webnovel

Yo te conozco

Narra Dante

El recorrido había dado comienzo, todas las secciones empezamos a seguir al guía llamado Ryan, empezó por mostrarnos las áreas administrativas, que eran la primera parte que uno podía encontrarse al entrar a la reserva.

—Ok muchachos, vamos a empezar por este sector, aquí se ubican mi oficina principal, pueden venir aquí sí necesitan asistencia con algo, tienen alguna emergencia o simplemente quieren información sobre algo relacionado a este parque, hay un teléfono con contacto directo a los servicios de emergencia, y provisiones en caso de algún desastre.

Todos se limitaron a asentir simplemente, así el ciervo siguió con el recorrido, caminamos un poco hasta llegar a un bosque frondoso con árboles enormes, tapaban todo el cielo por completo, apenas unos cuantos rayos de sol se colaban entre ellos.

—Continuamos con el bosque de secuoyas, en el pasado este bosque cubría aproximadamente 810,000 hectáreas de la zona costera, hoy en día solo quedan aproximadamente 34,000 hectáreas, gran parte de ellas se ubican en este parque, secuoyas es el nombre que reciben estos árboles de grandes dimensiones, originarios de esta parte del mundo.

Mientras nos explicaba esta información íbamos caminando junto con él, siguiéndole el paso, varios veían las secuoyas a su alrededor, sí que eran enormes, en lo personal me quedé pensando en cómo el tamaño del bosque se redujo considerablemente con el paso de los años, pasar de 810,000 a 34,000 es una barbaridad, más si tomamos en cuenta el corto período de tiempo en que se redujo comparado con la antigüedad del propio bosque.

—Contemplen, este es Hyperion, el ser vivo más alto del mundo, este muchacho mide 115,55 m de altura, el antiguo árbol más alto que era llamado "El Gigante de la Estratósfera" también está ubicado en este parque.

Carajo, si las demás secuoyas eran enormes, esta en concreto era gigante, ni siquiera se alcanzaba a ver su copa desde el suelo, es casi imposible de escalarlo, y de lograrlo corres el riesgo de tropezarte o caerte y morir estampado contra el suelo.

El recorrido por el bosque siguió de forma normal, Anya permanecía a mi lado, Taylor y Rosé seguían juntas, aunque andaban por su lado, era increíble como a pesar que éramos cientos seguramente desde una perspectiva cenital podríamos parecer hormigas comparados con estos titanes de la naturaleza. Pasados unos minutos logramos cruzar el inmenso bosque, así llegamos a un área repleta de cabañas, que imagino que es el lugar donde nos quedaremos.

—Nos detendremos aquí, como seguro ya se imaginan, este es el área de los campistas, aquí es donde nuestros visitantes tienen la opción de pasar la noche si así lo desean, la mayoría solo viene en el día, pero también ofrecemos la opción de que se queden aquí y puedan acampar, hay personas que prefieren hacerlo en sus propias tiendas o usando lonas, eso ya es opcional, ustedes ocuparán estas cabañas.

—Disculpe, tengo una pregunta —habló un sabueso mientras levantaba la mano.

—Si, dime.

—¿Cómo nos distribuiremos las cabañas? ¿Cuántos por cada cabaña y quiénes en cada cabaña?

—Buena pregunta, chico, ahorita mismo vamos a hacer la distribución para que puedan dejar sus cosas y podamos seguir el recorrido, lo haremos por orden de apellido, cada cabaña tiene 5 camas, dos literas y una individual, quién usará cada cama, eso sí lo deciden entre ustedes.

Al decir esto la mayoría empezó a murmurar y hablar por lo bajo, y con razón, al hacerlo por apellidos significa que probablemente no quedes con uno de tus amigos o alguien conocido siquiera, puedes quedar con alguien de otra sección, y lo de repartir las camas iba a ser más difícil aún.

—Bueno mi amor, creo que no podremos dormir juntos en la misma cabaña —me dijo Anya un poco triste.

—Eso veo, cariño, pero no te preocupes, tendremos el resto del tiempo para pasarlo juntos y disfrutar este campamento.

—Eso es cierto —dijo mientras tomaba mi mano— Aunque aún me preocupa saber quién nos tocará de compañeros.

—A mí también, mientras no me toque una persona loca o rara me conformo jajaja.

—Jajaja yo también, uno nunca sabe con qué se puede encontrar.

—Es verdad.

Mientras hablaba con Anya me puse a pensar en las posibilidades, mi apellido empieza con S, el de Taylor con R y el de Anya con P, no era imposible que quedáramos juntos, aunque también puede que no, digo, todo depende de cuánta gente haya con apellidos que empiecen por Q o por las otras letras de nosotros, de eso depende quedar juntos o no.

El tiempo iba pasando y los grupos de las cabañas se iban formando poco a poco, la verdad es que todo ese proceso fue muy tedioso, esperar hasta que tocara la P fue un poco desquiciante, pero por fin había llegado el momento.

Llamaron a Anya al frente, como era de esperarse había varios con apellido que empezara con P, por lo que no quedamos juntos, el lado bueno es que quedó con 3 chicas más y 1 chico, ese tipo seguramente estaba feliz, aunque más le vale que no demasiado. No me preocupaba por Anya, pero si por los desgraciados que puede haber aquí con ganas de robarle la chica a otro, si este era de esos lo iba a pagar caro. Anya me volteó a ver y se despidió, igual quedamos en reunirnos luego.

Cuando llegó el turno de Taylor estaba se notaba un poco preocupada, supongo que podía arreglárselas sin Anya y sin mí, pero no sin Rosé, era separarla de esa loba y se venía abajo, lo peor es que le tocó con puro chico, eso descarta que vaya a tener acción, pero no por eso no puede llevarse bien con ellos al menos.

Y finalmente llegó mi turno, el guía me llamó y pasé al frente, era el primero al que asignaban a la cabaña, así que faltaba ver con quiénes me tocaba compartirla.

—Ok, tú irás en la cabaña C6, junto con los siguientes estudiantes, a ver —empezó a leer los nombres en su lista— La siguiente es… ¿Vanessa Spencer? —llamó a la chica en cuestión.

Una golden retriever volteó su mirada y se puso de pie, se me hacía conocida pero no recordaba bien de dónde, hasta que empezó a caminar hacia nosotros y pude verla de cerca.

—No me jodas…

Me di cuenta que era una de las chicas que me topé en el día de celo, no mames, si yo la reconocí seguramente ella también, carajo, soy el único humano, obvio que me va a reconocer, a juzgar por cómo me miraba cuando caminaba hacia acá deduzco que sí, recuerda bien quien soy.

—Hola humano —saludó esta chica, cuyo nombre es Vanessa al parecer.

—Eh…hola, Vanessa ¿Verdad?

—Wow, vaya que prestas atención jeje, tranquilo —dijo mientras acariciaba sus orejas y su cabello mientras me miraba— yo también me fijo bien en las cosas, sobre todo en las…personas.

—Em… ¿Ok?

Pinche mala suerte la mía, tendré que compartir cabaña con una de las chicas que me quiso arrancar el miembro de un mordisco, esto no puede ser peor.

—¿Debra Spinelli? ¡Pase al frente, por favor! —Ryan volvió a llamar a alguien.

El guía nombró a la siguiente ocupante de la cabaña, otra chica, además, al ponerse de pie y voltear su mirada se confirmó mi mala suerte, era otra chica del día de celo, concretamente la serpiente que me besó y casi me come el rostro en esa ocasión, como era de esperarse, me reconoció al instante.

—Hola Dante —dijo mientras me miraba de forma extraña.

—Con que así te llamas, lindo nombre —habló Vanessa.

—¿Verdad? Lo mismo le dije yo.

—Hola…Debra…Un gusto verte otra vez.

—Espera ¿La conoces? —preguntó Vanessa.

—¿Qué si me conoce? Jajaja, me conoce perfectamente —contestó Debra.

Debra se paró justo a mi izquierda, estaba en medio de ambas, podía sentir la mirada de las chicas viéndome de pies a cabeza, esto no es bueno, aunque seguro no puede ponerse peor.

—Alice Stewart ¿Se encuentra aquí? —llamó el ciervo.

Otra chica, no puede ser, por favor que no sea de ese día también por Dios.

—Alice, pasa al frente por favor.

Una chica se paró y empezó a caminar hacia acá, una leona, y sí, una de las del día de celo, si esto es una especie de poder de premonición o profecía, solo funciona para mi desgracia y no para mi bien.

—Un momento… —dijo la leona al verme— Te me haces familiar…si…yo te conozco…

—¿Segura? No lo creo.

—Claro, eres el chico de ese día, no puede ser verdad.

—¿Qué día? Creo que me confundes con alguien más.

—No, no, si eres tú, solo he visto un humano en este lugar, jajaja, carajo, si eres tú.

Me lleva la chingada.

—Espera ¿De qué día estás hablando? —preguntó Vanessa.

—¿También lo conoces? —preguntó esta vez Debra.

—Claro, no es difícil reconocer a un humano entre nosotros.

—Supongo que no —contestó Vanessa.

Solo falta un campista más, por favor, que no sea otra chica del día de celo, o que no sea otra chica en absoluto, por favor, quiero salir entero de este lugar.

—Helen Summers, pase al frente por favor, serás la última que ocupe esta cabaña. —anunció el guía.

Para mi desgracia era otra chica, para mi fortuna no se me hacía conocida de nada, no recuerdo haberla visto antes, era una chica tiburón, esta tampoco pareció reconocerme o recordarme de algún lado, por lo que al menos con ella estoy a salvo.

—Hola chicos, un gusto compartir cabaña con ustedes, espero llevarme bien con todos —saludó amablemente la chica tiburón.

—Un gusto, Helen, bienvenida a la Cabaña C6.

—Hola Helen, algo me dice que la pasaremos bien con nuestro pequeño amigo aquí —dijo Debra mientras ponía su brazo sobre mí y su otro brazo sobre Helen para acercarnos a ella y pegarnos a su cuerpo.

Joder, joder y joder, estas cosas no me pasaban cuando estaba en Japón y no tenía pareja, casualmente vienen a pasarme justo ahora, me separé como pude del agarre de Debra y volteé a ver a Anya que estaba en su cabaña junto con sus compañeras, esta tenía una mirada asesina que era capaz de meterle miedo al mismo diablo, no sé si me quería matar a mí, o a las chicas, o las dos cosas.

En cambio, cuando volteé a ver a Taylor esta estaba encabronada, me miraba con una mirada como si envidiara mi situación, aun así, me levantó los dos pulgares en señal de aprobación. Supongo que era una reacción esperable de ella.

El tiempo pasó y todos fueron asignados a una cabaña, una vez terminó de leer la lista y todos estaban frente a sus respectivas cabañas, el guía dio unas últimas instrucciones.

—Bien chicos, entren a sus cabañas, acomoden su equipaje y divídanse las camas, les daré 20 minutos para ello, luego seguiremos con el recorrido ¿Entendido?

—¡Entendido! —gritó la multitud presente.

Tomé mis cosas y volteé a ver a mis compañeras de cabaña, sus miradas lo decían todo.

—Vamos, Dante, la cabaña nos aguarda —dijo Debra de una forma coqueta mientras se adentraba en la misma junto con las demás chicas.

Dios, soy yo de nuevo, ayúdame por favor.