Una invitación

Kace miró a Selene, la confusión se reflejaba en su rostro.

—¿A qué te refieres con actuar? —le preguntó.

Selene movió los pies, demostrando que no estaba herida mientras Kace la observaba, abriendo aún más los ojos.

—¿Qué demonios? —maldijo.

—No tengo nada malo en los pies. Vi a Michelle mirando mis zapatos antes cuando salí de mi camerino. No sabía que la había atrapado mirándolos, así que supuse que debió haber hecho algo con los zapatos —explicó Selene—. Así que solo fingí caer y los tacones se rompieron. Mi suposición fue correcta, ella sí manipuló los zapatos —agregó, apoyándose en el asiento del coche y suspirando fuerte.

Mientras tanto, Kace todavía no había digerido todo lo que Selene acababa de decirle.

Estaba preocupado de que Xavier lo fuera a matar porque no pudo proteger a Selene de los juegos de Michelle. Pero después de escuchar a Selene, suspiró aún más fuerte, apoyándose también en el asiento del coche.

—Me asustaste mucho, Selene —murmuró.