webnovel

CAPÍTULO 38 PUNTO DE QUIEBRE

Perspectiva: Agis.

Bosque Truc, Jublios 18 de Sextilis del 1575.

- ¡No…! ¡no no no no…! esto no puede estar pasando, ¡LEILAAAAAA! – grito con dolor y desesperación, viendo los restos de la mujer que amo desparramados por el suelo en un charco de sangre.

- ¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! – Zephyrius se ríe con júbilo – aunque es sorprendente la forma en que te salvaste, no puedo negar que es muy divertido ver tu melodrama, ¡Es justo lo que estaba deseando! ¡Vamos, muéstrame más! – lo dice con un rostro lleno de satisfacción.

- ¡Tú! – observo al monstruo con un intenso odio e ira asesina – ¡TE MATARÉEE! [Arte Oculta: Luz Divina] – extiendo mi mano izquierda y lanzo el hechizo.

De mi palma, se produce un rayo de luz dorada en dirección a ese monstruo hijo de puta; este no es un simple ataque que pueda repeler fácilmente con esa aura morada.

-Es inútil, [Ninembula] – activa un hechizo que nunca antes había oído.

Instantáneamente, se produce una extraña nube roja alrededor de ese bastardo, la cual, absorbe la luz y lo protege de mi ataque. Al observar este resultado, entiendo que para matar a este hijo de puta se requiere mucho más que fuerza bruta o simples tácticas; necesito una mejor estrategia.

- [Arte Oculta: Difracción] – rápidamente conjuro un hechizo.

Inmediatamente se produce una onda de choque con la suficiente fuerza para atravesar defensas, estructuras y partir a la mitad a cualquier cosa que se interponga en su camino.

- [Plateiamovere] – nuevamente emplea un hechizo desconocido.

Extrañamente, el espacio se distorsiona y, de algún modo, Mi Arte Oculta es desviada a la derecha, continuando su camino, cortando árboles, piedras y arbustos. Seguidamente, ese maldito bastardo se desplaza rápidamente hasta situarse justo frente a mí, luego, reanuda su asalto balanceando su espada con gran fuerza y velocidad.

Aun cuando estoy utilizando hechizos de aumento tales como [Precipitación], [Visión Cinética], [Aceleración Tiempo-Espacio], [Fuerza por 10] y [Aura de Poder], no soy capaz de hacerle frente de manera efectiva; por el contrario, este hijo de puta consigue acorralarme poco a poco, al tiempo que me infringe varios cortes muy dolorosos que no paran de sangrar, drenando lentamente mi resistencia. Si esto se mantiene así, seré asesinado.

Completamente decidido a matar o morir, pongo toda mi voluntad en mi hacha, abandono mi defensa y realizo un rápido ataque con la intención de decapitar a este infeliz monstruo hijo de puta; a su vez, este malnacido aprovecha la oportunidad para balancear su espada con la intención de cortarme a la mitad. Por Leila, ¡Debo destruir a este engendro! ¡Aunque sea lo último que haga!

Ya sea por orgullo o miedo, este monstruo infeliz retrocede, esquivando mi ataque por muy poco, no sin antes infringirme un corte transversal bastante profundo en el pecho. La sangre brota de la herida con notable rapidez; sin embargo, este dolor no es nada comparado con el sufrimiento de ver a Leila ser asesinada y destrozada.

- ¡Aaaaaaaaaahhhh! – realizo un grito de guerra para darme vigor.

Soportando el dolor, cierro la distancia y continúo mi acometida; borraré la existencia de este asqueroso monstruo, ¡no importa a que costo! Resuelto a lograr este objetivo, oscilo mi hacha con todas mis fuerzas; naturalmente, el bastardo elude y se protege de mis ataques, aun así, puedo notar que su defensa ya no es tan sólida como antes, ahora tiene varias aberturas. Sin un rastro de miedo o vacilación, tomo ventaja de esa debilidad y por fin consigo herir a este repugnante engendro.

- ¡Aaaaarg! – el monstruo bastardo realiza un grito de dolor por primera vez en el combate – ¡Maldito humano! [Colpudurul] – activa un extraño hechizo.

Al instante, se produce una perturbación de la realidad y, simultáneamente, siento un potente impacto en mis costillas, como si una columna invisible me hubiera golpeado; como resultado, salgo disparado hacia la derecha rodando varios metros por el suelo. No hay tiempo para pensar cómo ni cuándo logró darme; rápidamente me pongo de pie, sin embargo, me invade un tremendo dolor; sin temor a equivocarme, ese ataque me ha ocasionado varias fracturas en el cuerpo.

- [Arte Oculta: Sacrificio] – utilizo este hechizo como último recurso.

[Sacrificio] es una de las Artes Ocultas más singulares del atributo Agua; permite al usuario moverse y luchar libremente, sin importar cuantas heridas, fracturas u otras lesiones afecten su cuerpo; así mismo, disminuye notablemente el dolor, evita que se desangre e impide que pierda el conocimiento. Este hechizo tiene una duración de 15 minutos, y un costo de un millón de Unidades Mágicas; sin embargo, cuando termine el efecto, el dolor se intensificará, y las heridas tardarán en sanar mucho tiempo, incluso con magia curativa; de hecho, a este ritmo, es muy probable que me desmaye justo después de que acabe el efecto, tengo lesiones muy graves; pero no hay otra opción, estoy en mi límite, si llegase a usar una vez más [Reconstitución], indudablemente colapsaría debido al sufrimiento.

A su vez, uso mi habilidad más fuerte, Aura de Energía, la cual aumenta mis sentidos, fuerza y velocidad; de igual manera, potencia todos mis hechizos, duplica y recupera la totalidad de mis Unidades Mágicas, además de proporcionarme un aura que me protege de la mayoría de Artes Simples y Especiales; no obstante, dudo que esto último sea útil. Ese monstruo hijo de puta está empleando hechizos que nunca antes había visto, no conozco sus efectos ni atributos, sin mencionar que mi habilidad Percepción Mágica no los detecta; estoy seguro de que no pertenecen a este mundo.

Aprovechando que me encuentro lejos, ese monstruo cobarde toma distancia; seguramente, está pensando en utilizar algún hechizo o habilidad para curarse; ¡no puedo permitirlo!

- [Impulso] – activo un Arte Especial.

A riesgo que ese maldito engendro use otro hechizo desconocido, o me encuentre en desventaja al Tele Transportarme, recurro a este Arte Especial que, como su nombre indica, genera un pequeño círculo mágico en el aire que al contacto, puede impulsarte en línea recta a gran velocidad. Así, un círculo verde brillante aparece en mi espalda, lo pateo y me lanzo contra ese engendro malviviente, mientras empuño mi hacha dispuesto a matarlo.

Viendo que me aproximo, ese maldito bastardo activa múltiples hechizos que producen lanzas, enormes flechas, pequeños cuchillos, bolas negras, entre otros proyectiles imbuidos con esa ominosa aura morada; naturalmente, es imposible lidiar con ellos, por lo que utilizo [Portal] para evitar esos ataques y aparecer justo atrás de él. Como es de esperar, logra esquivar muy astutamente mi embestida, aun así, no desisto y uso nuevamente [Impulso] para cambiar mi dirección. Entendiendo que esta vez no puede eludirme, se prepara para recibirme asumiendo una postura defensiva con su espada mágica.

Nuestras armas chocan produciendo chispas y un estridente sonido metálico, a su vez, el engendro retrocede varios pasos debido a la fuerza de mi carga; de esta forma, reanudamos nuestro intercambio de ataques. En esta ocasión, consigo defenderme y contraatacar de manera eficiente. Al cabo de varios minutos, logro asestarle diversos puñetazos y patadas mejorados con mis habilidades Dominio de las Artes Marciales y Golpe de Onda; así mismo, le provoco numerosos cortes en todo su cuerpo; con esto, el monstruo malnacido comienza a flaquear; sus movimientos son lentos y carentes de potencia, también ha dejado de usar esos extraños hechizos. ¡Debo matarlo ahora o nunca!

Elevo mis sentidos al máximo, y solo pienso en una cosa, ¡Asesinarlo! Intensifico la fuerza y velocidad de mis ataques, cada movimiento que realizo, es potencialmente mortal, al más mínimo error, será el fin de esta escoria malviviente. En un pequeño descuido, la defensa del monstruo expone un punto débil; sin titubear, oscilo mi hacha con todo mi poder; así, consigo cercenar su brazo derecho obligándolo a soltar su espada mágica, quedando completamente indefenso.

- ¡Aaaaaaaaaaarrrrrrrggggg! – el bastardo grita de dolor.

Dispuesto a terminar con esto de una vez por todas, balanceo mi hacha nuevamente; esta vez, no fallaré.

- ¡[Focusfernum]! – el hijo de puta extiende su mano izquierda en el último momento y lanza un hechizo desconocido.

De su mano, se producen unas extrañas partículas negras que viajan a una increíble velocidad; al encontrarme en una mala posición, todo lo que puedo hacer es agacharme e inclinar mi cabeza a un lado. Las partículas rosan mi hombro, cuello y el costado izquierdo de mi rostro; esto fue suficiente para producirme un inmenso dolor, como si me estuviera derritiendo bajo un fuego abrasador. Aprieto los dientes con fuerza, para que ninguna exclamación de sufrimiento escape de mi boca, y así, consigo aguantar el dolor. Antes que esta abominación salida del averno, lance otro hechizo similar, corto su mano con mi hacha y seguidamente lo parto a la mitad, justo desde la cintura.

- ¡[Maledictolere]! – logra lanzar un hechizo, pese a estar desplomado sobre el suelo.

De su cuerpo mutilado, emana una extraña niebla morada que se dirige a mi posición con notable rapidez. Estupefacto ante esta situación, solo puedo pensar en activar el Arte Oculta [Burbuja] para protegerme; sin embargo, esta tenebrosa niebla es capaz de penetrar mi hechizo con suma facilidad, ¡Mierda! Sin oportunidad de hacer otra cosa, la misteriosa niebla entra en contacto con mi piel, como resultado, se filtra en mi interior por medio de los poros, heridas y cortes de mi cuerpo.

- ¡AAAAAAAAAHHHHHHH! – grito de dolor.

El sufrimiento es tan grande que no puedo evitar gritar; aun así, la niebla continúa ingresando, esta vez por mis ojos, oídos y boca, produciéndome aún más dolor y desesperación. Así, esa maldita niebla entró por completo en todo mi cuerpo.

- ¡JA JA JAJAJA AJA AJA AJA JA AJAJAJAJAAJA AJAA JAJA JA JAJA JA AJA JAJAJAJA! – la abominación ríe con exaltación.

Mientras soy consumido por un espantoso y agobiante dolor, escucho la vehemente risa de ese engendro hijo de puta, que increíblemente aún se encuentra con vida, pese a su condición miserable; seccionado en dos, sin un brazo y una mano, mientras sangre sale a borbotones de sus heridas, generando un charco bastante grande. Mi Ira se antepone al sufrimiento, recupero mis energías, empuño mi arma con las dos manos, la levanto sobre mi cabeza, y luego, prosigo a clavarla con toda mi fuerza en su horrendo rostro; pero no me detengo, y continúo así por un tiempo, hasta que su cabeza se convierte en una papilla de carne, huesos y sesos; finalmente, dejo mi hacha incrustada en el torso de esa cosa.

Desgraciadamente, este insoportable dolor persistió durante varios segundos, segundos que se sintieron como horas, por lo que, grité, lloré, y me arrastré por el suelo; por un momento, quería morir, quería que terminara, pero no fue así. Justo cuando estaba a punto de perder la cordura, el dolor cesa, y recupero la compostura; entonces, recuerdo porque estoy haciendo esto, me pongo de pie con dificultad, aun cuando padezco de un terrible cansancio, y busco los restos de la mujer que amo.

Mientras camino, miro los alrededores, y puedo notar que todo está destruido, lleno de cráteres y con multitud de árboles y arbustos en llamas; probablemente, este bosque será consumido por el fuego en poco tiempo. Bajo la vista y observo mi cuerpo, estoy completamente ensangrentado, con cortes y heridas por todos lados; mi ropa está hecha añicos, apenas cubre mi trasero y genitales, pues mis piernas están descubiertas y mis botas parecen como si estuvieran derretidas; en otras palabras, parezco un cadáver; tal vez me convierta en uno dentro de poco.

Luego de caminar unos metros, puedo ver el lugar donde se encuentran los restos mortales de Leila. En mi otra vida, había presenciado muchas escenas de accidentes de tránsito, desastres naturales, e incluso asesinatos; el aspecto de las victimas era terrible. Esa clase de imágenes se quedan en tu mente para siempre, recordándote lo frágil que es la vida, y que hay formas de morir muy grotescas. Aun así, nunca esperé observar una escena tan desgarradora como la que estoy viendo ahora mismo; mi amada Leila quedó destrozada entre decenas de enormes puntas de roca, a tal punto que es imposible saber si antes era una persona, o un montón de carne y tripas aplastadas, es irreconocible.

- Así no debería morir una persona… – me hablo a mí mismo con voz débil y triste – mi Leila… – lagrimas salen de mis ojos – el mundo fue muy cruel contigo… – pierdo la fuerza en mis piernas y caigo de rodillas.

Esto no habría pasado si yo no fuera tan débil y cobarde. ¡Debí entrenar y estudiar más! Sabía que ese maldito monstruo malnacido volvería, pero, en lugar de estar siempre preparado para cualquier cosa, ¡estaba holgazaneando y distraído en idioteces! Y ahora, este es el resultado de mi ignorancia y estupidez.

- Leila… yo… quería pasar más tiempo contigo… – lo digo entre llantos – quería hacerte aún más feliz y cumplir tu deseo de tener un hijo… – hablo con voz entrecortada – lamento tanto que te fueras de esta manera…

En ese instante, todos los bellos momentos que pasé con Leila se proyectan en mi mente. Cada recuerdo me hace sentir más y más triste, como si mi corazón fuera aplastado. Leila era una mujer hermosa, fuerte, leal y servicial; me enseñó a creer en la amistad, y me demostró que las personas podemos ser buenas y honestas, sin importar cuán difícil y tortuosa sea nuestra vida; ella era capaz de sonreír y alegrarse incluso en los peores momentos.

- Mi amada Leila, nunca te olvidaré… – lo digo con voz suave – honraré tu sacrificio, y si sobrevivo, viviré para volverme más fuerte… – levanto mi cabeza y observo el cielo.

Debido a que mi Arte Oculta [Tempestad] aún sigue activa, el cielo está cubierto por una enorme nube negra. En consideración a Leila, utilizo el Arte Simple [Desactivar], con lo cual, disipo mi hechizo. Al menos, quisiera que sea un día soleado.

- Espero que te encuentres en un buen lugar… y si reencarnas como yo, deseo que seas feliz… – limpio las lágrimas de mis ojos – me enseñaste lecciones muy valiosas, te aseguro que siempre las recordaré…

Repentinamente, me invade una imponente necesidad de dormir, me cuesta mucho moverme, mi cuerpo se siente pesado y empiezo a padecer un fuerte hormigueo; sin duda, es una clara señal de que pronto voy a quedar inconsciente, no sin antes sufrir un dolor indescriptible, debido a los efectos secundarios de mis hechizos y habilidades.

- Nos encontraremos en la otra vida, si tenemos suerte… – hago una pausa – siempre te amaré…

Pronuncio esas palabras antes de caer sobre el suelo debido a un tremendo dolor, el cual, es tan fuerte que sufro de espasmos en todo mi cuerpo; luego de unos tortuosos segundos, pierdo el conocimiento.

◇◇◇

Perspectiva: Camelia.

Sin duda, mi amado es el hombre más fuerte de Alfa, o al menos, eso es lo que pienso al ver cómo ha invocado una enorme nube negra que produce hermosos y destructivos rayos blancos. Debo admitir que no pude evitar asombrarme, y tal parece que las demás también se impresionaron bastante; sin embargo, esto no fue suficiente para matar a todos los engendros, por lo que ahora estamos luchando con nuestras últimas fuerzas, para terminar esta batalla lo más pronto posible, y ayudar a mi amado quien está luchando a muerte contra ese horripilante monstruo.

En un movimiento muy atrevido y arriesgado, esa hibrida llamada Leila, decidió adelantarse e ir en busca de mi amado; en verdad, esa mujer inferior debería entender lo inútil que es. Naturalmente, le dije que volviera, pero no me escuchó y siguió corriendo como una estúpida; solo espero no encontrarla muerta por los alrededores, o mi amado podría hacerme responsable. Obviamente, no me importa en lo más mínimo la vida de una Inanire; sin embargo, mi amado valora mucho a Leila, por lo que, como su esposa, debo honrar sus deseos.

Por otro lado, la Princesa Imperial se encuentra inconsciente, en consecuencia, no puedo abandonar este lugar para ir a buscar a esa Inanire, agregando que complicaría las cosas para mis compañeras de raza y esa vampira, sin mencionar que uno de esos rayos podría golpearme, lo que sería aún peor. Por tanto, solo puedo mantener mi posición, y apoyar a esa estúpida mujer inferior con mis armas invocadas desde la distancia. Gracias al Arte Oculta [Telequinesis], un poderoso hechizo del atributo Luz, puedo manipular todas mis armas a voluntad, como si fueran parte de mi cuerpo; aunque, técnicamente lo son, al fin y al cabo, una parte de mi alma reside en ellas. Así, consigo eliminar a un gran número de engendros, al tiempo que evito que la menor cantidad de ellos, se acerquen a esa débil e inútil mujer inferior.

La batalla contra la gran horda de engendros continuó durante un tiempo considerable. Desafortunadamente, no fue posible aprovechar nuestra capacidad de volar, debido a la condición de la Princesa Imperial, por lo que tuvimos que esforzarnos al máximo, usando cada Unidad Mágica de la forma más eficiente. De esta manera, logramos resistir sin recibir heridas graves; obviamente, ninguna se encuentra bien, especialmente la vampira, quien tiene cortadas en su rostro, brazos y piernas. Al ser miembros de la raza Feérica, Petra, Roser y yo no tenemos heridas visibles, pero eso no evita que estemos cansadas y doloridas; en verdad, regenerarse duele, duele muchísimo. Como resultado, estamos luchando con todo lo que tenemos en nuestras formas originales. Luego de varios minutos de una ardua pelea, conseguimos acabar con cada monstruosidad, y sobrevivir en un estado relativamente bueno.

- Haaa… ha… haa… – respiro con agitación – lo conseguimos, ahora vamos a prepararnos para ayudar a mi Querido. – lo digo mientras observo los alrededores con cuidado.

- Ha… no sabía… ha… que las hadas… ha… se cansaran… ha… ha… – la vampira lo dice entre respiraciones.

- Es normal. – le respondo con tono casual al recuperar el aliento – ¿Cómo están de Unidades Mágicas? – les pregunto a todas.

- Creo que tengo alrededor de cien mil, tal vez un poco más. – Petra responde con rostro pensativo.

- Yo tengo unas cuatrocientas mil, aunque no estoy segura. – Roser habla con duda.

- Yo… ha… creo que… ha… estoy con menos de… ha… diez mil… ha… – la vampira habla mientras intenta recuperarse del cansancio.

- A mí me quedan menos de treinta mil… – lo digo con preocupación.

- Vaya… – Roser se muestra sorprendida – la señorita Aurora está muy cerca de estar en ceros, como mucho, solo le quedan suficientes Unidades Mágicas, para volar por unas horas y lanzar un par de Artes Simples. – lo dice con desánimo.

Aunque la mayoría de las veces, las personas recurren al uso de Tarjetas de Estado, u otros Artefactos para verificar y medir cuantas Unidades Mágicas poseen, lo cierto es que, con el suficiente entrenamiento, cualquier individuo puede saber con un alto grado de certeza, la cantidad de Unidades con las que cuentan. Naturalmente, dicha autoevaluación, no es cuantitativa, en su lugar, es cualitativa, como una sensación de llenura o vacío en el cuerpo, bastante similar al sentimiento que se experimenta al comer demasiado, o muy poco; en realidad, es un concepto difícil de explicar, pues es diferente para cada uno. Aun así, se han logrado establecer diversos parámetros, de acuerdo a la percepción personal de cada quien, con el fin de determinar de manera numérica tus Unidades Mágicas actuales. Mi amado logró aprenderlo por medio del estudio, y nos enseñó cómo hacerlo, en verdad, debo admitir que es un método realmente útil en momentos como estos.

- Por ahora, bebamos una Poción de Recuperación Mágica. – hablo en tono serio – Roser, debes tener algunas en tu Almacenamiento.

- Bien… [Almacenamiento] – saca 5 frascos, 4 con un líquido verde en su interior, y uno de color rosa – aquí tienen… – nos entrega a cada una un frasco verde, y el rosado se lo da a la vampira – a la señorita Aurora también le doy una poción de regeneración para sus heridas.

- Ha… gracias… ha… – recibe las pociones y las bebe sin miramientos – ¡Arrg! – hace un gesto de dolor.

- Tranquila, señorita Aurora, el dolor de la poción de regeneración no durará mucho. – Petra lo dice con calma.

De la misma manera que la vampira, nosotras bebemos rápidamente la poción. Aunque se llamen Pociones de Recuperación Mágica, no son tan grandiosas como su nombre lo hace ver; en realidad, sus efectos dejan mucho que desear, y tienen un sabor extraño, entre insípido y amargo, sin mencionar que su penetrante olor, se queda en tus narices por mucho tiempo. Dicho esto, las Pociones de Recuperación Mágica, no reponen instantáneamente tus Unidades Mágicas, simplemente, incrementan notablemente tu capacidad de recuperación; en pocas palabras, repones considerablemente más rápido tus Unidades, reduciendo la cantidad de horas que normalmente tardarías en recobrarlas en su totalidad.

Naturalmente, esta poción existe en diversas concentraciones, que van desde el 1% hasta el 100%; la razón de que se clasifiquen de acuerdo a este criterio, es debido a que las pociones están fabricadas con el extracto de una planta mágica llamada Planforisti, la cual, es muy difícil de cultivar y por tanto, es diluida para que sea más accesible a todos los públicos, sin comprometer demasiado sus capacidades de absorción mágica; de esta forma, se establecen las concentraciones más importantes: 25%, 50%, 75% y 100%. Así, cada presentación tiene el mismo efecto, con la diferencia de que, entre más alto el porcentaje de concentración, menor será el tiempo hasta recuperar tus Unidades al máximo.

Justo ahora, desearía que existiera alguna poción, píldora o cualquier otra cosa similar, para reponer inmediatamente tus Unidades Mágicas; pero no existe nada como eso. Hasta el momento, solo es posible hacerlo con el uso de Artes Ocultas o habilidades muy poderosas que, obviamente, producen fuertes efectos secundarios. Desafortunadamente, no conozco los hechizos y tampoco he aprendido esas habilidades, de lo contrario, las usaría de inmediato para a ayudar a mi amado.

- Listo… – lo digo con rostro serio luego de terminar de beber mi poción – iremos volando, debemos ir rápido.

Muevo mi vista, y puedo ver que gran parte del bosque se encuentra en llamas; seguramente, mi amado está enfrentando una dura batalla, debemos apoyarlo, aunque tengamos que atravesar esta lluvia de rayos.

- Petra, Roser, quiero que ustedes carguen a Leonora, no podemos dejarla aquí. – le hablo a las dos mientras las veo a los ojos.

- Como diga, Mi Señora Camelia. – asienten con determinación, mientras levantan a la Princesa del suelo con cuidado.

- Estoy lista… – la vampira lo dice con rostro serio.

En el momento que nos disponíamos a despegar, los rayos dejan de caer, y la nube negra se dispersa en un instante. Así mismo, un silencio sepulcral se apodera de la zona. Alarmada ante esta situación, emprendo vuelo rápidamente y busco a mi amado por todos lados; ni siquiera puedo escuchar el sonido de una batalla o señales que indiquen el uso de hechizos, ¡Algo terrible le ha ocurrido a mi amado! ¡Tengo que encontrarlo!

Al cabo de unos minutos de búsqueda incesante y desesperada, escucho la voz de Petra y Roser, mis compañeras de raza; seguramente, están utilizando el hechizo [Eco].

- ¡Mi Señora Camelia! – Petra me grita a lo lejos.

- ¡Por aquí! – Roser vocifera y señala con su mano un lugar del

Con mi cualidad racial Visión Lejana, puedo ver sin problemas el sitio al que apunta; sin cuestionar, me dirijo con prisa. Aterrizo en la zona, y con solo una vista rápida, puedo ver el cadáver de ese terrorífico monstruo completamente mutilado y con el hacha de mi amado clavada en su torso. Me acerco al engendro con la intención de encontrar alguna pista de mi amado, y recuperar su arma. Al poco tiempo, Petra, Roser y la vampira descienden.

- Increíble… – la vampira lo dice con asombro viendo al monstruo asesinado – el Señor Agis es muy poderoso.

- No encuentro a mi Querido, ayúdenme a buscar alguna señal de su paradero. – miro a la vampira con disgusto al tiempo que pronuncio esas palabras.

¡Esta mujer! No se preocupa por mi amado en lo más mínimo, solo está con nosotras porque necesita su fuerza; como pensaba, los demonios son personas interesadas y engañosas; en verdad, esta vampira no me agrada ni siquiera un poco. Dejando a un lado mi enojo, me enfoco en lo que realmente importa, encontrar a mi amado.

- Mi Señora Camelia… – Roser me habla – por aquí hay unas huellas en la tierra. – apunta a un camino.

Rápidamente me aproximo a ver las marcas; observándolas con detenimiento, son las pisadas de una persona, y al parecer, se dirigen a algún lugar de este bosque ardiente. Con un mal presentimiento, decido seguirlas afanosamente.

- ¡Mi Señora Camelia! – Petra me llama al ver que me alejo con rapidez – ¡Espérenos!

En poco tiempo, puedo ver a mi amado tirado sobre el suelo, en muy mal estado.

- ¡Querido! – me acerco a él completamente angustiada.

Gracias a los 6 Dioses, aún vive, solo se encuentra inconsciente; sin embargo, su cuerpo está lleno de heridas, golpes y cortes que sangran constantemente, creando un charco; así mismo, gran parte del hombro, cuello y un costado de su rostro, tienen graves quemaduras de tercer grado, a tal punto que están carbonizados, sin mencionar que su oreja fue completamente desintegrada. Viendo el estado de mi amado, un gran sentimiento de desesperación se apodera de mí, y empiezo a llorar sin control.

- ¡Querido!... ¡No me dejes! – lo digo entre sollozos.

- ¡Agis! – Petra y Roser hablan al mismo tiempo, mientras se acercan con rostro alarmado.

- ¡Señor Agis! – la vampira también se acerca con preocupación.

- ¡No lo toques! – empujo con rabia a la demonio.

No quiero que esta mujer interesada, engañosa y desconfiada, esté cerca de mi amado. No me agradó desde el primer momento; guarda muchos secretos y quiere involucrar a mi amado en sus problemas, agregando que se atrevió a acusarlo de ser un Extranjero; en verdad, detesto a esta demonio, prefiere creer en las palabras de una escoria, que en alguien que salvo su vida. En mis ojos, no es diferente de esas perras traidoras de las 10 razas, que se juntan con Extranjeros solo porque son fuertes y pueden protegerlas. Personas como esta mujer, hacen que Alfa sea cada vez peor; escudándose en su posición como noble de otro país, y creyendo que todo se arregla con dinero; si dependiera de mí, dejaría que muriera.

- … – la vampira me mira con desconcierto – yo… yo solo quiero ayudar…

- ¡Cállate! – interrumpo sus palabras – Solo yo, Petra y Roser, podemos estar con él, no quiero que una mujer interesada como tú, se acerque a mi Querido. – la observo con ojos llenos de rencor.

- ¡Mi Señora Camelia! – Petra interviene – no es momento para pelear entre nosotras…

- ¡Estás del lado de esa maldita demonio! – la golpeo en el rostro con ira.

- ¡Cálmese, Mi Señora Camelia! – Roser habla – Petra es una hermana de raza, más bien, ¡Tenemos que salvar a Agis!

- Si te acercas, lo lamentarás. – le hablo a la vampira con tono severo – Tienes suerte, no tengo Unidades Mágicas que gastar en alguien como tú. – luego de esas palabras, me doy la vuelta y centro mi atención en mi amado.

Mi amado no está nada bien, si no se le proporciona atención de forma inmediata, podría morir en pocos minutos. Roser saca de su [Almacenamiento] varias pociones de regeneración con 100% de concentración, y las vierte sobre sus heridas, sin embargo, son inútiles. Desgraciadamente, ninguna de las presentes puede conjurar hechizos curativos, aunque, parece que tampoco servirán, mi amado debe tener un estado incurable causado por los poderes de ese monstruo. ¡Tiene que haber alguna forma de salvarlo! ¡Piensa camelia, piensa! ¡Debe haber algo que solo yo puedo hacer!

Luego de devanarme los sesos buscando una solución, solo puedo pensar en una cosa; guardar a mi amado en mi Almacenamiento Infinito, y volar hasta Leocadio a máxima velocidad. No obstante, ahora mismo mis Unidades Mágicas son bastante bajas; si me quedo en ceros, todos los objetos serán expulsados, y sufriría una penalización por Exceso, lo que sería aún peor, pues no podría usar magia durante mucho tiempo; sin embargo, tengo que intentarlo. Solo he recuperado unas 25000 o 30000 Unidades, por lo que en total dispongo de poco menos de 60000; básicamente, estoy con lo justo. En teoría, debería poder lograrlo, pero, en la práctica, las cosas podrían resultar de otra manera.

- ¡No puede ser! – la maldita demonio grita con miedo.

- ¿Hm? – muevo mi vista a la odiosa vampira.

- Le-Leila… está… muerta… – lo dice con estupefacción, al tiempo que recoge del suelo, un componente de un arco de poleas destruido.

Entendiendo la situación, observo muchas puntas de roca incrustadas en un solo lugar, donde hay un montón de sangre, carne, tripas y huesos dispersos en el suelo.

- No… – lo digo en voz baja, como un murmullo – Leila… no tenías que morir así.

- ¡¿Leila?! – Petra lo dice con incredulidad y tristeza – que forma de morir tan horrible… – se muestra afligida.

- No, Leila, ¡No! – Roser pone un rostro de dolor, al tiempo que aparta la vista de sus restos y se tapa la boca con una mano.

Honestamente, Leila nunca me agradó. Mi padre y las monjas de mi escuela, me enseñaron muy temprano que los Inanire están maldecidos por los 6 Dioses, ya que en el pasado, fueron cómplices de actos terribles, y se unieron con los Extranjeros; en otras palabras, los antepasados de Leila, eran Extranjeros y traidores de las 10 razas, pues la maldición también se pasa a los descendientes. Por supuesto, nunca olvido que soy hija de una Extranjera demente, lo cual me avergüenza mucho, y es aún más deshonroso el hecho de que me veo igual a esa mujer; sin embargo, yo no estoy maldita. Mi padre y sus antecesores, son miembros de la familia Ferrer, una casa de nobles que, durante siglos, han servido en el Imperio Caelum con orgullo y buena voluntad; ninguno ha cometido crímenes, y tampoco han tomado parte en algún acontecimiento siniestro.

Mi amado me dijo una vez: "los pecados del padre, no deben ser atribuidos a sus hijos"; parece una frase sacada de las Divinas Escrituras, no obstante, nunca se menciona algo parecido, pues me he tomado la molestia de leerlas, y la Princesa Imperial, una seguidora acérrima de la Diosa Mare, está cansada de refutarle; por tanto, más que algún dogma o enseñanza de los Dioses, es su propia creencia personal. A pesar de que daría mi vida por él, no puedo aceptar ese pensamiento; por regla general, los hijos de ladrones, serán ladrones; los hijos de traidores, se convertirán en traidores; aunque esto no se aplique a todos, es cierto para una inmensa mayoría. Naturalmente, yo no soy una excepción, pues gran parte de mi poder y habilidad, alguna vez le pertenecieron a una Extranjera psicópata; incluso es muy probable que mi personalidad, comportamiento, y manera de pensar, también se deban a ese hecho, y es algo que me atormenta constantemente.

Dicho esto, Leila no merecía morir de esta manera. Ella siempre fue fiel a mi amado, y aunque no se llevaba bien con la Princesa, se esforzaba al máximo; y por encima de todo, era una buena persona. Considero que cuando abandonas este mundo, al menos, debes hacerlo de una forma digna, sin importar quien eras, o como hayas vivido; solo espero que presenciar esta horrenda escena, no cause un trauma a mi amado. En mi caso, su muerte no es algo que me afecte demasiado, la conocí por muy poco tiempo, y rara vez hablamos sobre algo, al fin de cuentas, no me gusta relacionarme con híbridos ni Inanire, y Leila fue ambas cosas. Obviamente, ver a la mujer con la que alguna vez compartí la cama, conviví, y luché junto a ella, convertida en una pulpa sanguinolenta, me produce un sentimiento tétrico, y deja una imagen muy impactante en mi mente que, seguramente, me será imposible olvidar.

En contraste, Petra y Roser están bastante afectadas; algo normal, se conocieron durante mucho tiempo, y debieron experimentar numerosas vivencias juntas; incluso esa demonio se encuentra muy conmocionada.

- Petra, Roser, ya he decidido que hacer para salvar a mi Querido. – lo digo con determinación.

- … – ambas mueven su cabeza y me ven a los ojos con rostro serio.

- Lo guardare en mi Almacenamiento Infinito, y luego volaré rápidamente a Leocadio. – hablo con firmeza – Ustedes se encargarán de llevar a Leonora hasta la ciudad, también tomen esto… – le entrego a Roser el arma de mi amado.

Aunque pueda parecer una mujer insensible y odiosa, mi amado se encuentra al borde de la muerte, y él es mucho más importante para mí; además, estos son momentos cruciales para su supervivencia, y ya no hay salvación para Leila.

- Bien… – ambas asienten, entendiendo que no es momento de lamentarse por los muertos.

Me pongo de pie, y extiendo mi mano derecha, lista para usar mi habilidad; completamente preparada, la activo. Mi amado desaparece en un instante, como si nunca hubiera estado en ese lugar, seguidamente, tomo distancia de las demás, y despego a máxima velocidad. Me elevo cientos de metros sobre el suelo, y cuando siento que estoy a una altitud adecuada, cambio mi trayectoria en dirección a la ciudad Leocadio.

Al cabo de unos segundos, he alcanzado el Mach 1, por lo que mantengo esa velocidad; aunque puedo aumentar mi desplazamiento hasta Mach 7, necesitaría utilizar un traje especial, junto a diversos hechizos de protección, pues sufriría un daño considerable debido a la resistencia del viento, presión del aire, la fuerza de gravedad y otros factores; así mismo, me tomaría mucho tiempo, y consumiría una gran cantidad de Unidades Mágicas, sin tomar en consideración que, no es necesario recurrir a tal velocidad para llegar a Leocadio, después de todo, no se encuentra al otro lado del mundo.

- [Aquí torre de control aéreo de la ciudad Leocadio; nos estamos comunicando por medio de un canal especial. Usted no está cumpliendo con los estatutos de vuelo; aterrice en la puerta 5 inmediatamente, de lo contrario, nos veremos obligados a emplear métodos más severos.] – repentinamente resuena una voz en mi cabeza.

Cuando estoy a varios kilómetros de la ciudad, escucho ese mensaje, y al parecer, no es nada semejante a una comunicación telepática, más bien, es alguna clase de grabación que se repite constantemente en mi mente. Antes que decidan recurrir a la violencia, disminuyo mi velocidad y obedientemente me acerco al sitio indicado. Afortunadamente, mis Unidades Mágicas fueron suficientes para llegar a la ciudad; aunque quisiera dirigirme de inmediato a un hospital, no tengo otra opción.

A medida que me acerco, puedo ver a varios guardias mayoritariamente de raza humana, con lanzas y armadura metálica esperándome en la puerta; así mismo, las defensas aéreas están apuntándome, como si representara alguna clase de amenaza, esto no es bueno. Aterrizo a una distancia prudente y camino lentamente; seguramente, mi apariencia es la razón de este tratamiento, pues estoy completamente ensangrentada y mugrosa.

- ¡Alto! – un guardia se acerca con cuidado y me habla – ¿Cuál es su situación? – me pregunta con inquietud.

- ¡Necesito ayuda! – lo digo en tono de súplica – ¡Mi esposo está gravemente herido! ¡No soy una amenaza! – luego de estas palabras me arrodillo, y hago que mi amado aparezca sobre el suelo – ¡Por favor sálvenlo! – hablo con expresión amarga y lágrimas saliendo de mis ojos.

Mi habilidad Almacenamiento Infinito, me permite expulsar los elementos guardados sin consumir Unidades Mágicas, de lo contrario, me habría quedado sin magia; siento que apenas tengo 1000 o 2000 Unidades. Con lo anterior en consideración, esto es una compensación por el hecho de que usarla consume bastante, y que hay un costo por mantener dichos elementos durante determinado tiempo.

- ¡Llamen a los curanderos de inmediato! – el guardia se dirige a sus compañeros – Tranquila, le ayudaremos, solo obedezca y responda las preguntas. – me habla con tono amable.

- Si… – asiento varias veces mientras veo a mi amado.

- Muy bien; – el guardia se mueve a mi lado – ahora respóndame, ¿Qué fue lo que le pasó? – me cuestiona nuevamente.

Sin pensarlo demasiado, le explico mi situación al guardia; desde la reunión con ese maldito comerciante traidor, hasta la batalla en el bosque. Al poco tiempo, llega un grupo de hombres con uniformes rojos y blancos; unos cuantos comprueban mi estado, y el resto, revisan a mi amado, mientras le aplican diversos hechizos y pociones; debido a su grave condición, proceden a recogerlo en una camilla, y se marchan rápidamente. Quería acompañarlos, pero los guardias no me lo permitieron, pues me dicen que debo terminar de dar mi declaración.

Al cabo de varios minutos, Petra, Roser y esa vampira, aterrizan cerca de mi posición. Como se había previsto, un nuevo grupo de hombres uniformados junto a otros guardias, realizan el protocolo para este tipo de situaciones; las revisan, les hacen preguntas, y después se llevan a la Princesa Imperial, que anteriormente mis compañeras de raza estaban cargando. Naturalmente, cada una proporcionamos la versión de los hechos, y comprobamos nuestra identidad. Finalizadas todas las preguntas, nos permiten entrar a la ciudad, y nos llevan al hospital La Esperanza, donde mi amado y la Princesa fueron ingresados.

Un par de curanderos nos atendieron, y dijeron que tenemos altos niveles de corrupción, por lo que bebimos una poción de purificación, para luego dejarnos en una habitación. Repetidamente consulté a los curanderos sobre la situación de mi amado, pero no respondían; en mi cabeza solo pensaba en él, y rogaba a los 6 Dioses que no muriera.

La información que proporcionamos fue tan contundente, que el Archiduque decidió movilizar un gran número de tropas; como era obvio, se produjo un alboroto en la ciudad, cuando los soldados comenzaron a movilizarse de manera inesperada; incluso los curanderos y enfermeras del hospital, pensaron que pronto habría alguna clase de ataque, por lo que se mostraban muy inquietos. Por mi parte, no podía alejar los malos pensamientos, era un manojo de nervios, deseaba que alguien entrara por la puerta, y me dijera que mi amado se encuentra fuera de peligro; sin duda, este es uno de los momentos con más incertidumbre de toda mi vida. Agis por favor, ¡No mueras! Sin ti, mi vida no tiene sentido.