La verdad sobre Luo Luo (1)

—¿En serio? ¿Conducir sin cinturón de seguridad puesto? Me sorprende que todavía pueda hablar contigo ahora mismo —Tang Moyu le disparó a Feng Tianyi en cuanto se acomodó en el asiento del pasajero junto a ella mientras conducía de regreso al Jardín de Durazno en Flor.

El diablo a su lado tarareó y apartó la mirada avergonzado. Realmente era un idiota por no hacerse el hábito de abrocharse el cinturón. Sí, sabía que era su culpa y solo podía culparse a sí mismo por la severidad de las lesiones que sufrió después del accidente.

—Supongo que tengo mucha suerte —admitió—. Si hubiera muerto en ese entonces, quizás no podría encontrarme con tus gemelos y contigo en esta vida.

Tang Moyu le echó una mirada de reojo y frunció el ceño.

—¡No te atrevas a cambiar de tema, Feng Tianyi! —le siseó—. ¿Cómo podía actuar con tanta imprudencia? ¿Estabas conduciendo borracho cuando ocurrió?