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tranquilidad

Con un perpetuo y considerable silencio, me incomoda todo el lugar por razones ajenas a mi entendimiento, una abrazadera de energías extrañas se concentraban por todo el complejo, pero aún así aquellas energías me resultaban tan familiares, pero era extraño ya que aquellas no provenían de los demonios que estaban a aquí sino que de otro ser, mucho más poderoso.

Saliendo del salón negué cualquier invitación para comer con mis nuevos compañeros y cuando pasaba por el marco de la puerta para irme a explorar vi a hanako, se me acercaba viéndose un tanto como sería y distraída, pero no ocultando nada. Pasando a mi lado e ignorando mi presencia siguió, tomándole de la mano la hice entrar en razón.

Saltando contra mía, me abrazo con fuerza mientras me saludaba de forma enérgica dejando aquella actitud. —¡Hola hermanito cómo estuvieron tus primeras clases—.

Por aquello solo pude sonreir, de la mejor manera le tome de la mano para que empezáramos a caminar por todo el patio e interiores de la gran escuela, ambos hablábamos de nuestro día a día, me sorprendí al conocer que ella era una figura importante en el inframundo, como Takeshi quien lo era, pero en los dominios del clan sitri, y mientras caia en más temas en los cuales nunca habríamos tocado en nuestras salidas posteriores, me sentía de forma amena, has que entramos a un edificio propio de la escuela y con tan solo ver el pasillo mi expresión facial distinguió una mueca de cierta molestia que me acompañó hasta subir al último piso, al estar frente de la puerta que tenía escrito club de ocultismo, planeaba darme media vuelta para no tener que lidiar con su presidenta.

Apunto de darme media vuelta he irme solo pude ver la cara de mi hermana, y eso lo evitó por completo, habiendo tomado la manija de la puerta la abrí, tras esta estaban todos sus amigos viéndome con expresiones distintas, pero la que los encabezaba, a simple vista buscaba en mi mirada alguna novedad o inquietud.

Viendo cómo ponía una sonrisa tan falsa y asquerosa, le vi con asco a lo que ella me habló. —Hagamos las cosas cencillas, únete a mi, vuélvete un demonio y alcanza un poder nunca antes visto—.

Suspirando con pesadez por aquello, les provoque confusión a los presentes. —Ve y tragate ese cuento, si crees que me uninere a ti por eso estas muy equivocada, pero no me vengas a decir que sabes que es lo que quiero por que he de suponer que ni lo sabes, y otra cosa pudrete —.

Mientras le hablaba me fui acercando, con cada palabra que habría salido de mi boca le abría provocado una mirada que se envolvió en una furia iracunda en cuanto la insulte y tuve la suficiente confianza en darle un insignificante golpe en la frente, como si fuera una simple niña pequeña.

Viéndole directamente a los ojos me di media vuelta y me alejé de forma calmada sabiendo mis acciones, pero cuando estaba a poco pasos de la salida mi caminar fue detenido de forma repentina como brusca, este impedimento se debía a que alguien agarraba mi brazo derecho evitando seguir caminando, confuso gire mi cabeza y vi al responsable, un rubio más bajo que yo y de ojos violetas.

Viendo que fruncía un tanto su seño y hablaba. —No te permitiré que le hables de aquella manera a mi presidenta—.

Estresado por aquello actitud sólo me bastó algo para que me soltase, con mi brazo libre le di un gacho con mi izquierda que le tiro al asiento de donde se habría levantando, señalándole le di a entender que se quedará ahí y con una mirada fulminante me percaté del sangrando de su nariz rota. Tomando del brazo a mi hermana me la lleve de ahí no antes de azotar la puerta tras de mi.

. . .

Tras una larga charla y Hanako me haya golpeado por a verle reventando la nariz a su amigo como a ver insultado a su presidenta, y tras un pequeño sermón me despedí de ella antes de ir a mi salón y seguir con las clases.

Tras mínimo 3, salimos a otro descanso para almorzar y como en la mañana con Hanako, Takeshi me esperaba a fuera.

Rascandome la cabeza suspiré. —¿tu presidenta me va a pedir que me una a ella no?—.

Suelta una pequeña carcajada. —Como es que adivinas, además veo que te ha Estado yendo bien ¿eh?, ¿alguna linda chica de quien te hayas interesado?—.

Riéndome por eso solo comencé a caminar. —No hermano—.

Siguiéndome el paso me dio una simple y suave palmada en la espalda. —Aún recuerdo, cuando éramos pequeños y conociste a ese chico de cabello naranja—.

Confundido el tan raro cambio de tema le puse atención, pero no dejando de caminar. —¿eso que tiene que ver con chicas?—.

Cuando pregunte eso note en su cara una confusión que vino después de una sonrisa

Sacarona, mientras pasaba su brazo por mi cuello.

Dándome pequeños golpes se comenzó a reír de algo que complementa era desconocido para mi. —Jajajaja, no lo puedo creer a ver dime ¿por que crees que era tan sensible? Como se paraba he incluso como hablaba? Era muy afeminado no lo crees? —.

Cayendo en cuenta en lo que decía comencé a hacer memoria, recordando a ese chico lo que decía Takeshi tenía razón era muy afeminado y más de lo que un hombre podría ser.

Llevándome la mano a la cara entendí el punto . —El era mujer ¿no? —.

Riéndose más fuerte me comenzó a mover de un lado a otro mientras seguíamos camiando. —Aja, aunque, te daré buenas noticias ella esta en esta misma escuela, entonces ve por tu Julieta Romeo—.

Impresionado por ello me lleve la mano tras la cabeza y desistí el decir otra cosa, pero note que habríamos llegado frente a un salon que tenía en su parte superior escrito "consejo estudiantil" notando que mi hermano me soltaba y entraba fui tras sus pisadas.

Al entrar tras de el vi a su presidenta sentada en un escritorio con su sonrisa característica, sin alguna palabra hizo una señal con su mano y acto seguido la entendí, camine para sentarme en uno de los sofás de la habitación.

Viéndole acomodar sus lentes por alguna razón sabía lo que iba a decir. —me gustaría p.—

Interrumpiendole, suspiré levantándome del sofa. —agradezco la propuesta nuevamente que me iba a dar, pero la deniego, no me quiero volver demonio ni mucho menos servile, perdóneme me retiro—.

Despidiéndome de mi hermano abandone el salon y me fui para seguir con lo que me quedaba de día he ir por algo de comer ya que el estómago me lo pedía a gritos.

Al por fin acabar las clases pasadas las 3 de la tarde no me quise quedar más y me fui, pero al salir fui teletransportado de manera reoentian, exaltandome me gire a ver para todos los lados, para percatarme de que estaba únicamente en la oficina de Azazel, y que este también estaba ahí sentando en su escritorio.

Un poco enojado por la estupidez que acababa de hacer suspire. —no paso por tu mente, que alguien me habrá visto desparecer de la nada—.

Moviendo la mano sin molestia siguió en lo suyo. —nah será tomado como loco o un Otaku pasado que ha visto mucho anime al punto de tener la percepción de la realidad alterada—.

Levantando los hombre respecto a eso fui a mi cuarto y de ahí a ver a mi paciente, cuando entre estaba bien, y eso lo sabía cuando me tiro mierda a la cara insultando de diferentes maneras, aunque, solo me enfoque en ver su espalda, la cicatrización estaba siendo rápida y no habría algún tipo infección milagrosamente aunque, está vez ella estaba diferente.

Aunque no le puse mucha atención, procediendo a venderle y darle sopa para que durmiera me cuestione a mi mismo por que le daba esa sopa que la dejaba inconsciente de aquella manera.

Arropandola, me sonroje, para mi mismo ella era muy hermosa con su cara delicada y fina, aunque, fuera alguien muy mierda, abandonado el sitio bosteze del cansancio y sólo fui a mi cuarto para poder dormir y prepararme para mañana.

. . .

Despertándome por los a penas rayos del sol que venían de mi ventana, me prepara para ir a la escuela, vistiendome con aquel uniforme vi mis cosas aparte, tomando una camisa como un short de entre mis cosas salí y fui con ella quien despertaba, de costumbre me insulto.

Le doy lo que le habría traído y notó que lo ve detenidamente. —¿que sucede?—.

Notando como me veia, me acerque para que me arrojará la camisa. —llévate tu mierda no la necesito—.

Suspirando con cansancio y con un tick en el ojo, la tome de los hombros y se la puse a la fuerza, debía de estar más abrigada por el motivo de que el clima iba a cambiar y se volvería más hostil.

Sonriente le revolque el cabello como si fuera una simple niña pequeña. —ves no es tan malo—.

. . .

Un día más habría acabado, pero decidí quedarme para ver que sucedia, en uno de los balcones de la escuela veia a uno de los campos que habría y es que en este, Hanako y sus amigos entrenaban solo que esta vez podía sentir mucha energía de carácter demoníaco saliendo de su cuerpo, pero ninguna pizca de la que he sentido últimamente aqui.

No obstante habría alguien nuevo, una chica de cabello naranja y ojos violetas, hermosa, pero decidí seguir en mi lejanía observando de forma atenta, pero Hanako me vio y comenzó a saltar mientras me gritaba con fuerza para la viera, eso hizo que sus demás compañeros me fueran a ver, saludando de manera lenta y poco distante.