Capitulo 13

Con el paso de las semanas, Isabella y Alejandro continuaron trabajando en la reconstrucción de su matrimonio. Cada día era una oportunidad para fortalecer su vínculo, para sanar las heridas y aprender a confiar nuevamente el uno en el otro.

Una mañana tranquila, Isabella se despertó temprano y salió al jardín antes del amanecer. Las flores aún cubiertas de rocío brillaban bajo la luz pálida de la luna, y el aire fresco del amanecer la envolvía en una sensación de paz.

Mientras caminaba por el jardín, vio a Alejandro sentado en el banco cerca de la fuente, perdido en sus pensamientos. Se acercó a él con pasos tranquilos y se sentó a su lado.

—¿Qué haces despierto tan temprano? —preguntó Isabella con una sonrisa suave.

Alejandro se volvió hacia ella, sus ojos oscuros reflejando la serenidad matutina.

—Solo pensando. Pensando en todo lo que hemos pasado y en lo que significa para nosotros.

Isabella asintió, sintiendo una conexión profunda con él en ese momento tranquilo.

—Ha sido un camino difícil, pero siento que estamos más fuertes ahora. Como si estuviéramos reconstruyendo nuestro compromiso sobre cimientos más sólidos.

Alejandro tomó su mano con ternura, entrelazando sus dedos con los de ella.

—Eso es exactamente lo que siento, Isabella. Cada día que pasa, me siento más agradecido de tenerte a mi lado.

Isabella miró al cielo, donde el sol comenzaba a elevarse lentamente sobre el horizonte.

—A veces pienso en cómo las cosas podrían haber sido diferentes si hubiéramos tomado decisiones diferentes. Pero luego recuerdo que todo lo que hemos pasado nos ha llevado a este momento.

Alejandro asintió, su expresión suave y comprensiva.

—Estoy agradecido por cada momento contigo, incluso los difíciles. Nos han enseñado tanto sobre nosotros mismos y sobre lo que realmente importa en la vida.

Juntos, se sentaron en silencio por un tiempo, absorbiendo la tranquilidad del amanecer y la paz que habían encontrado en su mutuo compromiso de seguir adelante juntos. En ese momento, Isabella supo que habían pasado la prueba más difícil de su relación y que, con amor y perseverancia, podían enfrentar cualquier desafío que el futuro les presentara.

Esa tarde, celebraron su renacimiento con una cena íntima bajo las estrellas, recordando las lecciones aprendidas y mirando hacia adelante con esperanza renovada. Sabían que el camino no sería siempre fácil, pero mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier adversidad con fuerza y unidad.