable que nada lo detenía, amaba estar con ella y en los seis meses que llevábamos juntos era la mismísima gloria para mí, quería más, quería una vida entera a su lado, pero había un problema. Y ese era mi familia, para que Gabriela pudiese pertenecer a esta, tenía que saber todo sobre mi familia, luego pasar por unas clases de pruebas por los ancianos y allí se decidía si podía ser o no mi esposa, pero conociendo a mi bella novia, sabía que ella lograría todo lo que esta se propusiera y aquello era algo seguro, por lo que le contaría al día siguiente y luego de ello estaríamos juntos siempre

--¿Estás listo sobrino…? --mi tío hablaba lleno de confianza a lo que yo asentí más que feliz con ello, pues mi tío el día de hoy tenía un trabajo, en cual era encargase de un soplón en el cual este me había invitado para que yo mismo me encargara de aquella basura y yo más que gustoso lo haría. Al llegar al callejón, me percate que nuestros hombres tenían completamente sometido a nuestro enemigo, no pude evitar sentir satisfacción al notar que estaba de rodillas frente a nosotros con su rostro completamente lleno de sangre y mostrando que no era más que una basura—Ull, al parecer hay que enseñarle que nadie se mete con la familia Ledebev… ¿no es así Ull…? --observo al hombre quien mostraba una expresión llena de dolor, mientras sollozaba, pero su boca estaba sellada, a lo que no presté la menor atención aquello, solo quería acabar con el de una vez, a lo que saque un puñal de mi tobillo y lo apuñalo barias veces en lugares que no son de causa de muerte, solo le causaran mucho dolor, mucho más del que podía llegar a sentir anteriormente

--Nadie se mete con mi familia…--este sollozaba y parecía estar intentando decir algo, pero no me importaba, a lo que le corto la garganta con la afilada navaja, mientras este agoniza ahogándose en su propia sangre y dándome la satisfacción que era un enemigo menos, a lo que escucho la voz de uno de los hombres

--una chica venía con él, ¿la matamos? esta huyo, pero la encontraremos…--observo al cuerpo aun convulsionado y me quedo en silencio, pero entonces ahora es mi tío quien habla

--mátenla, no queremos que nadie que sea una amenaza para la familia, este deambulando por ahí…--los hombres salen de inmediato corriendo en busca de la chica, mientras que escucho un ruido cerca del basurero, pero cuando me acerco ya no hay nada, tal vez fue algún animal, no me importo la verdad, salí con mi tío del callejón con la mera convicción que el día de mañana me confesaría ante la chica que amo y luego de un tiempo en el que ella pasase las pruebas de la familia Ledebev, seremos ella y yo hasta el final

Fue una entera lástima que ella jamás apareció y que al día siguiente me entere que huyo hacia estados unidos sin despedirse, desde allí jure que Gabriela White me las pagaría, porque ella se encargó de hacerme sufrir como nunca nadie jamás lo había hecho en su vida