Momonga estaba decidido a enfrentar a los Enemigos Mundiales que quedaban. Para comenzar, se preparó para enfrentar a un grupo de poderosos Enemigos Mundiales: Los 10 arcángeles de Shepira.
Los 10 arcángeles de Shepira eran criaturas poderosas, aunque no tanto como otros Enemigos Mundiales. Aun así, si estos 10 arcángeles trabajaban juntos, podrían eliminar incluso al Devorador de Mundos, la última y más poderosa calamidad de Yggdrazil.
Estos arcángeles eran similares a los ángeles, pero eran increíblemente más poderosos. Estaban vestidos con armaduras plateadas que combinaban con sus alas blancas. Además de su apariencia angelical, su poder era absurdamente alto, lo que los convertía en una amenaza formidable para cualquier jugador.
Según las historias diseñadas por los desarrolladores, había 10 arcángeles, cada uno con su propio Sefirot, un aspecto divino que gobernaban y protegían.
Entre los arcángeles estaban:
Metatrón: El más elevado de los arcángeles, Metatrón era el guardián del conocimiento supremo y la divinidad pura. Se encargaba de proteger el Shepirot de Keter, el más importante y último de los 10 templos.
Raziel: Portador de la sabiduría infinita, Raziel gobernaba el Shepirot de Chokmah, un lugar lleno de escritos y pergaminos que contenían los secretos del universo.
Los demás arcángeles vivían y protegían también en los demás templos, un lugar sagrado donde guardaban los aspectos de la creación.
Momonga se había preparado mucho para este día. Había recopilado información sobre todos los jugadores que se habían enfrentado a estos seres, lo que le permitió elaborar un plan.
Momonga estaba en el cielo acompañado por un pequeño ejército, compuesto por muchos NPC mercenarios y muchos Primal Elemental, más de los que usó cuando atacó a los 7 dragones. Esta vez, Momonga había planeado su misión con mucho cuidado, sabiendo que llevar dos objetos mundiales llamaría la atención de enemigos poderosos y otros jugadores. Por eso, decidió usar una táctica de distracción y protección.
Antes de llegar a la entrada de su objetivo, Momonga se detuvo y miró a sus invocaciones. Sabía que, para tener éxito, necesitaba mantener el factor sorpresa y asegurarse de que no lo interrumpieran durante sus peleas. Así que les ordenó que se quedaran en la entrada, escondidos estratégicamente. Además, sus invocaciones llevaban anillos que los volvían invencibles, lo que les daba una ventaja. Su misión sería eliminar a cualquier jugador o grupo de jugadores que intentara entrar, evitando que interfirieran en las batallas de Momonga.
Al llegar a la entrada, Momonga se encontró con los mismos NPC que solían dar mensajes finales a los jugadores que se aventuraban. La entrada estaba flanqueada por una escalera que se elevaba hacia el cielo, rodeada por nubes a los costados. Llegar a la primera de las casas tomaría mucho tiempo, pero afortunadamente los desarrolladores permitieron que los jugadores pudieran usar [Fly] hasta cierta distancia, y luego caminaran hasta alcanzar los primeros templos.
Cuando finalmente pudo ver el primer templo, quedó sorprendido. Tenía un aspecto increíblemente hermoso, como esos templos griegos antiguos construidos para adorar a los dioses. La diferencia es que estos templos estaban hechos de oro por fuera, lo que hacía que brillaran tanto que la luz se extendía naturalmente desde el templo hacia afuera.
Momonga comenzó a caminar hacia la entrada, pasando por los pasadizos. Al igual que con la entrada, quedó maravillado por lo que veía. Los desarrolladores realmente se habían esforzado en crear a los Enemigos Mundiales y sus hogares.
Antes de enfrentarse al primer arcángel, Momonga tuvo que pasar por varias trampas. Primero, encontró un corredor lleno de flechas envenenadas que se disparaban desde las paredes. Gracias a su amplia experiencia activó su escudo mágico, bloqueando todas las flechas sin esfuerzo.
Más adelante, el suelo del pasadizo comenzó a desmoronarse, revelando un abismo lleno de picos afilados. Momonga simplemente activó [Fly] y flotó sobre el abismo sin ningún problema.
Luego, se encontró con una serie de runas mágicas que desatarían una explosión devastadora si se activaban. Pero de nuevo, gracias a su experiencia, Momonga pudo desactivar las runas con un simple hechizo de anulación.
Finalmente, se topó con el primer guardián, un arcángel.
Este arcángel en particular era Sandalphon, el más cercano a la humanidad, que protegía Malkuth, el reino terrestre donde las almas puras encontraban su hogar final. Sandalphon llevaba una venda que cubría sus ojos, sostenía una alabarda dorada que irradiaba un aura divina y llevaba un escudo.
Momonga lo supo desde el primer momento, ya que varias ventanas de alerta y peligro aparecieron en su interfaz.
Este ángel era una debilidad para los no-muertos, el counter perfecto de Momonga. Sin embargo, Momonga ya estaba preparado para esto, ya que llevaba consigo algunos objetos Mundiales y algunos objetos de sus compañeros. Además, que junto a el estaban algunos NPC mercenarios ocultos gracias a los anillos de infiltración que había conseguido.
Él llevaba la espada y el escudo de su amigo Touch me. Aunque no podía usar las habilidades especiales de su amigo, al menos le servirían para protegerse de los ataques divinos de estos ángeles.
Además, llevaba muchos relojes de arena, ya que usaría algunos hechizos de nivel superior y algunos hechizos de décimo nivel potenciados.
Momonga, siendo un no-muerto, también era el counter perfecto. Tenía hechizos como su toque negativo, que podía usar para hacerle daño.
Sandalphon: Criatura de mal, estos serán tus últimos momentos, agradece que un ser sagrado como yo dará fin a tu vida.
Momonga escuchó cada una de sus palabras, y comenzó a reír.
Momonga: Jajaja.No tengo planes de perder hoy, ya veremos quién dará fin al otro.
Habían pasado más de un mes desde que Momonga se enfrentó a los 10 Arcángeles de Shepira. Había muerto 6 veces en total, pero logró derrotarlos.
Durante la pelea, siempre se retiraba después de vencer a uno de los arcángeles de Shepira. Sabía que no estaba en condiciones de enfrentarse al arcángel que seguía. También se retiraba para prepararse y esperar a que los desarrolladores cumplieran con él por haber derrotado a un Enemigo Mundial.
Cuando se comunicaron con Momonga, lo felicitaron y le otorgaron solo un aumento en sus estadísticas. Pero esto no era lo que Momonga quería, él quería que los desarrolladores lo convirtieran en un Enemigo Mundial y así romper el límite de nivel para poder subir de nivel las clases de Campeón Mundial y Desastre Mundial.
Al final de la batalla contra los 10 ángeles de Shepira, los desarrolladores se comunicaron con Momonga.
Momonga estaba sentado en su trono, esperando la aparición de los desarrolladores. Después de unos segundos, un desarrollador apareció en la sala del trono, tomando la forma de un humanoide negro.
Desarrollador: Hola, jugador Momonga. Me llamo Kazuki.
Momonga: No tengo tiempo para formalidades. Dime si van a cumplir con lo que prometieron.
Kazuki, sin saber cómo responder de inmediato, caminó hacia el trono y se sentó en una de las escaleras junto a Momonga, pasando por Albedo.
Kazuki: Es muy difícil hacer eso, Momonga. Convertirte en un Enemigo Mundial desequilibraría mucho el juego, más de lo que ya está. Los de arriba todavía quieren sacar más provecho de Yggdrazil. Si te conviertes en un Enemigo Mundial, imagina que además portaras un Objeto Mundial. Nada podría afectarte, y eso causaría más caos entre los pocos jugadores que quedan.
Momonga: Ustedes tienen que cumplir. He gastado muchos recursos míos y de Nazarick para lograr esa hazaña.
Kazuki: Bueno Bueno, tienes razón en eso. Es verdad, te he estado observando y lo máximo que puedo hacer es darte un Objeto Mundial.
Momonga: No necesito otro Objeto Mundial. Necesito romper el límite de nivel y convertirme en un Enemigo Mundial.
Kazuki: Espera, primero escúchame. No te voy a dar cualquier Objeto Mundial; será uno muy especial, uno que ni tu podrás rechazar. Te daré Ouroboros.
Momonga se quedó sin palabras por un momento. Ouroboros era uno de los Objetos Mundiales más poderosos, uno de los veinte, que permitía cumplir cualquier deseo del portador.
Momonga: ¿A cambio de qué me darías ese Objeto Mundial? Sabes que podría desear convertirme en un Enemigo Mundial y ese objeto no tendría problemas en hacerlo.
Kazuki: Pero sé que no desearás eso. Tus estadísticas han superado incluso a las del Enemigo Mundial más débil. Eres extremadamente tacaño, muy inteligente y calculador. Te he observado lo suficiente para estar seguro de que jamás usarías ese objeto para convertirte en un Enemigo Mundial. Ya eres prácticamente uno, y sé que con tu astucia ya te habrás dado cuenta de que podrías derrotar a Enemigos Mundiales más poderosos.
Momonga: Ciertamente ya lo había pensado, pero aún tengo dudas.
Kazuki: Acéptalo. Tal vez algún día lo necesites. Sigue enfrentándote a más Enemigos Mundiales y quizás los de arriba te conviertan en un Enemigo Mundial oficial.
Momonga: Está bien, acepto. Pero estaré en contacto con ustedes.
Kazuki: Ok, nos vemos, Momonga. Y recuerda, te estaremos vigilando, así que da lo mejor de ti.
Después de unos segundos, el holograma desapareció en partículas, dejando solo a Momonga y a Albedo.
Momonga: No confío en esos desarrolladores, pero no puedo rechazar un Objeto Mundial, y menos si se trata de Ouroboros.
Luego de varios días por fin decidió acabar con los otros enemigos mundiales que quedaban: Los 7 pecados capitales.
Los siete pecados capitales eran Enemigos Mundiales que representaban lo peor de los humanos. Eran una encarnación del mal que se escondía en la naturaleza humana.
Ellos residían en el Bastión del Pecado, un lugar ubicado en un pantano envenenado en la ciénaga de la Perdición. Se sabía poco sobre ellos, excepto que los 7 pecados capitales vivían en una especie de laberinto con 7 pisos, y que en cada piso había un pecado que lo protegía. Aún en pie, este laberinto era uno de los pocos Enemigos Mundiales que no habían sido derrotados.
La poca información que se obtuvo fue gracias a los jugadores y gremios que se aventuraron a conquistar este laberinto. Sin embargo, no pudieron pasar ni siquiera el primer pecado. Incluso había algunos Campeones Mundiales y algunos Desastres Mundiales que también quisieron conquistar el laberinto, pero no lo lograron.
Ainz estaba en un pantano que se parecía mucho a su hogar, aunque se veía más trabajado y detallado. Tal vez se debía a los beneficios de ser un desarrollador, tenían más libertades para crear a sus NPC y evitar algunas reglas del juego.
Caminó hacia un templo destruido que se asemejaba mucho a su hogar. Había pilares blancos junto a un anillo circular en lo más alto de los pilares.
Pasó todas las trampas con facilidad y el laberinto, ya que tenía información sobre ellas. Aun así, fue muy cauteloso y paranoico.
Caminó hasta llegar a una de las entradas. Era enorme, no había nada más que unas escaleras hacia abajo. Le tomó varios minutos llegar hasta el fondo, pero al final lo logró. Además, justo antes de entrar, apareció un NPC, el mismo que advertía sobre lo que se escondía detrás de las puertas.
Momonga estaba bien informado, ya sabía lo que había detrás de ellas, pero aun así se dedicó a escuchar todo lo que el NPC tenía que decir.
Antes de avanzar, revisó todos los objetos que tenía una vez más, para asegurar su victoria. Sabía que la batalla sería muy difícil, incluso para alguien como él. Si lograba derrotar al Primer Pecado Capital, se retiraría y esperaría a que se recuperaran sus fuerzas.
La mayoría de los enemigos mundiales tenían un tiempo de espera de 60 días antes de reaparecer, si no se conquistaba el laberinto. Haciendo sus cálculos, Momonga tenía un poco menos de 9 días por pecado capital para prepararse y volver a atacar.
Frente a él, había una puerta que mostraba a humanos peleando entre ellos, traicionándose y generando guerras. Los detalles de las imágenes eran sumamente hermosos, casi tanto como las puertas del Trono de Nazarick. Momonga sabía que los desarrolladores eran muy buenos creando cada parte de Yggdrazil. Pero eso era al principio. Después de tantos años, se habían cansado y no le pusieron tanto empeño en terminar Yggdrazil.
Cuando finalmente se abrieron las puertas, se mostró lo que fácilmente podría ser un campo de batalla. Sin embargo, se pudieron ver lujos; parecía una sala del trono, pero con la diferencia de que había muchos muebles, todos ellos hermosamente decorados. También había cuadros que hacían referencia al infierno y a un pecado en particular.
Luego caminó hacia lo que parecía ser el trono, avanzó y avanzó hasta llegar a unas escaleras que se alzaban unos cuantos metros. En lo que Momonga creía que habría un trono, se encontró con una cama gigantesca, y sobre ella estaba el primer Pecado Capital: la Lujuria.
Mucho se había hablado de ella, Pero parecía que los rumores no le hacían justicia a su apariencia.
Lujuria se levantó de su cama. Estaba vestida con una armadura de bikini, con finos detalles de un metal oscuro que combinaba con su hermoso cabello blanco puro. Su armadura era impresionante, parecía incluso más poderosa que las armaduras de grado divino.
De cierta forma, Momonga pudo ver un gran parecido a Albedo, aunque Albedo era más hermosa. Esto solo confirmó una cosa: su amigo era un verdadero enfermo y maestro del perfeccionismo.
Lujuria avanzó hasta llegar muy cerca de las escaleras, comenzó a descender poco a poco hacia el invasor.
Lujuria: Pensé que nunca iban a venir más jugadores a mi hogar, espero que al menos sirvas como distracción.
Dijo lujuria mientras miraba Momonga.
Momonga: Tal vez sea el último jugador que veas.
Había pasado más de un mes hasta que finalmente había derrotado a los siete pecados capitales. Su táctica siempre fue la misma: derrotar a uno, retirarse, reunir información y recursos, y luego enfrentar al siguiente Enemigo Mundial.
Al vencer a los siete pecados capitales, se sintió un poco decepcionado porque una vez más los desarrolladores se burlaron de él. Solo le ofrecieron un aumento en sus estadísticas y siguieron negándose a convertirlo en Enemigo Mundial.
Los desarrolladores sabían que convertir a un jugador en Enemigo Mundial era demasiado peligroso, ya que había sucedido antes y muchos jugadores se quejaron de que era injusto.
Lo único que calmo a Momonga fue que le dijeron que, si derrotaba al Devorador de Mundos, tal vez podrían darle el título de Enemigo Mundial. Esto molestó un poco a Momonga, pero al final lo aceptó.