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Si Cheng miró la lágrima que corría desde la esquina del ojo de Tan Si y sonrió ligeramente. —No hace falta. Yo me encargo. Solo espera tranquilamente mis noticias.

Al ver esto, Tan Si ya no pudo apresurarlo más. Solo podía consolarse en su corazón. Al menos Si Cheng todavía planeaba divorciarse. Al final, asintió obedientemente e invitó:

—Si Cheng, Papá y Mamá dijeron que hace tiempo que no te ven. Quieren invitarte a mi casa a comer esta semana.

Ya que el divorcio se había pospuesto, era bueno ir a la familia Tan primero para consolar a Tan Si y así evitar que esta mujer tonta le causara problemas por todos lados. Si Cheng aceptó de inmediato. —Está bien, hagámoslo pasado mañana, el domingo.

Los dos estaban sonriendo mientras se miraban a los ojos. Si alguien que no supiera mejor viera esto, pensarían que eran una pareja con sentimientos profundos el uno por el otro.