Todos los compradores adinerados estaban aquí por este ginseng, cada uno con su propio precio de oferta preestablecido en mente.
Por debajo de los cien millones, la competencia era bastante feroz.
Tú elevas la oferta en un millón, y él inmediatamente lo sigue.
Los magnates en las primeras filas aún no habían hecho sus movimientos; ofertar en este momento sería simplemente un desperdicio de su aliento.
Una vez que el precio se disparó a cien millones, las llamadas para ofertas en la sala claramente se calmaron, ya no tan ruidosas como antes.
Cien millones, no como inversión, sino para comprar una raíz de ginseng.
Incluso para Lin Yingying, cuya fortuna estaba en las decenas de miles de millones, tal compra requería una cuidadosa consideración.
Después de todo, gran parte de ese patrimonio provenía de préstamos bancarios.
Si realmente comienzas a calcular, no había ni una sola persona rica presente que pudiera sacar fácilmente cien millones en efectivo.
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