LA IRA (2)

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Al principio, Tony quiso hacerlo como si fuera solo una cosa de una vez, un error que no debería haber cometido, como si fuera solo un solo momento de su debilidad, pero entonces lo que Amanecer dijo a continuación le hizo darse cuenta de que ella lo sabía todo.

—¿Qué quieres decir? —Tony se aferraba a su última esperanza de que podría salir del apuro hablando, pero Amanecer no aceptaba nada de eso.

—Me pregunto si me trataste mal porque no podías soportar verme, ya que me parezco mucho a mi madre, o no podías mirarme porque cada vez que lo hacías, veías el rostro de la mujer a la que traicionaste, ¿cuál es, padre?

Tony estaba sin palabras. Quería acercarse a su hija, diciéndole lo arrepentido que estaba y que lamentaba todo.