Sin dejar una salida a su rival de amor

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Liu Yiming dejó clara su postura. Todos se adelantaron para elegir sus bebidas y pasteles favoritos.

Chen Song rápidamente tomó la parte de Shi Qian.

—Señorita Shi, el Presidente Fu lo consiguió especialmente para usted —dijo Chen Song.

Shi Qian tomó el documento y fue a buscar una taza de café antes de caminar en dirección de Liu Yiming.

Liu Yiming estaba sentado en una silla y miraba la pantalla del ordenador. Era evidente que no estaba de buen humor.

—Mayor, tome una taza de café —Shi Qian entregó el café y se sentó al lado de Liu Yiming.

Liu Yiming lo tomó y lo colocó en la mesa.

La imagen de Shi Qian y Fu Sinian en el coche pasó por su mente.

—Mayor, lo siento. No sabía que el Joven Maestro Fu vendría. Le diré que no vuelva más —dijo Shi Qian disculpándose.

—Shi Qian, ¿te gusta el Sr. Fu? Creo que él... —Liu Yiming dudó.

Chen Song estaba parado no muy lejos. Cuando escuchó esto, inmediatamente aguzó el oído para escuchar a escondidas.