Mo Qishen empujaba su bicicleta con una mano, mientras con la otra no podía evitar despeinarle el cabello, —No necesitas agradecerme.
Al ver que Ni Yang no mostraba signos de disgusto, Mo Qishen, tomando coraje, le despeinó el cabello de nuevo.
Suave y esponjoso, como un pequeño gatito.
Finalmente capaz de tocar la cabeza de su esposa, Mo Qishen entrecerró sus ojos satisfecho.
Al llegar a la bifurcación del camino, Mo Qishen se detuvo, —Yangyang, te dejo aquí. Regresa rápido, está muy oscuro y es peligroso para una chica como tú.
Ni Yang asintió, —Entonces Hermano Mo, me voy primero.
Mo Qishen le hizo un gesto con la mano, —Adelante.
Observando la figura que se alejaba de Ni Yang, Mo Qishen sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió lentamente. La pequeña es realmente capaz, lo había estado volviendo loco todo el tiempo.
Un día sin verla se siente como una locura.
Hoy en día, cada minuto sin ella se siente de la misma manera para él.
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