Es él...

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Li Qiao Hong, que estaba sentada a su lado, tenía el cabello ligeramente grasiento y llevaba un viejo vestido gris. Se veía muy angustiada y no dejaba de bajar la cabeza para secarse las lágrimas —Realmente no esperaba que Han Xianyu fuera ese tipo de persona. En realidad, personalmente entregué a mi hija en manos de ese bastardo…

Ambos eran solo gente común en el escalón más bajo de la sociedad; vivían en la pobreza, llevaban vidas difíciles, sin embargo, esto les sucedió. Cuando aparecieron por primera vez en los medios, muchos expresaron simpatía por lo que habían pasado y naturalmente, muchas más personas maldijeron a Han Xianyu.

En el apartamento, Fei Yang observaba cómo la pareja fingía descaradamente ser digna de lástima. Estaba a punto de explotar de ira. No podía imaginar cómo se sentiría Han Xianyu al ver esta escena.

—Xianyu, ¿estás bien...? —preguntó Fei Yang preocupado.