—Oh... en realidad eres bastante amable, gracias —Rong Shengsheng sonrió torpemente y, bajo la mirada atenta de Li Hanxian, fue al baño.
En el baño, se apoyó contra la pared, muy ansiosa.
¿Qué debería hacer ahora?
Una mujer de mediana edad entró, gritando a todo pulmón:
—¿Quién es Rong Shengsheng? Alguien me pidió que te trajera una toalla sanitaria, ¿dónde estás?
Los pensamientos de Rong Shengsheng se interrumpieron, y ella salió de la esquina:
—Esa soy yo, gracias.
—Ese hombre parado en la puerta debe ser tu esposo, ¿verdad? Es alto y guapo, además es tan considerado de comprar toallas sanitarias para ti, eres muy afortunada —frente a la envidia de la mujer de mediana edad, ella se sintió amarga por dentro—. Ese hombre no es mi esposo, no estoy familiarizada con él.
—¿No familiar? —La mujer de mediana edad obviamente no le creyó, pero no continuó preguntando porque... no era asunto suyo.
Rong Shengsheng abrazó la toalla sanitaria, agachándose en la esquina y suspirando.
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